En plena época de la inmediatez y del exhibicionismo, los selfies están más de moda que nunca. El término, un neologismo que deriva de la unión de self portrait ‒autorretrato‒, fue elegida como palabra del año en 2013 por el Oxford English Dictionary debido al aumento de su uso en un 17.000% durante el pasado año. Solo hay que echarle un vistazo a las redes sociales. Recientemente ha vuelto a ser noticia, cuando la presentadora Ellen DeGeneres tomó uno durante la ceremonia de los Oscar y acabó convirtiéndose en el tuit más retuiteado de la historia de Twitter.
Ahora bien, como suele ocurrir a menudo, el concepto que nombra la palabra selfie es muy anterior al propio término, que nació en Australia en 2002 y al fin y al cabo apenas tiene más de diez años. De hecho, la pasión por los autorretratos ha estado presente en obras y autores a lo largo de todas las épocas, mucho antes de la invención de la fotografía. Sin embargo, no deja de sorprender cómo costumbres que nos parecen muy de nuestro tiempo, hacerse una foto a uno mismo alargando el brazo, ya se ponían en práctica hace un siglo. Un ejemplo es el temprano selfie realizado en diciembre de 1920 por los fotógrafos de la Byron Company de Nueva York. Ya es un salto importante en el tiempo, de casi un siglo, pero si seguimos retrocediendo en el tiempo es posible llegar incluso más atrás, llegar al que oficialmente se ha considerado el primer selfie de la historia.
Se ha especulado con que puedan ser varias fotografías tomadas en el año 1900, pero se puede seguir retrocediendo, en concreto hasta 1839, año en el que Robert Cornelius toma su selfie. Este norteamericano nacido de inmigrantes neerlandeses es uno de los pioneros más desconocidos de la fotografía. Gracias a sus conocimientos en química y metalurgia en octubre de 1839 logró realizar un daguerrotipo con el primer selfie de la historia y una de las primeras fotografías en las que aparece un ser humano. En ella vemos el retrato descentrado de un hombre con los brazos cruzados y el pelo despeinado. Para conseguir fijar su imagen en la placa Cornelius tuvo que quitar la tapa del objetivo, ponerse en el marco y esperar entre cinco y quince minutos antes de volver a cubrir la lente de nuevo. En la parte posterior Cornelius escribió: «Primera fotografía jamás tomada. 1839». Y seguramente no iba muy desencaminado teniendo en cuenta que el nacimiento oficial de la fotografía al ingeniero francés Nicéphore Niépce en 1826.
Si me dices que es la foto de un hipster con un filtro me lo creo.
Pues sí, la pones en Instagram y pasa desapercibida.
¿Y Velázquez en Las Meninas?
Jo… no hay manera de ser original, cada vez que pienso mira lo que hacemos los de mi edad, viene alguien y me demuestra que ya mi bisabuelo lo hacía a su manera…. 🙁 jajaja
A mí me encanta descubrir que ya todo estaba descubierto. La clave está entonces en redescubrir, reinterpretar según los tiempos, hacerlo a nuestra manera, que es siempre una forma de ser original. No es fácil, claro está 🙂
Javier, cuando dije que era el primer selfie de la historia me quería referir a selfie fotográfico. En pintura los autorretratos son mucho más antiguos, mucho más que Las Meninas. Un saludo.
No sabía que se había tomado una foto tanto tiempo atrás, pensaba que la fotografía se inventó sobre el siglo XIX, muy buena información
[…] abarca todo, y miles de personas recorren el edificio aunque pocas cogen un libro. Se lleva más hacerse selfies, y es que la arquitectura lo reclama. El grueso de la gente no ha venido a leer, sino a ver libros. […]