Algo que me ha cautivado desde que tengo memoria son los libros pop-ups. Aparentemente eran libros normales, pero al abrirlos sabías que podía pasar cualquier. A veces, de golpe, saltaba un león por encima de la página, como queriendo escapar del mundo escrito. Otras, te perdías por los recovecos de un bosque, escudriñando los secretos escondidos en cada rincón. En ocasiones, una simple solapa era suficiente para poner en marcha un artefacto que literalmente daba vida al libro. Cómo olvidar los volvelles de los inventos del profesor Franz de Copenhague, que casi hacían magia delante de nuestros ojos.
Precisamente Jodi Harvey-Brown parte del concepto del pop-up, pero va más allá con sus esculturas libro, o como ella prefiere llamarlas, «alteraciones de libros». Parece que el libro no fuera suficiente para contener tanta fantasía y los personajes salen de las páginas recreando algunas de sus escenas. Lo que diferencia sus obras de los pop-ups tradicionales es que están hechos con la intención de permanecer siempre abiertos, siempre a la vista, como dándoles el protagonismo que merecen y dejando la superficie libresca sobre la que se levantan en un segundo plano. Dragones y castillos, naves espaciales, cuentos de hadas, personajes de Harry Potter, Tom Sawyer, La isla del tesoro o Alicia en el país de las maravillas son solo algunos ejemplos de lo que Harvey-Brown es capaz de hacer con un libro. Su lema es que hay que conectar los libros que leemos con la vida.
No apto para aprensivos. Las siguientes imágenes contienen mutilaciones de libros explícitas.
Gran artículo. Es magnífico el arte de Jodi Harvey-Brown. Sería increíble que lo hubiera hecho como pop-ups clásicos; pero, claro, la mar habría quedado menos realista (y así me gusta mucho más.) «La caja de Pandora», con la luz que despide de su interior, en contraste con las sombras que dibuja sobre el libro es fabuloso. Da vida a la escena. Y en «Secuestro», la mar es espectacular… Todos son absolutamente fantásticos. Gracias. Un saludo.