Personalmente soy de los que necesita el mayor silencio posible cuando está leyendo, lo que incluye cualquier tipo de música. Pero a poco que te fijes en las personas que leen en transportes públicos no es extraño que encontrar gente con auriculares, como si necesitaran aislarse del ruido del ambiente para entregarse por completo al libro que tienen entre manos. En 2008 Mark Cameron también se fijó y se le ocurrió que podría ser una buena idea que la canción que se estuviera escuchando mientras se lee tuviera algún tipo de conexión con el libro. Esa fue la semilla de la que nació tres años después Booktrack.
Booktrack crea bandas sonoras sincronizadas con libros electrónicos. Aunque las pistas de audio se graban por separado, su tecnología permite sincronizar música, efectos sonoros y ruido ambiental a la velocidad de la lectura, prácticamente como si cada palabra tuviera su propio sonido. Aquí puedes ver un ejemplo con Las aventuras de Huckleberry Finn. Hasta hace muy poco las bandas sonoras disponibles eran las producidas por Booktrack ‒en concreto por Stephen Gallagher‒, pero recientemente la compañía ha lanzado Booktrack Studio, un proyecto que permite a cualquiera crear su propia banda sonora.
Una vez descargada la aplicación ‒para PC, smartphones y tablets con sistema operativo Android e iOS‒, solo hay que introducir el texto, seleccionar los fragmentos en los que se van a reproducir las pistas de audio y asignarles la música o los efectos de sonido disponibles en la plataforma. Después de terminar el proceso es posible publicar el libro, con licencia Creative Commons, en la biblioteca de Booktrack para que otros lectores que tengan la aplicación puedan acceder a él.
Puede que para muchos lectores el silencio siga siendo una necesidad, pero hay que admitir el valor y la originalidad de Booktrack como herramienta tanto para complementar la lectura y convertirla en una experiencia aún más inmersa como para promocionar gratuitamente a autores nóveles ‒por ejemplo, regalando los primeros capítulos sonorizados de una novela‒.
Yo soy una de esas que lee en el metro o en cualquier otro sitio, por mucho ruido que haya a mi alrededor. Eso sí, no me imagino leyendo con los auriculares puestos, porque lo me gusta es abstraerme. Pero esa idea de poner efectos sonoros me resulta muy curiosa e interesante. Aunque no me gustaría que acabara imponiéndose, ya que el encanto de la lectura es crear todo eso con nuestra mente.
¡Saludos!
No creo que esta propuesta nunca llegara a imponerse. Más bien creo que es una curiosidad, una rareza. Mientras lo escribía tenía en mente la misma conclusión que tú, que es como si alguien hiciera parte del trabajo que le corresponde a la imaginación. Pero creo que puede ser una experiencia de lectura distinta, algo que por lo menos habría que probar. Un saludo.
[…] Vía: La piedra de Sísifo. […]