Alfonsina Storni

Alfonsina Storni

   Alfonsina Storni Martignoni, vivió los últimos años de su vida atemorizada por la muerte, con salidas cada vez menos frecuentes a la calle. Todos sabemos lo que le pasó a Alfonsina. Su vida dejó de tener sentido, porque la terapia era demasiado dolorosa, a pesar de que los médicos daban esperanzas. Optó por el mismo final que su amigo Horacio Quiroga, pobre Alfonsina. Horacio se había matado en el 36, y Alfonsina entonces escribió aquello de… morir como tú, Horacio, en tus cabales, / y así como en tus cuentos, no está mal (…)

   No tuvo el suficiente valor para seguir viviendo, a pesar de que otras personas en su misma situación lucharon y luchan hasta el último momento, agarrándose al último resquicio de vida, como un trozo de madera al pie de un naufragio.

   Alfonsina Storni, su cuerpo fue encontrado el 25 de octubre de 1938 en la playa de La Perla, en Mar del Plata. No tuvo el coraje de vivir y se arrojó a las olas.

   Así es como nace una de las canciones más hermosas que se han escuchado jamás. Destacan especialmente las versiones de Mercedes Sosa y de Andrés Calamaro, que incluye la deliciosa «Zamba de mi esperanza». Aquí dejo la desde luego no desdeñable versión de Soledad Bravo.

Alfonsina y el mar – Soledad Bravo

ALFONSINA Y EL MAR

Por la blanca arena que lame el mar

su pequeña huella no vuelve más,

un sendero solo de pena y silencio

llegó hasta el agua profunda,

un sendero solo de penas mudas

llegó hasta la espuma.

Sabe Dios qué angustia te acompañó,

qué dolores viejos calló tu voz,

para recostarte arrullada en el canto

de las caracolas marinas,

la canción que canta en el fondo oscuro

del mar la caracola.

Te vas Alfonsina con tu soledad,

¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?

una voz antigua de viento y de sal

te requiebra el alma y la está llamando,

y te vas hacia allá como en sueños,

dormida, Alfonsina, vestida de mar.

Cinco sirenitas te llevarán

por caminos de algas y de coral

y fosforescentes caballos marinos

harán una ronda a tu lado,

y los habitantes del agua van a jugar

pronto a tu lado.

Bájame la lámpara un poco más,

déjame que duerma, nodriza, en paz

y si llama él no le digas que estoy,

dile que Alfonsina no vuelve,

y si llama él no le digas nunca que estoy

di que me he ido.

Te vas Alfonsina con tu soledad…

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