Como contestación a los puercoespines de Schopenhauer Cernuda escribió la introducción a Ocnos. Para Cernuda esa necesidad de calor es necesidad de compartir el frío entre varias personas, es decir, el amor. Esa concepción más positiva de las relaciones humanas choca con su lirismo elegíaco. En la experiencia amorosa de Cernuda las espinas son los recuerdos del olvido: de cómo el amante recuerda el olvido del amado.
Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.
¿Qué queda de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido. Y menos mal cuando no lo punza la sombra de aquellas espinas; de aquellas espinas, ya sabéis.
Las siguientes páginas son el recuerdo de un olvido.
Cernuda, Ocnos, 1942
Enhorabuena, Maestro!