Dicen que no hay que juzgar a un libro por su cubierta, pero a decir verdad sí hay que hacerlo. Detrás de una mala cubierta suele haber a menudo una pésima edición en la que no es difícil encontrar confusiones y descuidos en general y errores de traducción y ortotipográficos en particular. Animado por el ejemplo de Flavorwire, que ha publicado una lista con las 20 peores cubiertas de libros, he decidido montar mi propio museo de los horrores editoriales, volúmenes infames que nunca debieron ver la luz. Las siguientes portadas son una mezcla de perfecta de ineptitud, incompetencia e incorrección que pueden herir la sensibilidad de más de un lector, así que si continúas leyendo hazlo bajo tu propia responsabilidad.
Para aprovechar el tirón de Crepúsculo muchas editoriales han copiado descaradamente el diseño de la cubierta en la que podemos ver un objeto rojo sobre fondo negro y letras blancas. Y es que lo conocido vende. Ya es escandaloso cuando se ha hecho con libros que más o menos tienen una temática similar o incluso que sin tenerlo estaban destinados a un público adolescente que muchas veces compra los libros porque la portada les resulta vistosa ‒ni siquiera Harry Potter parece haberse salvado‒. Lo que clama al cielo es que la fórmula se haya intentado aplicar también a obras clásicas, como si para vender este tipo de libros fuera necesario usar estos trucos. Es lo que ha hecho, por ejemplo, HarperCollins en su edición de bolsillo de Cumbres borrascosas de Emily Brönte. Por si no quedaba clara la relación la editorial añade en la portada un mensaje que indica que este es el libro favorito de Bella y de Edward. Y lo mismo ha hecho con Romeo y Julieta de Shakespeare y con Orgullo y prejuicio de Jane Austen.
La estética de cubierta para adolescentes se ha venido aplicando sin piedad a otros clásicos femeninos. Llama la atención la edición de La campana de cristal de Sylvia Plath, porque da una imagen del libro completamente falsa que nada tiene que ver con la historia que realmente es, la de una niña mentalmente inestable que intenta suicidarse varias veces, todavía más dramático si se considera que tiene tintes autobiográficos. ¿Cómo adivinar también viendo su portada que Noche y día de Virgina Woolf trata sobre un par de amigas solteronas en el Londres de 1853? Simplemente surrealista. Para acabar con la traca de aberraciones Ana de las Tejas Verdes de Lucy Maud Montgomery. ¿Qué importa que el personaje sea pelirrojo?
Precisamente algo que hace de una cubierta una mala cubierta es que engañe al lector haciéndole pensar que se va a encontrar un tipo de historia cuando en realidad es otra. El campeón de este tipo de engaños bien podría ser la edición de El resplandor que el brasileño Grupo Editorial Record publicara en los años 80. Este horror, que parece un anuncio de Pantene de esa misma década, me recuerda a un falso trailer que presenta la película como si fuera una comedia. La editorial no se caracteriza por este tipo de atrocidades estéticas, pero en este caso el libro forma parte de una colección barata, paradójicamente titulada Lo mejor de lo mejor, que se vendió conjuntamente con prensa. Como engaño también es la cubierta de NHB para La casa de Bernarda Alba. La fotografía elegida es completamente aleatoria. La desagradable cubierta de Alianza de Historia universal de la infamia ya la comenté en su día: parece más un libro de terror al estilo de Lovecraft que una obra de Borges. Supongo que el editor quiso hacer un juego borgiano al diseñar una infame portada para un libro sobre la infamia.
En cambio hay portadas que no destacan precisamente por su sutileza. He visto verdaderas maravillas en cubiertas sobre La metamorfosis de Kafka. Sin embargo, la decisión de Prestwick House Literary de poner una cucaracha gigante, realista y con todo lujo de detalles, no es precisamente una invitación a lanzarse a comprar el libro. Algo parecido ocurre con esta edición finlandesa de Lolita, que parece una revista pornográfica barata de principios de los 90. Tampoco tiene mucho gusto la edición italiana de Pinocho. Vale que Pinocho fuera un niño de madera, pero el ser de la portada parece sacado de una novela de terror.
Hay editoriales que existen porque tiene que haber de todo en el mundo. La editorial Vexin se ha empeñado en sacar obras clásicas ilustradas con pinturas de mujeres desnudas. Por supuesto al azar, sin la más mínima conexión con la obra que encabezan. No importa si el libro trata sobre las aventuras de un monstruo terrible o si es una novela juvenil. Por cierto, la cubierta de Robinson Crusoe hace pensar que el náufrago no estaba solo en la isla.
Ahora bien, si hubiera que dar un premio a las cubiertas más horribles y surrealistas, aquellas que ponen a prueba el sentido común, sería para Regular Print, una editorial de impresión bajo demanda que afortunadamente parece que ya no está en funcionamiento. Bicicletas en La isla del teosoro, naves espaciales en el Mago de Oz, caballeros medievales en Frankenstein, una interpretación literal de Otra vuelta de tuerca de Henry James o una edición de Kim de Kipling que más bien una portada para Las puertas de la percepción de Huxley.
En la lista he dejado conscientemente al margen a los libros de ciencia ficción, el género que sin ninguna duda ha dado lugar a las ediciones más horribles del mundo ‒como esta‒; y también he omitido las cubiertas que se limitan a copiar carteles de película, regocijo de editores perezosos. Estos libros darían para nuevos museos de los horrores completos. En fin, para terminar dejo algunas aberraciones más sueltas para los más morbosos.
El éxito de ’50 sombras de Grey’ también daría para otra categoría. Ya he visto algún blog recopilando portadas de literatura erótica que consisten en la fotografía de alguna prenda masculina, como la corbata.
Incluyendo 50 sombras de Gregorio, que seguramente es lo mejor que se ha escrito en el género. La literatura erótica en general no destaca precisamente por la originalidad de sus portadas. Por cierto, me ha gustado tu página, he leído varias entradas y me he reído mucho con ellas. Un saludo.
La editorial Vexin no tiene desperdicio… La tres portadas son de aúpa.
Me llama mucho la atención la última, la de «Crimen y castigo». Creo que algunos de mis compañeros de bachillerato se habrían lanzado con más entusiasmo a su lectura si hubieran comprado esa edición…
Es un verdadero despropósito, pero he de reconocer que me he divertido mucho, y a medida que el artículo iba revelando más y más portadas era inevitable pasar de la sonrisa sutil a la abierta carcajada… aunque también me ha cabreado un poco el pensar que se han diseñado a conciencia (un insulto al lector, sin duda)… Si hacemos memoria seguro que todos recordamos portadas horribles, pero creo que es justo admitir que Regular Print es lo peor que uno puede echarse a la cara en cuanto a portadas absurdas… Gracias. Me ha encantado la crítica a todas las portadas, ha sido genial. Un saludo.
Me alegro que te haya parecido gracioso, porque esa era precisamente la intención que tenía el artículo. Creo que el error de estas portadas (estoy casi seguro) es precisamente la desidia, la dejadez, no solo no se han diseñado a conciencia sino que la persona que los ha diseñado habrá pensando que es una cuestión baladí y que es preferible no invertir en algo tan poco importancia. Eso es lo que quiero pensar.
[…] de decidir o no por su lectura. Si no me crees échale un vistazo a esta recopilación con las peores cubiertas jamás hechas y a esta otra con algunas de las cubiertas más originales que seguramente habrás […]
[…] – https://verne.elpais.com/verne/2014/10/27/articulo/1414391839_000102.html – https://lapiedradesisifo.com/2013/03/22/las-peores-cubiertas-de-libros-del-mundo/ – https://www.emezeta.com/articulos/20-desconcertantes-portadas-de-libros […]
[…] Hay que evitar que una cubierta refleje mal el tema del que se trata, como en estos ejemplos, en los que unas cubiertas con pésimo gusto no hacen justicia al fantástico cont… […]
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