Pensar que Gregorio Samsa se convirtió en una cucaracha en La metamorfosis es un error bastante habitual. Lo cierto es, como dice Jorge Gómez, que «la palabra “cucaracha” no aparece explícitamente en ninguna parte en La metamorfosis». En realidad Kafka lo define como un «monstruoso insecto» y lo describe de la siguiente forma: «Hallábase echado sobre el duro caparazón de su espalda y, al alzar un poco la cabeza, vio la figura convexa de su vientre oscuro, surcado por curvadas callosidades, cuya prominencia apenas si podia aguantar la colcha, que estaba visiblemente a punto de escurrirse hacia el suelo. Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en comparación del grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una agitación sin consistencia». Nabokov en un artículo titulado «Gregor Samsa» en su Curso de literatura europea hace un repaso de la descripción que se hace de Gregorio y llega a la conclusión de que es totalmente imposible de que el insecto sea una cucaracha ─de hecho lo único que tiene en común con las cucarachas es el color marrón─. Según Nabokov Gregorio estaría más cerca de ser un escarabajo que una cucaracha.
No sé si importa mucho la clase de insecto que sea Gregorio, pero hay célebres y celebrados ejemplos de esta equivocación, que sin duda ayudan a perpetuarla. Uno de ellos es el caso del microrrelato de Augusto Monterroso «La cucaracha soñadora». La idea de relacionar a Kafka y a los sueños y de plantear al autor soñando a los personajes y al mismo tiempo a los personajes soñando al autor no es nueva ni mucho menos. Recuerdo haberla leído en un poema de Borges, en el que los personajes se rebelaban contra su autor ─no sabría decirles si es anterior o posterior al texto de Monterroso─.
Ahora bien, si de lo que se trata es de buscar un antecedente, creo que no es difícil encontrarlo en el año 300 a. de C., en un breve texto que sorprende por su originalidad y por su profundidad filosófica, popularizado sobre todo gracias a Borges, que lo cita a menudo, y lo incluye en su Libro de los sueños. El texto, de Chuang Tzu, es el siguiente: « Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu». La diferencia entre ambos relatos se encuentra no sólo en el insecto utilizado, sino también en la estructura, que en el caso del viejo texto oriental es especular ─y por tanto infinito─ y en el de Monterroso tiene la estructura de muñecas rusas, introduciendo un sueño dentro de otro a través de la recursividad y de la subordinación.
Disfruten del microrrelato de Monterroso:
«Érase una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha.»
Augusto Monterroso, La Oveja Negra y demás fábulas.
Sin entrar en consideraciones psicoanaliticas sobre bichejos recuerdo ahora las ruinas circulares de Borges y claro las palabras del maestro, estamos hechos de la misma materia de los sueños, es posible que las cosas sean como las soñamos, es decir como las sentimos entonces? Tal vez Kafka se sentia un pobre y desvalido escarabajo.
Siento tan largo comentario y sin sentido.
Tu articulo es soberbio, un saludo.
Acaba de venirme a la mente una cita del propio Borges, del texto «Kafka y sus precursores». Más o menos viene a decir que cada escritor escoge a sus maestros, y que a su vez los modifica. Sin Kafka no leeríamos el Bartleby de Melville como lo leemos ahora. Kafka ha sido influído quizá por él, pero a su vez le ha cambiado.
Curiosamente, el mismo juicio funciona a la perfección con el ejemplo que has puesto.
Y yo, a mi vez, he relacionado a Chuang Tzu con el Atxolot de Cortázar.
La infinidad de las metamorfosis es bella, y muy sugerente.
Voy a pasarme de irónico con otra reflexión: ¿Es la literatura el sueño de los insectos a través de los siglos? ¿Crean sus autores sus obras, o éstas les crean a ellos?
Pasados tres mil años… ¿Quién podría decir (Borges, tal vez) que no es el relato oriental el que copia a Kafka?
Como lector, me siento a veces dolorido e indenfenso ante estas dudas en apariencia banales. Abren una grieta en el concepto de lectura, y me hacen sentir indefenso ante la inmensidad de la creación humana.
¡Sí, un artículo muy sugerente!
¡Saludos!
Tengo que darte la razón sin más, Javier C. El texto que citas de Borges es para mí uno de sus más deslumbrantes ensayos, y su contenido condiciona necesariamente a aquellos a quienes a cautivado a entender la creación artística y su percepción de una determinada manera.
La influencia está en los creadores, pero también en los espectadores. Los conocimientos individuales de cada uno influyen en la forma de concebir una obra de arte, por lo que la influencia se puede producir hacia atrás, desde un autor posterior a otro anterior. De esta forma se puede decir (porque de hecho se dice) que determinado autor, Chuang Tzu por ejemplo, es kafkiano.
Es imposible saber si es el autor quien crea a la obra o si es la obra la que crea al autor. Posiblemente se creen mutuamente
me parece que cada palabra tiene un significado!