X de Antonio Orihuela

X de Antonio Orihuela

   Parece contradictorio que alguien pueda escribir un libro borrando palabras en lugar de ponerlas, pero ese es el método de escritura que Antonio Orihuela siguió en su novela experimental X, publicada en 2005. Al cumplir 38 años una amiga le regaló una novelita del oeste de esas de quiosco, literatura de folletín o de fast food, para que descansara de sus lecturas eruditas y al mismo tiempo demostrara que de cualquier libro, independientemente de su calidad, se puede sacar algún provecho. Orihuela leyó el libro y confirmó sus sospechas: todo le sonaba falso, la historia era lineal y previsible. ¿Qué provecho podría sacar de un libro tan malo como aquel?

   Orihuela recordó la anécdota de Rauschenberg, que fue al taller del maestro Willem de Kooning y le hizo una curiosa propuesta. El joven pintor le pidió al artista consagrado uno de sus dibujos para borrarlo. A Kooning no le hizo mucha gracia la idea, pero comprendió el juego artístico y aceptó el reto. Consciente del carácter simbólico del gesto, le entregó un dibujo muy difícil de borrar y por el que sentía mucho afecto. Así nació la obra titulada De Kooning borrado por Rauschenberg. Es verdad que la novela que Orihuela tenía en sus manos no era una obra de Kooning, pero le daba pistas sobre lo que tenía que hacer con ella. Crear borrando. La idea es tan buena que sorprende que no la haya hecho antes nadie o que no se haga más a menudo. Aunque me recuerda vagamente al libro que se autodestruye.

   El escritor empezó a quitarle peso al texto borrando palabras, convencido de que debajo de la superficie existía un texto oculto, subterráneo, que esperaba ser descubierto. Así fue como la insulsa historia del oeste se convirtió en una vanguardista narración sobre la iniciación y las experiencias de un joven en el mundo de las drogas. Una novelita que, una vez retirada toda la paja, se lee del tirón en pocos minutos. El experimento parecía demostrar que sí se podía sacar algún provecho de ese libro, además de cuestionar el concepto de autoría y de recepción pasiva de la obra. También demostraba que un texto puede tener infinitas posibilidades. La suya era una sola de esas posibilidades.

   Ahora bien, la pregunta que uno puede hacerse después de leer X es de cajón. Si Orihuela ha conseguido sacar una obra bastante aceptable de una mala novela, ¿qué no podría conseguirse si la materia prima fuera una obra maestra? ¿Qué ocurriría, por ejemplo, si se intentara convertir El Quijote en una novela de ciencia ficción? Es evidente que el nivel del resultado estaría bastante por debajo del original, pero creo que lo interesante es el reto creativo y el carácter lúdico de la propuesta. Lanzado queda el guante por si alguien quiere recogerlo.

   Dejó aquí el libro completo de Orihuela, subido por bibliorios. Como he dicho, se lee en unos minutos, y aunque sea por curiosidad merece la pena hacerlo.

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