Ricardo Ponce

Ricardo Ponce

    El «Arte Bruto» es un concepto que engloba toda clase de obras artísticas de carácter espontáneo y fuertemente imaginativo, sin la contaminación de modelos establecidos, elaborado por personas sin formación académica y ajenas a los valores artísticos tradicionales, generalmente considerados al margen de la sociedad –de ahí que también se conozca como arte marginal‒, como es el caso de pacientes de hospitales psiquiátricos, enfermos mentales, presos, espiritistas, ancianos, niños, e incluso, en algunas ocasiones, animales. Dice Jean Dubuffet, máximo responsable de que estas obras pasaran del terreno de las rarezas al del arte reconocido: «Una canción que grita una niña al subir la escalera me conmueve más que una brillante cantata. Cada uno, su gusto. Yo amo lo poco. Amo también lo embrionario, lo mal trabajado, lo imperfecto, lo mezclado. Prefiero los diamantes en bruto, en ganga. Y con imperfecciones». Las obras del arte bruto se caracterizan por un rechazo de lo bello y una inclinación hacia lo grotesco, lo que lo entronca con el expresionismo, la mezcla de materiales muy diversos, un enfoque ingenuo que tiene algo de naïf sin serlo, y una temática centrada fundamentalmente en lo imaginario, lo fantástico o lo misterioso, muchas veces con un fuerte componente onírico o sexual.

    Esta concepción del arte, que difícilmente podría llegar a calificarse de corriente, pone en entredicho todos los aspectos relacionados con el ámbito artístico: el binomio de artificio frente a ingenio, el academicismo, el concepto del canon, el estatus del creador como institución, el proceso de comunicación artística, el papel de la sociedad y sus ataduras culturales, etc. En cierto modo es un intento de democratizar el arte, poniéndolo en contacto con lo más vital del ser humano –lo más primitivo, dirán algunos‒, porque en palabras de Jean Dubuffet, todos llevamos dentro un potencial artístico que las normas sociales acaban anulando. En palabras de Claes Oldenburg: «Jean Dubuffet hizo que me preguntara por qué se hace arte y en qué consiste el proceso del arte, en lugar de intentar conformarme y seguir con la tradición».

    Aunque el término de «Arte Bruto» fue acuñado por Jean Dubuffet en 1945 los antecedentes de este concepto se remontan a finales del siglo XIX, con el creciente interés por parte de psiquiatras europeos, que comenzaron a reconocer no solo el valor terapéutico del arte en sus pacientes, sino también su valor estético. La galería más antigua fue a finales del siglo XIX e inaugurada en 1910 por la Sociedad Suiza de Psiquiatría en el Hospital de la Waldau en Berna. Otro importante empujón fueron los estudios que el Dr. Walter Morgenthaler hizo en 1921 sobre Adolf Wölfi, un paciente psicótico a su cuidado. Un año después el psiquiatra Hans Prinzhorn publicó un estudio que ponía en valor y comparaba expresiones artísticas de algunos de los pacientes de la Clínica Psiquiátrica de Heidelberg con obras de artistas profesionales. La obra de Prinzhorn, que abrió una galería al público que continúa abierta hasta nuestros días, causó un impacto tal en el mundo artístico que se realizaron varias exposiciones relacionadas con el tema en Francia, Alemania y Suiza entre 1929 y 1933. Otras colecciones pioneras fueron las de los doctores Auguste Marie en Francia y Charles Ladame en Suiza.

Jean Dubuffet

Jean Dubuffet

    El caldo de cultivo, desde luego, era el más propicio, con una Europa desengañada y de vuelta de todo, que ha dado frutos como La decadencia de Occidente de Spengler, publicada en 1923, y un arte de vanguardias que desconfía de todo lo que huela a europeísmo burgués y vuelve los ojos hacia formas artísticas más primitivas, especialmente hacia el arte africano, desde el fauvismo hasta el surrealismo.

    Pero habrá que esperar a mediados de los años cuarenta para que Dubuffet preste atención a estas expresiones artísticas. Aunque ejercieron gran influencia en la obra de Dubuffet, tanto que muchos lo incluyen en la lista de artistas del estilo, el caso es él mismo nunca consideró que hiciera este tipo de arte, ya que su formación académica y su estatus en los circuitos artísticos ‒llegó a ser considerado el mayor artista francés después de la Segunda Guerra Mundial‒ hacían que no cumpliera exactamente con el perfil del artista en bruto. Fascinado después de un período recorriendo sanatorios de Suiza comenzó su propia colección de arte bruto. En 1948 funda en París la Compañía de Arte Bruto, con la colaboración de escritores como André Breton y Jean Paulhan, publicando además un manifiesto titulado «El Arte Bruto preferido a las artes culturales». Llegó a reunir unas cinco mil obras, sobre todo de enfermos psiquiátricos y de esquizofrénicos, que se expusieron por primera vez en 1967 en el Museo de Artes Decorativas de París, más tarde en Nueva York y a partir de 1972 en la Fundación en el Château de Beaulieu de Lausana.

    Aunque muchos de los artistas que lo practicaron han quedado relegados a un segundo plano frente a lo que se considera arte oficial ‒entre ellos destacan Adolf Wölfi, Joseph Crépin, Aloïse Corbaz o Robert Tatin‒, el arte bruto ha ejercido una enorme influencia sobre otros artistas de fama universal como son Paul Klee, Kandisky, Antoni Tàpies o Henri Rousseau.

   A continuación algunas sorprendentes obras del Arte Bruto:

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