Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift es, además de una de las obras literarias más reconocidas del siglo XVIII, una de las influencias más importantes en el nacimiento del género de ficción moderno e incluso, para algunos, del género de ciencia ficción. Con el tiempo la sola mención del nombre de «Gulliver» se ha llegado a asociar de forma casi inmediata a un tipo de relato satírico en el que encontramos un viaje fantástico y la descripción de una sociedad grotesca, generalmente un reflejo distorsionado de la propia sociedad. Como casi todas las grandes obras de la literatura ‒también ocurrió con el Quijote‒, la novela de Swift ha sido objeto de todo tipo de secuelas e imitaciones prácticamente desde su primera publicación hasta nuestros días. Hoy quisiera detenerme en esos otros viajes de Gulliver.
El libro se publicó en octubre de 1726, agotándose la primera impresión en una semana y las dos siguientes reimpresiones antes de que acabara el año. El éxito de la obra fue tan rotundo e inmediato que las imitaciones empezaron a aparecer pocos meses después de la primera impresión. En 1927 aparece Memorias de la Corte de Liliput, novela satírica atribuida a la escritora Eliza Haywood en la que se amplía el relato de las estancias de Gulliver en Lilliput y Blefuscu. Ese mismo año Pierre Desfontaines tradujo por primera vez la obra al francés y le añadió como apéndice final una secuela de elaboración propia, El nuevo Gulliver o los viajes de John Gulliver, hijo del Capitán Lemuel Gulliver, donde continuaba las aventuras del hijo de Gulliver.
Desde el siglo XIX los viajes de Gulliver empiezan a relacionarse con corrientes de pensamiento y temas de plena actualidad. Encontramos, por ejemplo, el matriarcado en una secuela de Elbert Perce de 1851 y en otra de Mortimer Collins de 1873. El nuevo Gulliver de Wendell Phillips Garrison (1898) es prácticamente un estudio positivista de la evolución y la religión de los houyhnhnms a raíz del naufragio de un joven americano. En La rebelión de los caballos, publicado también en 1898 casi al mismo tiempo que La guerra de los mundos de H.G. Wells, Walter Copland Perry relata el plan de los houyhnhnms, decididos a viajar a Inglaterra para destruir a los Yahoos.
En el siglo XX las relaciones de la obra de Swift con el género de ciencia ficción se estrechan más que nunca. Ya en la obra de Perce encontramos viajes planetarios, así como robots en la versión del escritor húngaro Frigyes Karinthy. En El quinto viaje de Gulliver el escritor ucraniano de ciencia ficción Vladimir Savchenko habla de losTikitaks, que se inyectan el jugo de una fruta única para hacer que su piel transparente, ya que las personas con piel opaca se consideran horribles.
También encontramos un curiosa vertiente feminista. En otra de las versiones de Karinthy este relata el viaje de Gulliver a un mundo donde los seres inteligentes son todos mujeres y los hombres solo se usan como un instrumento de reproducción. Davy King, por su parte, escribe un cuento titulado «The Woman Gulliver Left Behind» que cuenta la historia de Swift desde el punto de vista de la mujer de Gulliver. En esa misma línea, Alison Fell hace que Mary Gulliver viaje sola en «La señora de Liliput».
No quisiera terminar sin mencionar dos adaptaciones que me han llamado especialmente la atención. Por una parte, Un viaje a Springistan por Lemuel Gulliver, una novela escrita por Kurt Friedlaender en 1948 y que también es conocida como Los viajes de Gulliver en el Tercer Reich de Hitler. Por otra, El último viaje del capitán Lemuel Gulliver de 1998, donde el argentino Edgar Brau traslada al viajero personaje al Río de la Plata para satirizar los usos y costumbres actuales, incluyendo la televisión, la política o los deportes. En contra de lo que pudiera parecer Brau arranca su narración en 1722, justo después del último viaje de Gulliver, y mantiene en la medida de lo posible el estilo original de Swift.
Buen articulo, es una lástima que toda esta hermosa literatura sea hoy un recuerdo, y pareciera que no existe entre los escritores la menor intención de superarla. Hoy se vive una decadencia tanto en cine, literatura, música y deporte. Saludos