Lorca y Buñuel

Lorca y Buñuel

   Mucho se ha hablado de la relación compleja que mantenían los grandes Dalí, Lorca y Buñuel. Las dos primeras figuras se han convertido en símbolos de nuestra cultura. Sin embargo, ¿sucede lo mismo con Buñuel? Sabemos, por ejemplo, que Lorca fue fusilado por su condición sexual, o que Dalí tenía una personalidad excéntrica, pero ¿qué datos conocemos sobre la personalidad de Luis Buñuel?

   El aragonés recibió, desde muy temprana edad, una educación muy religiosa (sobe todo por influencia materna) y latinista. Desde pequeño, tuvo un especial fetichismo con el cuerpo de su madre, un hecho que más tarde se plasmaría en sus películas. Su vida también estuvo marcada por su obsesión con los disfraces, sobre todo los de cura. Poco antes de morir, se sabe que pronunció la frase «sigo siendo ateo gracias a Dios».

Retrato de Buñuel (Dalí)

Retrato de Buñuel (Dalí)

En la época en que vivió en la Residencia de Estudiantes, lugar donde conoció a Lorca y a Dalí, su pasión era la literatura. En algún momento de su vida, Dalí y Buñuel compartieron un cierto odio por Lorca. Algunas fuentes afirman que el Romancero gitano no les gustó a ninguno de ambos artistas, pues estos defendían el surrealismo y la vanguardia. De hecho, muchos son los que afirman que Un perro andaluz alude al poeta granadino.

Cuando se estableció en París, Buñuel se empezó a mover como pez en el agua en el mar del surrealismo. Fue en esta ciudad donde visionó Las tres luces, de Fritz Lang, película con la que descubrió su verdadera vocación. La formación estricta que recibió desde muy temprana edad se reflejó a la hora de rodar sus películas, pues tenía cada detalle en mente antes de comenzar el rodaje. Por esta razón, se dice que los productores lo adoraban: nunca realizaba una toma de más ni gastaba más de lo previsto.

   Perteneció al movimiento surrealista hasta el año 1932, fecha en que le escribió una carta André Breton, líder de los surrealistas, con el objeto de comunicarle su decisión de no pertenecer más a dicha corriente artística, pues consideraba que era incompatible con su militancia en el Partido Comunista. En este mismo año, dirigió Las hurdes, tierra sin pan; un documental que surgió como crítica a la República (pues, por aquel entonces, el PCE se oponía a una república burguesa y abogaba por una república bolchevique).

Hasta el año 1938, Buñuel trabajó para los Servicios Secretos para la Embajada de España en París. En ese mismo año, viajó a Hollywood en una misión semisecreta para saber qué tipo de películas se estaban haciendo allí sobre la Guerra Civil. Allí, fue espiado por el mismísimo FBI, principalmente por su condición de comunista, pero había más motivos: era un exiliado español y había dirigido La edad de oro, una película que muchos consideraban blasfema. Este organismo controló cada movimiento del cineasta mientras vivió en los Estados Unidos, incluso llegó a someterlo a dos interrogatorios. Buñuel fue uno de las primeras víctimas del macarthismo, período histórico en el que Estados Unidos estaba gobernado por el líder republicano Joseph McCarthy y en el cual se perseguía a todo comunista como si se tratase de una «caza de brujas».

   En 1941, el cineasta comenzó a trabajar en el MoMA de Nueva York, hasta que se vio obligado a dimitir, pues Dalí, en su Vida secreta, lo tachó de ateo y dio a entender que era comunista. Poco después, entró en el círculo de Charles Chaplin, quien estaba rodeado de españoles que trabajaban en cine. De hecho, ambos colaboraron en la concepción de El gran dictador. Por ejemplo, la idea del obús defectuoso se le ocurrió a Buñuel. En esta etapa, trabajó como director de doblaje para la Warner Brothers.

   En cuanto su carácter, tenía una personalidad muy fuerte y fue un padre y un marido autoritario. Jeanne Ducar, su mujer, escribió Memorias de una mujer sin piano, en el que relata que, a pesar de que a ella le apasionaba tocar dicho instrumento, su marido se lo impedía.

   Como último dato, una anécdota un tanto bizarra: el perro que tuvieron Buñuel y Jeanne iba a ser en un principio aplastado en una escena de una de una de las películas del cineasta español, pero Jeanne decidió adoptarlo.

Comentarios

comentarios