Georges Gilles de la Tourette, neurólogo que pone nombre al síndrome

Georges Gilles de la Tourette, neurólogo que pone nombre al síndrome

   El síndrome de Tourette es un transtorno neurológico caracterizado por la existencia de tics ‒uno o varios, transitorios o crónicos‒ que se repiten una y otra vez, ya sean movimientos incontrolables o sonidos involuntarios. Los síntomas y la intensidad pueden variar mucho de una persona a otra. Dependiendo del grado de sintomatología se puede llevar una vida más o menos normal o se puede estar completamente condicionado. Oliver Sacks recoge algunos de los casos más curiosos de Síndrome de Tourette que he conocido en su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero (además de otros síndromes muy extraños).

   Desde luego, la cara más famosa del Síndrome de Tourette es al mismo tiempo la menos habitual. A menudo se asocia con la coprolalia, que es la exclamación repentina e inevitable de palabras malsonantes o comentarios obscenos o despectivos. Pero en realidad solo un pequeño porcentaje de personas con el síndrome tienen este síntoma. Lo más habitual son otros tics más inofensivos pero igualmente molestos: movimientos faciales, parpadeo de ojos, toser o carraspear, movimientos con la cabeza, sonidos o palabras ininteligibles. En casos más extremos pueden llegar a pegar patadas, morderse los labios o golpearse la cabeza.

   El caso más famoso de persona con Síndrome de Tourette es Mozart. Este genio de la música tenía una de las formas más graves del síndrome, con tics musculares, fónicos, coprolalia, coprografía ‒escribía garabatos‒, fases obsesivas, depresivas e hiperactivas. El escritor Gonzalo Moure ha especulado en su libro El síndrome de Mozart la posibilidad de que el compositor vienés tuviera en realidad el Síndrome de Williams. El caso de Mozart es ejemplar porque supo sobreponerse a todas esas dificultades y se convirtió en uno de los grandes genios de la Humanidad.

   A continuación te dejo una lista de cinco escritores que también padecieron o padecen en mayor o menor grado el Síndrome de Tourette y ello no les ha impedido desarrollar una importante labor literaria.

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