Portada de una revista de la SINA

Portada de una revista de la SINA

   En mayo de 1959 apareció en un programa de la NBC un tipo llamado G. Clifford Prout diciendo que la desnudez de los animales era algo indecente e inmoral y que no pararía hasta conseguir que se les pusiera ropa a todos y a cada uno de ellos. Prout no hablaba solo de las mascotas, su discurso incluía a todos los animales del mundo, desde animales de corral a grandes animales salvajes. Que un animal midiese más de diez centímetros era suficiente para que necesitara cubrir sus vergüenzas. Para lograr su objetivo había fundado una organización llamada Sociedad para la Indecencia con los Animales Desnudos, también conocida como SINA. Hasta aquí podría pasar por un friki más en busca de sus quince minutos de gloria. Pero la descabellada propuesta de Prout llamó poderosamente la atención de la audiencia y de los medios y pronto empezaron a llegar miles de cartas a la sede de la SINA.

   A esa primera intervención le siguieron otras entrevistas. Muchos periódicos publicaron reportajes al respecto. Prout exponía su particular filosofía conservadora usando lemas pegadizos como «Un caballo desnudo es un caballo rudo». Pronto la SINA empezó a ganar afiliados y parece que llegó hasta los 50.000. La organización habilitó una línea telefónica y enviaba a sus miembros una revista en la que aparecían cosas tan curiosas como patrones de costura de ropa para mascotas. Hubo incluso manifestaciones frente a la Casa Blanca protestando contra la desnudez de los animales. Muchos de los miembros de la SINA quisieron hacer aportaciones económicas para la causa ‒una mujer quiso donar 40.000 dólares‒ pero en sus estatutos la organización exponía que no estaban permitidas las donaciones.

   Todo parecía marchar bien para la SINA, o por lo menos así fue hasta agosto de 1962. Prout fue a una entrevista con Walter Cronkite en las noticias de la CBS para hablar de la SINA. A algunos de los miembros del equipo les resultaba familiar la cara de Prout, hasta que cayeron en la cuenta de que el presidente de la SINA era en realidad el actor Buck Henry. La revista Time publicó un artículo desvelando el engaño. Buck tuvo que reconocer que todo había sido una broma. Aunque él no había sido el cerebro. Todo había sido maquinado por Alan Abel, que hasta entonces había aparecido como el vicepresidente de la SINA.

Recorte de prensa

Recorte de prensa

   Abel había escrito una historia sobre la organización imaginaria, originalmente como una sátira contra la censura de los medios de comunicación. En 1959 la envió a la revista The Saturday Evening Post, pero el texto fue rechazado. Entonces Abel convirtió su relato en una serie de comunicados de prensa que poco a poco fueron llamando la atención. Cuando fue necesario hacer apariciones públicas Abel recurrió al actor Buck Henry, que se convirtió en la cabeza visible de la SINA. Incluso llegó a contratar piquetes para que se manifestaran frente a la Casa Blanca.

   Ni era la primera vez ni sería la última que Alan Abel protagonizaría una broma de este tipo. De hecho, ha llegado a ser bastante conocido por sus delirantes engaños, que siempre tienen detrás un trasfondo de crítica social. Después de la SINA, entre otras cosas, produjo y dirigió un falso documental titulado ¿Hay sexo después de la muerte?, escenificó su propia muerte y su funeral solo para sacar después un comunicado de prensa diciendo que las noticias sobre su muerte se habían exagerado enormemente, fundó una ficticia escuela para mendigos profesionales o creó una falsa empresa llamada Cruceros Eutanasia dirigida a suicidas que ofrecía paquetes como lanzarse al mar después de tres días de fiesta. Una de sus últimas bromas fue una falsa campaña republicana para prohibir la lactancia materna porque fomentaba una relación incestuosa entre la madre y el bebé.

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