Hemingway escribiendo

Hemingway escribiendo

   Sobre Fiesta, la primera novela de Hemingway, el New York Times escribió en 1926: «Es una narración verdaderamente apasionante, relatada en una prosa narrativa atlética, dura, magra, que pone en vergüenza al inglés más literario». Efectivamente, Fiesta está escrito en una prosa escasa y precisa, un estilo con el que sería identificado Hemingway junto a su teoría del iceberg.

   Pues bien, los hermanos Adam y Ben Long han creado una aplicación gratuita llamada Hemingway, inspirada en el escritor, capaz de analizar la prosa de un texto literario y de hacerla «atlética, dura, magra» o como la propia aplicación promete, hacer que la escritura sea «audaz y clara», al más puro estilo Hemingway. De momento solo está disponible en su versión online, pero los hermanos Long están trabajando ya en una versión de escritorio.

   El programa utiliza un sistema de subrayados de distintos colores para señalar los puntos débiles del texto: una oración destacada en amarillo es excesivamente larga y habría que acortarla o dividirla, en rojo es demasiado densa y complicada y sería necesario editarla para simplificarla hasta que desapareciera el subrayado y en verde se marca cuando está en pasiva ‒y quizá sería necesario un nuevo cambio‒. Además, las palabras marcadas en morado son demasiado largas ‒al pasar el ratón por encima se ofrecen posibilidades más cortas‒ y las palabras en azul son adverbios ‒y, por tanto, hay que eliminarlas‒. Finalmente la aplicación genera una estadística con todos esos datos y le pone al texto una puntuación que debe estar por debajo de diez para considerarse buena.

   La pregunta que a esta altura se han hecho muchos es: ¿qué pasaría si el verdadero Hemingway probara la aplicación Hemingway?, es decir, ¿superaría el escritor original la aplicación que él mismo inspiró? En realidad, no es demasiado difícil hacer la prueba. No hay que resucitar a Hemingway ni nada por el estilo. Basta con copiar uno de sus textos en la aplicación y esperar el veredicto. Ian Crouch de The New Yorker hizo el experimento con el comienzo del relato «Un lugar limpio y bien iluminado» y el resultado fue decepcionante. El Hemingway de verdad superaba el examen con un aprobado raspado.

   Lo que demuestra la prueba de Crouch es que a día de hoy todavía no se ha conseguido desarrollar un software lo suficientemente afinado como para reproducir con pelos y señales el estilo literario de un escritor. Eso o que Hemingway no era capaz de escribir como Hemingway. De cualquier manera, esta aplicación no deja de tener su utilidad, aunque sea para pulir la escritura, limpiarla de todo lo innecesario o, por lo menos, para reflexionar en el proceso de corrección sobre el uso que se hace del lenguaje.

Comentarios

comentarios