Perdidos

Perdidos

   Desde hace unos cuatro años soy algo más que un seguidor incondicional de Perdidos. Más que eso, estoy absolutamente obsesionado con esta serie que posiblemente sea la mejor que se haya hecho jamás. Cuatro años en los que no le he dedicado ni una sola palabra. Sin embargo, al ver el anuncio que Cuatro ha lanzado para promocionar la sexta y última temporada no puedo dejar de comentarlo, por lo menos desde un punto de vista más personal que estético.

   La primera vez que vi esta joya del lenguaje publicitario, con canción de Radiohead («Everything in it’s right place») y una cuidadísima selección de imágenes, me pareció de lo más borgiano que había visto nunca en televisión. Y efectivamente no me equivoqué. El texto pertenece a un poema de Omar Jayyam, uno de los sabios más importante entre los siglos XI y XII, además de poeta.

   Pues bien, Borges hace numerosas referencias a Omar ―otro Borges a su manera― a lo largo de toda su obra. Aunque la que me vino a la cabeza al ver el anuncio era una muy concreta. En el segundo soneto del poema «Ajedrez» Borges hace una mención directa a Omar y a un pasaje concreto de su poema cuando dice «También el jugador es prisionero / (la sentencia es de Omar) de otro tablero / de negras noches y blancos días». Además, el sentido de ambos poemas es similar: existe algo superior a Dios, bien un destino en el caso de Omar, bien otro Dios que empieza la trama en el de Borges.

   No es la primera vez que se hace una referencia indirectamente borgiana. Célebre es ya la escena en la que Sawyer, uno de los protagonistas y el gran lector de la serie, aparece con La invención de Morel de Bioy Casares en las manos. Un guiño que enlaza dos tramas, ambas aparentemente inexplicables, pero que tanto Borges en su prólogo a Bioy Casares como los guionistas de Perdidos han confirmado que se resuelven de forma lógica. Fantástica pero lógica.

   Enigmas insolubles y chestertonianos, laberintos, metafísicas del tiempo o dobles son algunos de los temas recurrentes en esta serie que estoy seguro de que hubiera hecho las delicias de Borges si la hubiera conocido.

   En fin, la partida acaba para todos aquellos que alguna vez perdimos la cabeza por Perdidos. La vida ya no será la misma.

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