Federico García Lorca

Federico García Lorca

   En 1931 Lorca escribiría Así que pasen cinco años, uno de sus dramas tradicionalmente clasificados como irrepresentables, debido al carácter fuertemente simbólico y surrealista de la trama. Al final de esta obra, que gira en torno al miedo a la muerte, el joven protagonista es asesinado de un disparo. Cinco años después Lorca moría asesinado de un disparo, cerrando una especie de ciclo premonitorio que se abre con el título de este drama.

   Ahora, 78 años después, el poder profético de Lorca sigue conmocionando al mundo. Saber que iban a excavar en la fosa de Alfacar me produjo un sentimiento cruzado. Pero con la noticia de que los restos de Lorca no están en la fosa ―muy a pesar de Ian Gibson― se me han puesto los vellos de punta al recordar unos versos de Poeta en Nueva York, concretamente el final del poema «Fábula y rueda de los tres amigos». E incluso alguno habrá creído que ficciones como las de Fernando Marías en La luz prodigiosa son reales.

   Aquí les dejo el trozo en cuestión. Personalmente no puedo comentar más, esta vez me he quedado sin palabras.

   […] Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.

Federico García Lorca, Poeta en Nueva York

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