Cesare Pavese

Cesare Pavese

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos

esta muerte que nos acompaña

desde el alba a la noche, insomne,

sorda, como un viejo remordimiento

o un absurdo defecto. Tus ojos

serán una palabra inútil,

un grito callado, un silencio.

Así los ves cada mañana

cuando sola te inclinas

ante el espejo. Oh, cara esperanza,

aquel día sabremos, también,

que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Será como dejar un vicio,

como ver en el espejo

asomar un rostro muerto,

como escuchar un labio ya cerrado.

Mudos, descenderemos al abismo.

   Cesare Pavese

   Siempre llamó mi atención la representación clásica de la muerte, esa que nos muestra constantemente las distintas variantes del viejo tema de las Danzas de la Muerte, con su capulla negra, sus ojos oscuros y profundos y su guadaña afilada, que sirve para cortar el hilo de la vida -¿no es curioso que sea un hilo lo que sostenga la vida?-. Pero imagino que cuando una pobre alma ve acercarse a un tipo vestido de negro con un arma blanca en las manos echa a correr, aunque la vida es ese continuo correr delante de la muerte, hasta que agotados nos dejamos alcanzar. Sin embargo, no me parece lógico que sea la muerte la que venga a buscarnos, o que nos espere al final del camino, como la mar de Manrique.

   Según Cesare Pavese la muerte siempre ha estado ahí, porque va dentro de nosotros, porque forma parte de nosotros, porque somos nosotros. No hay que imaginarse a ese tipo siniestro, simplemente hay que mirarse al espejo, y veremos la muerte en todo su esplender. Tendrá tus ojos, pero hasta que no venga no sabrás reconocerla. Todo y nada en una misma persona, muerte y vida, la batalla de sombras y esperanzas que decía en uno de mis poemas. Es una muerte distinta e indivual para cada uno, la muerte del espejo, que lucha con la vida, hasta la caída final como en una pieza charlieparkiana, ese descensus ad inferos. Pero nada viene a buscarnos, porque siempre estuvo ahí.

   ¿Nunca la viste? Acerca tus ojos al espejo tanto que casi toquen la superficie de cristal, y después observa detenidamente. Ahí está, pero no pierdas la esperanza, porque junto a ella está la vida. ¿No ves esa pequeña mancha apenas imperceptible que tiene forma de paloma en fuga? Tal vez esa sea la muerte, ese punto difuso que va creciendo con tentáculos invisibles. Sea como fuere, ahí está. No es necesario buscarla fuera, porque nosotros somos la muerte, al igual que somos la vida, el alfa y el omega.

   Por cierto, Cesare Pavese se acabó suicidando. Me pregunto si aquellos que se suicidan no llevan la muerte más adentro que los demás…

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