Cámara anecoica

Cámara anecoica

   ¿Qué pensarías si te dicen que en el mundo hay una habitación en la que no existe sonido alguno? «Pero, ¿eso es posible?», sería seguramente la respuesta más común. Pues sí, es posible, y existe. Estamos hablando de la cámara anecoica, una habitación creada específicamente para absorber todos los sonidos y en la que no podrías estar más de 45 minutos seguidos.

   Rebobinemos un poco. La cámara anecoica es una creación de los Laboratorios Orfield de Minnesota ‒Estados Unidos‒ y forma parte de los Récords Guinness por ser capaz de absorber el 99´9% de los sonidos. La experiencia más cercana al silencio absoluto. La cámara fue creada originalmente para investigaciones sonoras, por ejemplo, para que grandes empresas como Whirlpool o Harley-Davidson probasen sus ruidosos productos sin interferencias y pudiesen determinar cuánto ruido generan estos. Y, de hecho, su uso más habitual es para este tipo de cosas. Sobretodo para experimentos de la NASA, de armamento militar, empresas automovilísticas, grabaciones musicales, etcétera.

Experimentando el silencio

Experimentando el silencio

   Llegados a este punto, todavía te preguntarás cómo es posible que la cámara anecoica anule cualquier sonido. La clave está en su diseño. Sus paredes están formadas por cuñas en forma de pirámides, con la base apoyada sobre paredes recubiertas de materiales como fibra de vidrio, polímeros y espumas especiales. Esto genera un efecto conocido como «box in box». Los paneles interiores absorben por completo los ángulos de reverberación sónica, sin permitir que las ondas sonoras se reflejen en los cuerpos sobre los que inciden, como sí sucede, por el contrario, en el exterior. Las cámaras anecoicas necesitan de este tipo de características para conseguir el silencio absoluto, aunque eso no evita que haya muy diferentes cámaras en cuanto a su aspecto visual. Las hay desde gigantescas hasta con un acabado muy minimalista y elegante.

Otra cámara anecoica

Otra cámara anecoica

   «Fantástico, estoy maravillado con estas habitaciones, me gustaría entrar en una», podrías estar pensando ahora mismo, pero cuidado, las cámaras anecoicas podrían volverte loco. Algunos científicos decidieron probar los efectos del silencio absoluto que se forma dentro de las cámaras para comprobar que consecuencias provocaban en el ser humano. Los resultados son de lo más curiosos y perturbadores. Nuestro cerebro está acostumbrado a los sonidos, incluso hasta los más mínimos y pequeños. Dentro de una cámara, todo esto desaparece y se forma un vacío aterrador. Al principio se crea una relajación total. Se anula la tensión por estrés acústico reduciéndose así los niveles de alteración y llevando al cerebro a concentrarse. Pasados los minutos, nuestros oídos no soportan el silencio y buscan cualquier fuente de sonido. Tanto es así que se comienza a escuchar nuestra respiración, el latir de nuestro corazón a un alto nivel, el sonido de nuestras tripas e, incluso, un pitido conocido como tinnitus que provoca nuestro sistema nervioso y circulatorio constantemente. La exposición prolongada al silencio absoluto dentro de la cámara puede llevar a perder el control de la mente, a provocar alucinaciones y hasta hacernos perder el equilibrio por momentos.

   Por eso las cámaras anecoicas son casi un peligro para el ser humano. Hasta la fecha, el máximo tiempo que una persona ha permanecido dentro de una cámara anecoica ha sido alrededor de 45 minutos. Todos estos experimentos no hacen más que aumentar ese misterio que rodea al silencio absoluto y que los humanos no somos capaces de asimilar. Pero una cosa está clara, sin sonidos nos volveríamos locos.

Comentarios

comentarios