El País

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   Hace ya una semana que ando buscando la supuesta globalidad de El País y no consigo encontrarla por ninguna parte, o cuanto menos no la veo donde no la haya habido siempre. Quizá sea porque soy de los de pueblo de toda la vida, y mi espíritu regionalista me impide percibir la magnitud de los cambios pero tengo la ligera sospecha de que se ha intentado vender la moto con una de esas palabras tan llenas de talante. Dejando a un lado el periódico de mi barrio, humilde pero digno, el concepto de periódico lleva implícito lo global, que según el DRAE significa «referente al planeta o globo terráqueo». ¿Acaso no es eso lo que han procurado todos los periódicos de tirada nacional con mayor o menor éxito?

   Se había anunciado a bombo y platillo un cambio en el concepto de informar, haciéndolo más acorde con los nuevos tiempos, y en lugar de eso se presentan los cambios más convencionales: tipografía, maquetación y distribución. No han sabido estar a la altura de las expectativas que han creado, ni siquiera en la página web, donde los cambios también han sido anecdóticos ─y éste era el lugar que precisamente se prestaba a un cambio de imagen radical─.

   De todos modos, lo global se ha convertido en la bandera del periódico, debajo del título. Tal vez sea causa de un miedo desmesurado a los cambios, pero personalmente me sentía más satisfecho con el anterior lema. Porque diario tiene un sabor como a vino añejo que no tiene la palabra periódico; porque independiente es ─o era─ esa condición utópica que debería servir de brújula al periodismo, y nunca está de más recordarla diariamente para tranquilidad de los lectores; y porque a fin de cuentas de la mañana es algo menos obvio que en español.

   Por otra parte, también puede ser que yo esté equivocado, claro. En ese caso diría que toda la globalidad del periódico está en la tilde de País. Por algo será el cambio que más salta a la vista.

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