Fernando Pessoa y Blade Runner

Fernando Pessoa y Blade Runner

  Al leer ese delicioso y profundamente lírico relato que es «Los últimos tres días de Fernando Pessoa», en el que Antonio Tabucchi, una de las máximas autoridades en el poeta portugués, describe en tono manriqueño los últimos momentos de Pessoa, su muerte tranquila y sosegada, la despedida de sus múltiples heterónimos, no exenta de fina ironía, no he podido evitar recordar aquella famosa frase del replicante Roy Batty que pasará eternamente a la historia del cine cuando dijo en Blade Runner aquello de:

   Yo he visto cosas que vosotros no creeríais… atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

   Recrea Tabucchi el monónolo final de Pessoa ─monónolo con António Mora─ de la siguiente manera:

   Es hora de dejar este teatro de imágenes que llamamos nuestra vida, si supiera las cosas que he visto con los anteojos del alma, he visto los contrafuertes de Orión, allí arriba en el espacio infinito, he caminado con estos pies terrestres por la Cruz del Sur, he atravesado noches infinitas como un cometa luciente, los espacios intelestelares de la imaginación, la voluptuosidad y el miedo, y he sido hombre, mujer, anciano, niña, he sido las multitudes de las grandes avenidas de las capitales de Occidente, he sido el plácido Buda de Oriente de quien envidiamos la calma y la sabiduría, he sido yo mismo y los otros, todos los otros que podía ser, he conocido honores y deshonores, entusiasmos y desalientos, he cruzado ríos e inaccesibles montañas, he mirado plácidos rebaños y he recibido en la cabeza el sol y la lluvia, he sido una hembra en celo, he sido el gato que juega en la calle, he sido el sol y la luna, y todo porque la vida no basta. Pero ahora basta, mi querido António Mora, vivir mi vida ha sido vivir miles de vidas, estoy cansado, mi vela se ha consumido.

   Aparte de las semejanzas más evidentes, la referencia a Orión, el uso de la forma verbal «he visto», el tono elegíaco y la situación a las puertas de la muerte, el texto de Blanne Runner es más espectacular, como un fuego de artificio, pero el de Tabucchi, por la voz de Pessoa, es más profundo e inquietante. En pocas líneas se expone la filosofía de Pessoa, la cuestión de la identidad y la necesidad de usar heterónimos. La idea, bastante borgiana, es que quien ha sido un hombre ha sido todos los hombres, el que ha vivido ha sido vida, ha sido todo lo vivo.

   Pero no sé si me interesa tanto el texto en sí como el procedimiento mental por el cual una sola página consigue que dos puntos completamente inconexos queden enlazados con una solidez no más pequeña que la que une, por ejemplo, a Kafka con todo lo kafkiano.

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