Viñeta de Forges

Viñeta de Forges

    La expresión «educación universal y gratuita» está cargada de buenas intenciones, pero no sólo de buenas intenciones vive el sistema educativo y lo cierto es que una buena educación pública gratuita es tremendamente cara. No hay ningún truco: para que las familias no paguen nada otros tienen que asumir asumirlo todo. Y lo cierto es que en tiempos de crisis, con recortes por valor de 3000 millones de euros, esos otros no parecen dispuestos ni a asumir lo asumible. Las familias no pagan, las autoridades competentes no pagan, nadie paga, pero a pesar de todo la educación sigue siendo gratuita para todos. ¿Cuál es el secreto? No es magia, es prestidigitación. Simplemente crear la ilusión de a costa de.

   El gran caballo de batalla de la educación gratuita era la compra de libros de texto de Primaria y Secundaria, que obligaba a las familias a desembolsar varios cientos de euros cada curso escolar. La casuística de la solución es variada a lo largo de la geografía española. Las comunidades autónomas tienen competencia para situarse en una horquilla que va desde las ayudas más o menos restringias (caso de Asturias) hasta la gratuidad total. Este último sistema de préstamo y reutilización de libros se da en seis comunidades: Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, La Rioja, Navarra y Canarias.

   Al implantar el Programa de Gratuidad de libros de texto, las editoriales perdieron una fuente sustancial de sus ingresos. Vencidos por la avaricia inventaron el truco del almendruco subiendo los precios de todo lo que no fueran libros de texto. El resultado, estrambótico: cuadernillos (es decir, libros fotocopiados con pésima calidad) a precios astronómicos (30 ó 40 euros). Entre una cosa y otra se iba compensando y al final, al hacer cuentas, seguían ingresando la misma cantidad que antes de establecer los libros de texto gratuitos.

   Para evitar esta picaresca ‒tan española, por otra parte‒, la Dirección General de Participación e Innovación Educativa ha desarrollado unas instrucciones para el curso 2012/2013 que son un ataque despiadado contra la calidad de la educación pública. Prácticamente se prohibe al profesor exigir otro material curricular que no sea el libro de texto, y entiéndase por material curricular cualquier elemento escolar que se integre en la educación del alumno. Es decir, que materiales curriculares son tanto esos cuadernillos tan caros como el cuaderno o la goma de borrar de toda la vida. A partir de ahora el profesor no podrá exigir a los alumnos que compren un cuaderno, deberá recomendarlo. Y si la familia no quiere asumir ese gasto, ajo y agua para el profesor.

   La jugada es doble: permite ahorrar un buen puñado de euros y se vende como la gratuidad absoluta y total del sistema educativo. Muchos centros, que ya le ven las orejas al lobo, dicen que no van a gastar ni un euro más en ese material curricular, porque pueden verse fácilmente desbordados. La pelota está ahora sobre el tejado del profesor, que tendrá que echar mano de toda su capacidad de inventiva para buscar fórmulas originales para superar la zancadilla. O aprende a sacar cuadernos de su chistera o los paga de su propio bolsillo.

   Pero no hay por qué preocuparse: a los alumnos se les «regala» un portátil (casi de juguete) en Primaria, que, aunque vinculado al centro, podrá ser usado como mejor considere porque a fin de cuentas les pertenece. Y se pretende que en estas condiciones el portátil llegue perfectamente funcional a 4º de ESO. Situación real: no tiene que pasar ni un curso completo para que se produzcan las primeras averías. Pocos llegarán al último curso con el portátil intacto.

   Esta es la situación que se avecina en el sistema educativo público. Pero lo más curioso de todo es cómo se ha conseguido vender manipulando a la opinión pública. Quienes lo venden son lobos con piel de corderos, aquellos que ponen el grito en el cielo cuando se habla de privatizar la educación, los mismos que hablan de gratuidad aún a costa de sacrificar la calidad. Si es que es sabio el refranero popular: no se puede estar en misa y repicando.

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