Juan de Mairena

Juan de Mairena

    Vosotros debéis amar y respetar a vuestros maestros, a cuantos de buena fe ya se interesan por vuestra formación espiritual. Pero para juzgar si su labor fue más o menos acertada debéis esperar mucho tiempo, acaso toda la vida, y dejar que el juicio lo formulen vuestros descendientes. Yo os confieso que he sido ingrato alguna vez –y harto me pesa- con mis maestros, por no tener presente que en nuestro mundo interior hay algo de ruleta en movimiento, indiferente a las posturas del paño, y que mientras gira la rueda, y rueda la bola que nuestros maestros lanzaron en ella un poco al azar, nada sabemos de pérdida o ganancia, de éxito o de fracaso.

   Antonio Machado, Juan de Mairena, Madrid, Cátedra, 2003.

Lo único que me queda por apostillar del texto de Machado es que en muchas ocasiones la buena fe no es suficiente, aunque es un comienzo. Si existe perspectiva no está de más reflexionar sobre los profesores que se han cruzado por nuestras vidas, para descubrir que, tal vez, después de todo, algo nos enseñaron. Tal vez, y seguramente, nadie les dio las gracias.

   Es una pena que los conocimientos no se puedan pesar ni tasar. Quizá daría menos la sensación de estar vendiendo aire.

Comentarios

comentarios