Los primeros minutos de Los dioses deben estar locos son una genialidad que justifican por completo la película. El descubrimiento que hace la tribu de bosquimanos de una botella de Coca-Cola que cae de una avioneta y cómo ese sencillo objeto de la civilización occidental modifica las costumbres de la tribu entera es al mismo tiempo una crítica y una parodia del choque cultural que se ha producido en multitud de ocasiones a lo largo del siglo XX. Otro ejemplo bastante conocido de este choque son los cultos cargo, movimientos religiosos que surgen en tribus originarias de Australia y Melanesia al entrar en contacto con el mundo occidental. La base de estos cultos, bastante ortodoxos, es la creencia de que algún día vendrá el hombre blanco, generalmente estadounidenses, a entregar a la comunidad algo realmente valioso.
El culto cargo mejor documentado es el culto a John Frum, aparecido en la década de los 40 en la isla de Tanna, en el archipiélago de Vanuatu. Los nativos adoran a un tal John Frum que, según cuenta la leyenda, volverá algún día a la isla cargado de provisiones. Se desconoce la identidad del tal Frum, aunque parece que podría tratarse de un miembro de las Fuerzas Armadas de EEUU, ya que el nombre parece provenir en realidad de la frase «John from America». Independientemente de que exista o no, los nativos celebran el día de John Frum cada 15 de febrero, día en que ha sido vaticinado su regreso.
Otro culto cargo menos conocido es el de los kamula, una tribu de aborígenes que vive en el desierto central de Australia. El antropólogo Michael Wood ha escrito diversos estudios sobre sus mitos. Varios miembros de la tribu tuvieron la oportunidad de ver películas protagonizadas por Sylvester Stallone en el papel de Rambo. El personaje, un auténtico héroe, luchaba contra las injusticias en favor de la libertad de los suyos y conseguía salir victorioso salvando a sus compañeros presos.
Los kamula que habían visto las películas relataron las hazañas del héroe al resto de la tribu como si se tratara de hechos reales. Curiosamente, los aborígenes pensaron que aquel personaje con valores tan nobles, considerado prácticamente como un semidios, debía ser a la fuerza un kamula. Con el paso del tiempo el pueblo fue idealizando la historia y Rambo, convertido en indígena, pasó a ser una especie de redentor, un salvador que algún día llegaría para rebelarse contra la opresión del gobierno y liberar definitivamente a los kamula.
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