La cama más famosa del mundo del arte pertenece a Tracey Emin, una artista británica de origen turco del entorno de Damien Hirst, menos conocida que este por el gran público pero igual de influyente en el panorama artístico de finales del siglo XX y principios del XXI. Con el sencillo y explícito título de Mi cama, en 1998 Emin convirtió su propia cama en una obra de arte y la presentó al Premio Turner. Aunque no se lo llevó, la obra causó un enorme revuelo en los medios de comunicación y un encendido debate en el mundo del arte. De hecho, para muchos críticos está al mismo nivel, para bien o para mal, que La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo de Hirst.
Y no es para menos, porque la cama que Emin convirtió en una obra de arte estaba hecha una verdadera porquería, con las sábanas revueltas y llenas de secreciones corporales, una botella de vodka vacía, ropa interior con manchas de sangre, varios condones, pañuelos usados, periódicos arrugados y otros deshechos. Así fue como se montó y se exhibió en 1999 en la Tate Gallery. Se suponía que su lamentable estado evocaba una mala racha en la que la artista pasó varios días sin levantarse de la cama con una depresión provocada por una ruptura.
Pero ahí no queda todo. Yuan Cai y Jian Jun Xi, dos artistas chinos conocidos por sus polémicas performances, prepararon una intervención para mejorar y completar la obra de Emin. El 25 de octubre de 1999 se encontraban en la exhibición como dos visitantes más cuando de repente empezaron a desnudarse. Después saltaron sobre la cama e hicieron una pelea de almohadas. El público que se encontraba en la exhibición en aquel momento pensó que era parte de la obra y empezó a aplaudirles y a animarles. Incluso los guardias de seguridad de la sala pensaron que aquello podía ser cosa de Emin y estaban tan confundidos que no sabían qué hacer. Así que la pelea de almohadas se prolongó quince minutos, hasta que finalmente los artistas chinos fueron detenidos. Al sacarlos de la cama los guardias fueron abucheados por el público. La intervención fue bautizada con el nombre de Dos hombres desnudos en la cama de Tracey. De hecho, más tarde Cai y Xi confesaron que su intención inicial era desnudarse completamente ‒se dejaron los pantalones‒ y mantener relaciones sexuales, que era lo más apropiado para un espacio como aquel.
Mi cama fue comprada por Charles Saatchi por 150.000 libras y después de exponerla durante un tiempo en la Saatchi Gallery la instaló en su propia casa, en una habitación dedicada a ella.
Posteriormente la obra ha suscitado numerosas bromas. Billy Childish, ex pareja de Emin y también artista, declaró que tenía una vieja cama en su cobertizo y que estaba dispuesta a venderla por tan solo 20.00 libras. En el año 2000 Charles Thomson, un artista muy crítico con la obra de Emin, pintó una sátira de Mi cama titulada Sir Nicholas Serota Makes an Acquisitions Decision. En ella vemos a Nicholas Serota, director de la Tate Gallery y habitual presidente del jurado del Premio Turner, fantaseando con una de las valiosas bragas de Emin.
Por su parte, Emin protagonizó una curiosa anécdota en el 2002. Ese año perdió a su gato y en un intento por encontrarlo llenó su barrio con carteles que anunciaban la pérdida y solicitaban la ayuda de sus vecinos. Algunos se percataron de que la dueña de la mascota era la cotizadísima Emin y pensaron que si habían pagado tan desorbitada suma por su cama tal vez alguien estuviera dispuesto a pagar por aquellos carteles. Así que no tardaron en desaparecer y reaparecieron a los pocos días en puestos de venta callejeros con precios que llegaban hasta los 800 dólares.
A mí la cama famosa me parece un churro. Pero de todo tiene que haber en el mundo del arte moderno 🙂
Pero aunque sé lo que opinas sobre este tipo de arte, creo que también tiene su función, aunque sea para denunciar la tontería humana. Todo arte, incluso el más absurdo, es reflejo de su tiempo.
Después de Duchamp cualquier object trouvé tiene que aportar algo más que el simple hecho de poner algo no artístico en un museo.
Esta cama no aporta nada.
No estoy de acuerdo contigo, Palimp. Aporta algo, aunque sea la reflexión de que el discurso artístico se ha gastado y hay que renovarlo, que no es una pequeña aportación al arte. Yo no me remontaría a Duchamp. Es verdad que fue de los primeros en convertir objetos cotidianos (y no tan cotidianos) en arte, pero en los años 60 Andy Warhol volvió a hacerlo desde una concepción muy distinta del arte y con unas intenciones muy diferentes, aportando cosas nuevas. Más que influencia de los ready mades en esta cama lo que hay es pop art, que es muy movimiento estético muy en sintonía con nuestro tiempo. ¿Cuántas obras de arte o cuantos artistas tienen que pasar para dar por terminado un movimiento? Creo que el argumento de que esto no aporta nada al arte porque Duchamp o Warhol ya lo hicieron (desde puntos de vista muy distintos) es como decir que Pisarro o Manet invalidan a todos los impresionistas posteriores o que Renoir o Cassatt no aportan nada al arte porque hay muchos impresionistas antes que ellos. Lo normal es que un artista no agote una concepción estética, que hagan falta muchas obras y muchos años para que eso ocurra. Y creo que todavía nos falta perspectiva histórica para poder juzgar este arte. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Eso sí, otra cosa es el mercado del arte, y pagar esas sumas por supuestas obras como esta me parece una salvajada. Pero el mundo del arte es terreno abonado para la especulación. Sé que no te convenzo. Solo trato de buscarle una explicación a cosas como esta.
Opino como tú, pero no me convences. Como bien dices, Warhol aportó cosas nuevas, y seguramente esa concepción estética no esté agotada. Pero no veo que esta cama aporte nada -y a lo mejor me equivoco, pero creo que no 🙂
Que conste que no defiendo esta obra. De repente me he visto como abogado del diablo defendiendo una obra de arte en la que yo tampoco creo. Pero nos guste o no esto es considerado arte por gente que tiene el suficiente poder como para marcar tendencia. Yo he pretendido ser más o menos objetivo, aunque he acentuado los rasgos ridículos. Por suerte esto no representa todo lo que se hace hoy en día en arte.
Conozco esa sensación 🙂
Sobre qué es o no arte hay mucho escrito, no lo vamos a aclarar aquí -de momento 😛 – y el que haya gente influyente que lo considere así no es garantía de calidad.
A veces pienso que el péndulo se ha ido al extremo opuesto. Antes se burlaban de las vanguardias y elogiaban cuadros clásicos sin ningún valor. Ahora se burlan de cuadros clásicos y se elogían vanguardias sin ningún valor.
Pero sí me gustaría que no se pensara que todo el arte moderno es como este. De hecho, en el artículo menciono a dos artistas que son los máximos representantes (pero no los únicos) de una corriente artística bastante joven llamada stukismo que es bastante crítica con este tipo de arte y que trata de retomar un tipo de arte más figurativo y más «normal», un movimiento que por cierto tiene su cierto prestigio y su público.
Conste que todo esto te lo dice alguien a quien el arte pictórico entre el siglo XV y el XIX nunca le ha dicho nada.