El mundo de las bitácoras va abriéndose camino poco a poco en los medios literarios más tradicionales, las revistas de toda la vida, como demuestra el artículo titulado “Blogs: las nuevas tertulias literarias” que Vicente Luis Mora ha dedicado al tema en el Mercurio de febrero. Aunque todavía existe una cierta reticencia a identificar el medio digital con un panorama representativo del mundo literario, algo que suscribe el artículo y en lo que estoy inevitablemente de acuerdo, Vicente Luis Mora pone de manifiesto algunas de las ventajas más significativas del uso de este medio. Su comparación, quizá algo atrevida, de las bitácoras con las antiguas tertulias de principios del siglo XX, al más puro estilo café Pombo, demuestra el óptimismo en esta herramienta que ha abierto y mejorado la comunicación entre todos los participantes de la actividad literaria, ya sean escritores, lectores o críticos.
Con lo que no me es posible estar de acuerdo con Vicente Luis Mora es ese fetichismo del que habla por parte del escritor hacia la letra impresa en papel. Independientemente del valor sugestivo del libro, debido a su relevante papel a lo largo de la historia de la Humanidad, no es posible comparar este objeto con una bitácora, ya no por cuestiones de calidad sino porque en una gran parte de los casos el lector de bitácoras no es equiparable al lector de libros, ni tampoco puede existir una equivalencia entre el número de visitas recibidas y el número de ejemplares vendidos. Dice Vicente Luis Mora, de forma algo inocente, que a través de la bitácora recibe más lectores que los que puede obtener mediante una edición tradicional. El error en el que cae es el de identificar una simple visita con un lector real, cuando lo cierto es que una visita no ofrece ningún tipo de garantías. Recientemente he sobrepasado las cien mil visitas pero jamás se me ocurriría pensar que he tenido cien mil lectores. La inmensa mayoría de visitas llega a través de google buscando algún contenido concreto y se marcharán después de no encontrar lo que buscaban o justo después de haberlo encontrado. Los lectores de google no tienen ni pueden tener la fidelidad de los lectores de libros, que afrontan la lectura como una actividad consciente y voluntaria.
Publicar en papel no puede ser simplemente un fetiche. Más bien es la búsqueda por parte de escritores de alcanzar un público fiel que garantice la memoria de lo escrito a las generaciones futuras.
Sobre este tema publicó un libro interesante un francés que vive en Japón, Patrick Rebollar, «Les Salons littéraires sont dans l’internet», discutiendo cosas como la ética de la conversación, la participación, la fidelidad que dices… etc. Aunque iba más propiamente sobre listas de distribución de correo electrónico que sobre blogs, que por entonces aún estaban por despegar.
Y, bueno, un blog no es un libro, y no tiene algunas de sus ventajas, pero a cambio tiene muchas otras posibilidades que los libros no querrían para sí, porque escapan al horizonte de su régimen comunicativo.
Básicamente de acuerdo con todo, Santino.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo contigo, Santino. Yo más bien veo dos medios distintos: libro, blog. Ambos no se oponen ni se parecen, simplemente son medios distintos que pueden perfectamente convivir. El blog es más puntual, se parece más a las revistas, suplementos. El libro es más a largo plazo. Todo escritor quiere publicar en libro. El libro es un objeto importante por lo que supone. Ya no sólo por su contenido, sino también como objeto estético. No creo que ninguno de los dos vaya a sustituir al otro porque son distintos medios, complementarios si cabe.
Un abrazo
Santino, tiene usted uno de los mejores blogs que me he encontrado en la red. Muchas felicidades.
El blog, y lo que salga de internet, ya casi ha sustituido a la tertulia, el libro de ensayo, el articulismo, la columna de opinión y otros géneros afines, pero no al libro-narración o la novela, que apetecen un contacto más amoroso por parte del lector.
Lo muy próximo será el libro electrónico, sea en pda u otro chisme, y también será bienvenido. Afortunadamente hay más lectores que buscan el contenido que el gustoso tacto del papel, que tiene su encanto; pero más encanto tiene pagar por lo escrito y no por el árbol del que sale el papel, la imprenta, el transporte y la estantería. Yo sí creo que el medio electrónico va a sustituir al papel, y cuanto antes sea mejor para todos.
Esto del blog tiene otra tremenda ventaja, y es que gente que nunca podría publicar en los papeles, se encuentra con una facilidad tremenda para hacerlo. Luego unos se leen y otros no, unos quedan y otros desaparecen, pero ya no es necesario tener una fama (o un pedigrí) para divulgar un escrito.
Si acaso, el mayor problema viene siendo separar el grano de la paja.
Ah, me olvidaba: y lo próximo en caer será la prensa tal como la concebimos desde hace años.
¿Has leído «Ora-Cle» de Kevin O’Donnell Jr.?
Muchas gracias, Raúl.
Oz, no voy a negar que yo mismo soy el primero que utiliza la PDA para leer libros, porque tiene una gran cantidad de ventajas que el formato de papel no ofrece. Además de la comodidad de poder leer en cualquier momento sin tener que cargar con un libro a todas partes, te permite llevar decenas de libros en el bolsillo, encontrar algo concreto fácilmente o acceder a infinidad de libros gratuitos (no siempre en las mejores ediciones). Sin embargo, la facilidad para publicar no lo veo necesariamente como una ventaja. Separar el grano de la paja es algo que siempre ha ocurrido en todas las épocas, pero parece que hoy en día se ha convertido en una labor inabarcable.
No conozco la obra que mencionas, pero no dudo en el cambio de la prensa. Es algo que ya se está viendo.
Un saludo a todos.