El oficio de juglar

El oficio de juglar

   En sus orígenes la poesía se cantaba. Si se le dio el nombre de «lírica» fue prcisamente porque el recitado de los poemas se acompañaba con la lira, el instrumento musical creado por Hermes. A lo largo de la historia, poesía y música han sido dos artes que han confluido inevitablemente, en una o en otra dirección ‒a veces se le pone música a un poema y otras se inventa una letra para una melodía‒. De hecho, el poeta senegalés Léopold Sédar Senghor escribió: «La poesía llega a su completa expresión cuando se convierte en canto: en palabra y en música simultáneamente. Ya es tiempo de detener la decadencia poética del mundo moderno. La poesía debe reencontrar sus orígenes, debe llegar a los tiempos en que fue cantada y bailada. Como en Grecia, en Israel y, sobre todo, en el Egipto de los faraones. Y como todavía hoy en África negra».

   Cómo dudarlo al pensar en Bob Dylan, Patty Smith o Leonard Cohen. Para muchos la poesía cantada es más que eso, es un vínculo sentimental con nuestros recuerdos, canciones con las que nos hemos criado y que son el testimonio vivo de una época. Pienso por ejemplo, por decir algunos nombres de forma completamente aleatoria y personal, en Joan Manuel Serrat, en Paco Ibañez, en Amancio Prada, en Luis Eduardo Aute o en Víctor Manuel y Ana Belén.

   Por eso me gustaría compartir tres enlaces. El primero es amplia selección con 113 versiones distintas ‒a veces con varias del mismo poema‒ que no tiene desperdicio. El segundo es el blog Antología Poética Multimedia de Ángel Puente, un profesor de secundaria que ha hecho un espléndido trabajo reuniendo una gran selección de versiones cantadas de poemas con fines educativos. Si te gusta la poesía cantada, si como yo piensas que la única poesía viva es la poesía cantada, no puedes perdértelo. El último es Musicalizando, que se describe como la más extensa colección de poesía musicalizada en Internet. No hay mucho más que añadir.

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