Qin Shi Huang

Qin Shi Huang

   Por desgracia la historia está llena de lamentables capítulos de censura, fanatismo, guerra y estupidez humana en general que ha terminado repercutiendo sobre el mundo de los libros en detrimento de la cultura. Son demasiados para hablar de todos ellos, pero algunos son especialmente salvajes y destructivos, quizá por el volumen de lo arrasado, por haber devastado civilizaciones enteras o por haber acabado para siempre con obras que jamás llegaremos a conocer. He aquí algunas de las mayores catástrofes culturales de la humanidad.

   Empezaremos remontándonos al siglo III a. C., a la polémica figura de Qin Shi Huang, unificador y primer emperador de China. Según las Memorias históricas de Sima Qian, después de que Qin Shi Huang unificara el país su canciller Li Si le sugirió suprimir el discurso intelectual para unificar la diversidad de pensamientos y opiniones políticas y acabar con las falsas alabanzas y difamaciones de los intelectuales. Qin Shi Huang destruyó prácticamente la totalidad de lo que se había escrito hasta ese momento, sobre todo en historia y en poesía. Los pocos libros que se salvaron trataban sobre guerra, medicina, agricultura y adivinación. Además ordenó que 460 intelectuales fueran enterrados hasta la cabeza y posteriormente decapitados. Este capítulo de la historia china se conoce como «quema de libros y sepultura de intelectuales». Hay que decir a favor de Qin Shi Huang que muchas de las acusaciones que se le atribuyen parece que fueron inventadas por historiadores confucianos para desacreditar su imagen. Hoy en día la versión oficial china ha restaurado su imagen como unificador del estado.

Incendio de Alejandría por Hermann Goll, 1876

Incendio de Alejandría por Hermann Goll, 1876

En cambio, sí existe una opinión unánime en que uno de los mayores desastres culturales de la historia fue el incendio de la Biblioteca de Alejandría, que llegó a albergar hasta 900.000 manuscritos. Desde el siglo XIX se ha debatido mucho sobre cómo y por quién fue destruida. Y es que las referencias y testimonios que nos han llegado sobre la biblioteca son poco certeros, a veces contradictorios, y muy escasos a lo largo de la historia, lo que ha contribuido a la construcción del mito actual. Se suele afirmar que su primera gran destrucción fue perpetrada por Julio César en persecución de Pompeyo. Algunos historiadores clásicos elevan las pérdidas de este primer incendio a 400.000 tomos, aunque en De tranquilitate animi Séneca informa que solo se perdieron 40.000 rollos. Lo cierto es que la biblioteca sobrevivió y continuó siendo saqueada y destruida hasta el siglo VII. Es conocida la frase del califa Umar ibn al-Jattab al referirse a ella: «Si no contiene más que lo que hay en el Corán, es inútil, y es preciso quemarla; si contiene algo más, es mala, y también es preciso quemarla».

Ruinas de Nalanda

Ruinas de Nalanda

   Por otra parte, fundada en el siglo V, la mítica universidad budista de Nalanda, en la India, fue hasta el siglo XII el principal centro de erudición budista de Asia. A ella llegaron unos mil profesores, eminencias de todas las disciplinas del saber, venidos desde toda Asia. Según se dice además contaba con una biblioteca con millones de manuscritos y poseía capacidad para albergar hasta diez mil alumnos. Fue destruida por turcos musulmanes en el año 1193. Eran tan grande que se cuenta que tardó tres meses en arder. Hoy en día solo quedan ruinas.

Saqueo de Bagdad

Saqueo de Bagdad

    Otro nefasto capítulo negro tuvo lugar en 1258 a consecuencia del saqueo de Bagdad a manos de los mongoles. El 10 de febrero la ciudad se rendía sin más alternativas y dos días después los ejércitos mongoles irrumpieron en ella a sangre y fuego, destruyendo mezquitas, palacios, bibliotecas y hospitales. Aunque la pérdida más lamentable fue la Gran Biblioteca de Bagdad. Conocida como la Casa de la sabiduría, más que una biblioteca fue un centro de estudio, de preservación y de trasmisión del conocimiento en todas sus ramas a nivel mundial. Unos 400.000 manuscritos pudieron ser salvados del saqueo.

Emperador Itzcóatl

Emperador Itzcóatl

    En el siglo XV el emperador Itzcóatl ordenó destruir todos los códices aztecas en un esfuerzo por desarrollar su propia historia y mitología. Un siglo después, el 12 de julio de 1562, el franciscano Diego de Landa, obispo de Yucatán, celebró un auto de fe donde se quemaron códices mayas, variando las cifras dependiendo de cada versión, desde unas decenas a varios miles. Baste recordar que hoy en día solo se conservan tres códices mayas ‒el de Dresde, el de Madrid y el de París‒. Años más tarde, para compensar esta valiosa pérdida, un arrepentido Diego de Landa se dedicó a recopilar información sobre la cultura maya.

Enrique VIII

Enrique VIII

   También en el siglo XVI en Inglaterra se produjo un nefasto episodio para la cultura, la conocida como «supresión de los monasterios». Entre 1536 y 1540 Enrique VIII confiscó todas sus propiedad a las instituciones de la Iglesia Católica y se convirtió en la nueva cabeza de la Iglesia. Muchas bibliotecas monásticas fueron saqueadas y sus fondos malvendidos o directamente destruidos. De los 600 libros que tenía la abadía de Worcester solo 6 han sobrevivido hasta nuestros días; de la abadía de York, con 646 volúmenes, solo tres. Los primeros manuscritos anglosajones fueron destruidos en este momento o, con mucha suerte, dispersados por Europa. Uno de los pocos que se salvó fue el Libro de Kells, que sólo sobrevivió porque un abad se lo llevó escondido a Irlanda.

Sir Robert Bruce Cotton

Sir Robert Bruce Cotton

   Muchos de los libros procedentes de la supresión de los monasterios cayeron en manos de Sir Robert Bruce Cotton, que organizó una colección privada en Ashburnham House, la Biblioteca Cotton, usada por eruditos como Francis Bacon o Walter Raleigh y que sería la base de lo que hoy es la Biblioteca Británica. Pero por si fuera poco para la ya dañada literatura anglosajona el 23 de octubre de 1731 se produjo un incendio en el que se perdió la cuarta parte de la colección. El Dr. Bentley, el bibliotecario, escapó de las llamas con el preciado Codex Alexandrinus bajo el brazo. Entre los manuscritos que se salvaron se encontraba la única copia existente del poema Beowulf.

Soldados bóxers, 1900

Soldados bóxers, 1900

   Ya se sabe que el siglo XX ha sido testigo de grandísimas barbaridades humanas en todos los sentidos. Pero desde un punto de vista cultural pocas han sido tan salvajes como el levantamiento de los bóxers, un movimiento radical que se desarrolló entre 1899 y 1901 y que pretendía erradicar cualquier influencia cultural, religiosa o política exterior a China. Una de las mayores pérdidas culturales se produjo como consecuencia de la destrucción de la Academia Hanlin. Fundada en el siglo VIII, la Academia tenía una innumerable cantidad de valiosísimos manuscritos chinos que se perdieron para siempre cuando fue destruida en el año 1900.

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