A poco que te guste el arte no es extraño encontrarse en algún museo o exposición un cuadro completamente blanco, o completamente negro ‒que para el caso es lo mismo‒. La primera y más natural reacción es llevarse las manos a la cabeza y calificarlo de absoluta y total estafa. Pero no entres en modo pánico. Ni el mundo del arte se ha vuelto rematadamente loco ni tú eres un insensible incapaz de captar los matices de un lienzo completamente blanco. ¿Qué lleva a un artista a pintar un cuadro vacío? ¿Y a los coleccionistas o a las instituciones, públicas o privadas, a gastar grandes sumas de dinero en una obra que aparentemente es humo? En arte hay pocas cosas que no tengan explicación, y en este tipo de cuadros desde luego la hay, aunque otra cosa es que te convenza.
El lienzo vacío tal vez parezca un invento del moderno siglo XX, pero en realidad los primeros experimentos se remontan a finales del siglo XIX. Concretamente al grupo de artistas franceses conocidos como «Los Incoherentes», que tomaron ese nombre porque se habían propuesto desafiar a la tradición artística académica a través de todo tipo de incoherencias y un sentido del humor tremendamente irreverente e irracional. En 1883 organizaron en París su primera exposición titulada Una exposición de dibujos por gente que no sabe dibujar. En ella encontramos una colección de pinturas monocromáticas titulada Album Primo‒Avrilesque que fue concebida desde el más puro gamberrismo artístico. El lienzo completamente blanco es obra de Alphonse Allais y se titula Primera comunión de jovencitas anémicas en la nieve. A juzgar por el título hay que admitir el juego y reconocer el mérito del cuadro. Otras obras de la exposición fueron Cosecha de tomates por cardenales apopléticos a orillas del mar Rojo también de Allais ‒que es un cuadro completamente rojo‒ o Pelea de negros en una cueva por la noche de Paul Bilhaud ‒totalmente negro‒. La ingeniosa ocurrencia monocromática se repite en todos los cuadros de la serie.
Ahora sí podemos dar el salto al siglo XX, y cómo no, la primera parada obligatoria hay que hacerla en las vanguardias. Malévich había entrado en contacto con el futurismo en 1913 y hasta 1915 participa en varias exposiciones futuristas. Ese mismo año organiza una exposición en la que utiliza un nuevo realismo pictórico, el suprematismo, presentado en un manifiesto que realizó él mismo junto al poeta Maiakovski. En esa exposición muestra ya su famoso Cuadro Negro. El suprematismo reduce los elementos pictóricos a lo esencial, la mínima expresión, y desarrolla un nuevo lenguaje basado en la abstracción geométrica. En 1918 elabora su famoso cuadro vacío titulado Cuadrado blanco sobre fondo blanco. Con él Malévich cumple uno de los objetivos del suprematismo: llegar a la suprema abstracción, la abstracción total. Después de ese período Malévich sintió que no podía llevar su investigación más lejos y decidió abandonar la pintura para dedicarse a la enseñanza y a la escritura. Y es que, ¿qué se puede pintar después de pintar un cuadro blanco sobre un fondo blanco? Creo que sabía la respuesta y actuó en consecuencia.
Robert Rauschenberg es conocido sobre todo por el dibujo de Willem de Kooning que borró en 1953, pero un par de años antes ya había estado experimentando con lienzos blancos en el Black Mountain College de Carolina del Norte. Con ellos Rauschenberg pretende llevar al extremo el expresionismo abstracto minimalista, reduciendo radicalmente el contenido hasta el punto de eliminar todo tipo de referencia externa. Su obra fue un escándalo en el mundo del arte de Nueva York mucho antes de que se expusieran por primera vez en la Galería Stable en octubre de 1953. Pero a diferencia de Malévich, Rauschenberg no solo no abandonó la pintura sino que siguió buscando cauces para llenar de contenido al color blanco. Entonces vino el famoso Dibujo borrado de Kooning. El joven pintor le pidió al artista consagrado uno de sus dibujos para borrarlo. A Kooning no le hizo mucha gracia la idea, pero comprendió el juego artístico ‒la nueva generación frente a los artistas consagrados‒ y aceptó el reto. Consciente del carácter simbólico del gesto, le entregó un dibujo muy difícil de borrar y por el que sentía mucho afecto. Rauschenberg aclaró que esta obra más que una negación era una celebración. Desde luego, en ella el artista consigue invertir el concepto de pintura. Después de obras como las de Rauschenberg el arte había llegado a un punto de agotamiento extremo y tuvo que transitar por nuevos caminos. La llegada del pop art, justamente lo contrario, era inevitable.
Li Yuan-Chia, uno de los padres fundadores del arte abstracto en Taiwan, llegó a Londres a principios de los 60. En su trabajo se combinan aspectos del pensamiento occidental y oriental. La superficie de su Cuadro Blanco Monocromático expuesto en la Tate Gallery simboliza para el artista el comienzo y el fin de todas las cosas. Otra artista que también llegó a tener bastante éxito con lienzos completamente blancos fue Agnès Martin. Tuvo un carácter espiritual que plasmó en muchos de sus cuadros y que le llevó a estar siempre muy distanciada de la vida pública y social, tan necesaria en el oficio. Quizá por eso la revista Saturday Night la calificó como «la artista más desconocida de Canadá». Sin embargo, esto no impidió que fuera ganando popularidad, sobre todo en los últimos años de su vida. En 1998 se le concedió la Medalla Nacional de Arte de la Agrupación de Artistas de los Estados Unidos y hoy en día tiene obras repartidas por los más importantes centros de exposición de arte contemporáneo del mundo. En 1980 el comité cultural de Bulin Corporation´s compró uno de sus lienzos completamente blancos por 21000 libras esterlinas. Uno de los concejales que se opuso a la compra dijo que aquello era como «ir a un restaurante, pedir la cena y que le trajeran a uno un plato vacío».
Robert Ryman pasó de guardia de seguridad en el MoMA a pintor. Prácticamente desde su primer trabajo se dedica a realizar pinturas monocromáticas. A finales de los 60 creó una serie de seis obras titulada Classico. En ella decide utilizar el blanco porque considera que es el color que tiene menos carga emocional. Classico V, por ejemplo, consistía en tres filas de hojas de papel de color crema pegadas a una pared con trozos de cinta adhesiva colocada en los bordes de cada hoja. A continuación pintó un cuadro blanco en la parte superior izquierda y cuando la pintura se secó retiró las cintas. Lo más importante en la obra de Ryman son los distintos tipos de materiales que utiliza. De hecho, usa el blanco para centrarse todavía más en ellos. La mayor parte de su obra se expone en el Hallen für Neue Kunst, un museo de arte contemporáneo de Schaffhausen, en Suiza, aunque también tiene cuadros en el Museo de Arte Moderno de Nueva York o en la Tate Gallery. Ha sido galardonado con innumerables reconocimientos, entre ellos el Praemium Imperiale en 2005, que es algo así como el Premio Nobel del arte.
Si le he dado al artículo el título de «lienzo vacío» y no «lienzo blanco» ha sido para poder incluir las pinturas negras que Ad Reinhardt hizo durante los años 60. También hizo cuadros completamente blancos, pero se hizo famoso sobre todo por sus lienzos negros. En este caso se usa el negro, que en realidad también podría considerarse como la ausencia de color. Si uno se fija detenidamente en los cuadros se dará cuenta de que existen varias tonalidades de negro. En sus primeros cuadros esto se reconoce fácilmente, pero a medida que va pintando es cada vez más difícil percibirlo. Es como si en su obra se le fuera dando protagonismo a la observación poco a poco.
En plenos años 70, con el pop art ya consagrado, William Turnbull sigue desarrollando el arte de los lienzos monocromáticos. En la exposición de arte John Moores de Liverpol el pintor William Turnbull ganó un segundo premio de 3000 libras por su cuadro titulado Sin título nº 9. Además de ser un lienzo completamente blanco por la parte de atrás del cuadro había un mensaje que decía «parte superior» en ambos extremos. Lo que Turnbull quería decir con su obra es que el cuadro podía colgarse en ambos sentidos, que las dos experiencias estéticas eran correctas. También un segundo premio, esta vez con una dotación económica más discreta ‒400 dólares‒, ganó en 1982 el artista Joseph Ramsauer en la exposición de Bellas Artes de Rock Island en Iowa. La obra era una hoja de papel blanca enmarcada dentro de un gran esparadrapo.
Llegados a este punto se pueden sacar varias conclusiones que no estaría de más tener presentes si es que en algún momento nos encontramos en la situación de estar frente a un cuadro completamente en blanco:
a) Un lienzo vacío planteado como una broma al mundo del arte es algo que se hizo por primera vez en el siglo XIX. Imagínate qué sentido tiene hacer algo así hoy en día.
b) Si el cuadro vacío es de principios del siglo XX pertenece sin duda a las vanguardias. Podrán gustarnos más o menos, pero queda fuera de toda duda que las vanguardias son arte. Eso sí, demostrarlo queda fuera de los objetivos de este artículo.
c) Parece evidente que hay una gran concentración de este tipo de obras entre los años 50 y 60 y especialmente en artistas estadounidenses. No es casualidad. En los años 40 surge en Estados Unidos el primer movimiento abstracto originario, el expresionismo abstracto, también conocido como Escuela de Nueva York. El estilo cuenta con críticos de la talla de Clement Greenberg y artistas como Jackson Pollock y Willem de Kooning. En los 50 la nueva generación de artistas también participa en el movimiento, pero dando un paso más. Pondré como ejemplo el Dibujo borrado de Kooning. Efectivamente, Kooning era abstracto, pero en sus trazos aparecen muchas veces figuras reconocibles, como ocurre con sus Mujeres. Rauschenberg se propone llevar la abstracción al extremo y eliminar cualquier rastro figurativo de la obra. Aquí es donde entra en juego el arte minimal o minimalista. Si los lienzos de estos artistas son completamente blancos es porque quieren eliminar de sus obras cualquier tipo de referencia al mundo real. En realidad, hay que decir que consiguen lo que se proponen. Ves el cuadro y no se te ocurre relacionarlo con nada. Si alguna vez te encuentras con uno de estos cuadros quedarás como un rey diciendo que forman parte del arte minimalista monocromático con influencia del expresionismo abstracto.
d) El arte minimalista llega hasta los años 70. En los años 80 se renueva como neominimalismo, pero evidentemente ha perdido mucha de su frescura inicial. Es difícil decir hasta cuándo se extiende este último estilo porque nos falta perspectiva histórica.
Para acabar, me gustaría responder a tres preguntas que pueden formularse a raíz de las conclusiones:
a) ¿Quiere decir lo dicho hasta ahora que cada vez que veo un lienzo en blanco en un museo o una exposición lloro de emoción ante tanta belleza? No. Únicamente he pretendido darle una explicación a este tipo de cuadros y a por qué se pueden considerar arte sin miedo a parecer un estafador, un tonto o un pedante. Que lo consideremos arte no significa que nos tenga que gustar ni mucho menos. Nos puede parecer una mala obra de arte.
b) ¿Quiere esto decir que cualquier cuadro en blanco es arte? No, ni seguramente todo lo que se venda como arte contemporáneo tampoco sea arte. No quiero idealizar el mundo del arte ni mucho menos. Es verdad que también hay mucho pillo suelto que intenta aparentar ser lo que no es.
c) ¿Y cómo distinguir los cuadros blancos que son arte de los que no lo son? Responder a esta pregunta no es algo precisamente fácil. Es como responder a la pregunta de qué diferencia hay entre una lata de sopa normal y una lata de sopa considerada como obra de arte. Si quieres saberlo te aconsejo que le eches un vistazo a este artículo.
Hace poco leía ‘Lo peor de Vázquez’ en el que utiliza varias veces el chiste de vender un cuadro en blanco con títulos tales como ‘oso polar en la nieve’.
Curiosamente yo una vez soñé que estaba pintando un cuadro (de color amarillo) y pintaba una especie de flores con el mismo color, no se veía la diferencia cromática pero estaba.. y ese era el ‘arte’.
Un día entré con un amigo a una galería de arte y eran unas marinas bastante vulgares… pero en una pared habían quitado un cuadro y estaba en blanco, salvo por los hilos de sujección y los tonos de la pared. Nos quedamos a mirarla y a comentar que era la mejor obra de la sala, que si una segunda mirada descubría matices… y de repente nos dimos cuenta que teníamos a la dueña de la sala detrás nuestro. No sé que debió pensar 🙂
Muchas gracias por la entrada, me has resuelto bastantes dudas que tenía desde que vi por primera vez un «Monocromo azul».
Saludos
Palimp, una valiosa aportación. Vázquez tiene un humor entre socarrón y surrealista que me encandila. En cuanto a lo de la galería, si era de arte moderno, estoy seguro de que ese comentario era lo más suave que se podía escuchar entre el público. Y creo que es muy normal que genere ese tipo de reacciones.
Me alegro mucho, Malapata. He estado hablando todo el rato del blanco porque quizá es lo que más llame la atención, pero evidentemente se puede aplicar a cualquier cuadro monocromo en cualquier color. Un saludo.
Yo te pinto los cuadros en blanco que quieras, por el increíble precio de 50.000 euros… los vendo a 3×2. Si estás interesado, contacta conmigo en cuadros_en_blanco_puro_arte@hotmail.com
Supongo que eso trata de ser una broma. Me pregunto si de verdad te has leído el artículo. Yo no opino, simplemente ofrezco una información que forma parte de la historia del arte.
Acabo de salir de ver el cuadro blanco de Robert Rayman del MOMA. He pasado por todas las fases que comentas en el artículo: me he reido, lo he considerado una estafa… en fin todo lo que se le pasa por la cabeza a un neófito del arte como yo. Pero me has hecho pensar y mucho. Solo necesitaba que alguien pusiera el cuadro «en contexto».
Gracias
Me alegra que te haya resultado útil. Para entender y valorar ciertos aspectos del arte moderno hay que tener mucha apertura de mente. No significa que necesariamente te tenga que gustar, pero el debate sobre si es arte o no ya está superado.
Realmente no me gustaria tener un cuadro blanco, o negro o mocromático colgada en ninguna pared de mi casa. No me atrae, si me despierta curiosidad este tipo de expresión. El silencio en la música es necesario para la nota, el silencio total no daria una melodía. Gracias
Marisa, la cosa es que el arte no tiene por qué ser para adornar ningún salón. El valor de estas obras yace en la crítica que realizaban en el momento que se realizaron, no tienen que ser bonitas ni decorar nada, es uno de los motivos por los que nos cuesta entender «el arte», el creer que es meramente ornamental.
Interesante la forma en que los seres humanos pretendemos (y en algunos casos logramos) darle un profundo y sublime sentido a todo en esta caótica forma de existencia. Se agradece la aportación del artículo y se respeta toda opinión, pero en cuestión de arte plástico me parece que no existen ni sabios ni genios, sólo interpretaciones y en algunos casos, excelentes cualidades como imaginación y técnica. Comparto la idea de que el arte no tiene la intención de agradar a alguien o adornar un muro, pero desde luego que requiere tener un contenido ideado y creado de forma intencional; es decir, una expresión, que transmita o desee producir una emoción, una reacción, un pensamiento. En este caso la proyección de un cuadro en blanco (o en negro) cumple ese propósito y por ello estamos hablando de él, nos asombra o nos burla, nos exaspera o nos incomoda y eso es un éxito en sí. Sin embargo, por más relevante que haya sido en su contexto (autor y obra) seguirá siendo sólo un cuadro en blanco y por tanto una completa tomadura de pelo proveniente en todos los casos de un ser humano simple que debe haberse reído bastante al hacerlo y también al venderlo a incautos «conocedores» de arte. Si no lo hizo, creo que autor y comprador sufren de un complejo de megalomanía al considerarse a si mismos un gran artista/conocedor y un gran triunfo el concretizar/comprar la imagen del vacío en la forma en que cualquiera hubiera podido hacerlo). Conste: sólo opino. Saludos.
Amen, Adrian
[…] lograron transmitir unha idea que subxuga a quen os admira. Nesta reseña que leva por título “Antología del lienzo vacío” soubemos de artistas que pintaron en branco: Alphonse Allais, Robert Rauschenberg, Li Yuan-Chia, […]
[…] lograron transmitir una idea que subyuga a quien los admira. Esta reseña que leva por título “Antología del lienzo vacío” supimos de los que pintaron en blanco: Alphonse Allais, Robert Rauschenberg, Li Yuan-Chia, […]
Alguien comentó: El silencio en la música es necesario para la nota, el silencio total no daria una melodía…
https://youtu.be/JTEFKFiXSx4