El Satiricón de Petronio

El Satiricón de Petronio

    Nada seguro se sabe sobre la vida de Petronio, aunque se suele identificar con un autor contemporáneo a Nerón que menciona Tácito. El Petronio del que habla Tácito era un vividor elegante, delicado y despreocupado, que pertenecía al círculo de amigos más cercano a Nerón, aspecto no de poca importancia, como más adelante quedará resaltado. Pero no se llega a un acuerdo sobre si éste es el autor del Satiricón, obra de la que, por otra parte, únicamente se han conservado algunos fragmentos, algunos de ellos aislados, y otros con una cierta unidad temática.

   A pesar de conservarse únicamente fragmentos, se considera, junto a El asno de oro de Apuleyo, como obra iniciadora de la novela latina. La obra se divide en tres partes claramente diferenciadas, que probablemente pudieron corresponderse con tres de los libros de la obra originaria. Estas partes son las siguientes:

   1. Ascilto desde el fragmento I al fragmento XXVI

   2. La cena de Trimalción desde el fragmento XXVII al fragmento LXXVIII

   3. Eumolpo desde el fragmento LXXIX al fragmento CXLI

   Estas tres partes mantienen una cierta independencia, aunque tienen un elemento de unión común que es la presencia del protagonista Encolpio y de su amante Gitón, a pesar de que en la segunda parte su presencia es muy tenue y sólo puntual: la presencia de Encolpio en la cena de Trimalción sólo sirve para constatar los hechos que ocurren, como un mero testigo que sirve de narrador, pero el verdadero protagonista de esta parte es, sin lugar a dudas, Trimalción. En la primera y en la tercera parte Encolpio sí toma un verdadero protagonismo, creándose entre ambas partes una serie de situaciones paralelas que estructuran la obra y que tienen la cena de Trimalción como eje.

   Ambas partes, la primera y la tercera, se organizan en torno a un conflicto amoroso: en la primera parte sería el trío Encolpio-Gitón-Ascilto y en la tercera parte Encolpio-Gitón-Eumolpo. Las situaciones son paralelas, ya que en ambos casos el conflicto se produce debido a los celos que Encolpio siente hacia su amante Gitón, que le llevan a enfrentrarse a sus amigos Ascilto y a Eumolpo en cada caso. El conflicto con Ascilto no llega a resolverse del todo en la primera parte y se extiende hasta la tercera. No consigue resolverse sino con la enemistad de Encolpio y Ascilto, mientras que en la tercera parte el trío Encolpio-Gitón-Eumolpo consigue convivir en paz.

     Pero la parte considerada como más importante unánimemente por la crítica es la cena de Trimalción. Petronio describe en este episodio la fastuosa cena que lleva a cabo Trimalción, un nuevo rico, en un ambiente festivo, decadente e incluso inmoral, que lleva a abrumar al lector por su frivolidad. Sorprende por ejemplo le exclamación que hace mientras juega con un esqueleto de plata:

     «¡Ay! ¡Pobres de nosotros! ¡Qué poquita cosa es el hombre! ¡He aquí en qué pararemos todos nosotros cuando el Orco se nos lleve! ¡A vivir pues, mientras tengamos salud!»

Teniendo en cuenta el contexto en el que se sitúa este comentario, Trimalción hace una invitación a disfrutar de la vida hasta sus últimas consecuencias, sin deternerse a juzgar comportamientos inmorales o poco lícitos. Frente a la muerte, el único consuelo es disfrutar de la vida al máximo. Y en esto consiste la cena: es una forma de esconder el temor a morir, debajo de una cinismo descarado que lleva a Trimalción a simular su propio funeral, en el colmo de la frivolización.

Esta cena hay que situarla dentro del contexto de la obra, de sus intenciones satíricas y críticas con respecto a la sociedad de Petronio, y del círculo formado en torno de Nerón. Interpretando la cena en esta clave se puede llegar a la conclusión de que Trimalción es el propio Nerón, lo cual se corresponde perfectamente con la información que nos proporciona Tácito, ya que menciona un libro satírico que habría escrito Petronio censurando al emperador Nerón. La crítica al cinismo y a la inmoralidad de Nerón se hace entonces patente.

Esta crítica se extiende a diversos aspectos de la sociedad del momento, desde la crítica a la oratoria vacía con que se abre la obra hasta la crítica final de la ambición del momento, expresada con un gran sentido del humor mediante los cazadores de herencias.

El humor una constante a lo largo de toda la obra, ya sea en estos cazadores de herencias, o en la batalla campal que se organiza en el barco cuando Encolpio y Gitón son reconocidos por Licas y Trifaina, sus anteriores amos, de los cuales habían huido. También se manifiesta en las pesadas disertaciones poéticas que lleva a cabo Eumolpo, y en el menosprecio general que la sociedad siente por la poesía, que llega al extremo de arrojar piedras contra el poeta Eumolpo; o también se muestra cuando el servidor «Trincha» corta los pollos, en la descripción del ambicioso personaje de Fortunata, esposa de Trimalción.

La obra de Petronio se caracteriza por su realismo. Deja a un lado todo tipo de idealismos y retrata con toda crudeza la sociedad aristocrática a la que el propio Petronio pertenecía y en la cual participaba. Por eso en su obra no hay lugar para conceptos abstractos como el amor, sino que únicamente aparece el sexo, en su sentido más puramente animal. Así hay que considerar la relación entre Encolpio y Gitón, y los celos del primero cuando algún otro personaje intenta acercarse a Gitón. Hay que tener en cuenta además que Gitón es un muchacho, por lo que la pederastia está muy presente en la obra, siempre como reflejo de lo que estaba ocurriendo en la sociedad del momento. El hecho de que haya sexo entre ambos personajes los separa tajantemente del idealismo amoroso que podía sentir por ejemplo Catulo hacia el pequeño Juvencio.

El estilo de Petronio además se adapta perfectamente a las situaciones que toca en cada momento. No es homogéneo a lo largo de toda la obra, y el supuesto «latín vulgar» del que a veces hace gala siempre es en boca de sus personajes. Se puede decir que Petronio es el primer autor que consigue una correspondencia entre estilos y situaciones dentro de la obra: a pesar de que su forma de narrar es elegante, cuando los personajes hablan el estilo se vuelve más «vulgar», adecuando la forma de hablar a los personajes. Esto forma parte del realismo que Petronio consigue alcanzar dentro de su obra.

Es cierto que la influencia de Petronio sobre la literatura española es escasa, sobre todo si se compara con la influencia que ha supuesto Apuleyo, enormemente superior. Pero no habría que llegar a los extremos de Menéndez Pelayo de considerar la influencia de la obra prácticamente nula. No hay sino que pensar que la obra es un referente más, dentro de los muchos que tiene, para un escritor tan importante como Cervantes. Pero tal vez debido al mal estado en que se ha conservado, de forma tan fragmentaria, no se ha podido difundir hasta que una labor crítica no ha dado la forma adecuada al texto.

     Bibliografía:

   Lisardo Rubio Fernández (introducción, traducción y notas de), El Satiricón. Petronio, Madrid, Editorial Gredos, 1984.

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