La entropía se define como «el progreso para la destrucción» o «el desorden inherente a un sistema». Aunque para llegar a estas conclusiones debemos remontarnos unos pocos siglos atrás, al momento en que, hacia 1698, Thomas Savery se preguntaba cómo era posible que su motor basado en el calor perdiese tal cantidad de energía por el camino. Si habéis oído hablar de la máquina de vapor de James Watt, digamos que Thomas Savery fue un precursor.
Tuvieron que pasar algo más de ciento cincuenta años para que Rudolf Clasusius usase palabras más adecuadas a «inconmensurable fuga energética». Clausius definió lo que era un sistema termodinámico y dedujo algo increíblemente importante: «En cualquier proceso irreversible una pequeña cantidad de energía térmica ‒δQ‒ se disipa gradualmente a través de la frontera del sistema».
Dicho en palabras que entendemos: la energía se escapa en el momento en que se realiza trabajo. Clausius no se quedó ahí, sino que planteó una nueva palabra ‒entropein‒ para definir el grado de desorden de un sistema. Si la energía se estaba escapando era obvio que estaba siendo desordenada hacia otros sitios, un poco como si derramas azúcar sobre una alfombra: lo más probable es que te sea imposible volver a poner todos los granos donde estaban.
Pero para ver la primera fórmula matemática de la entropía hay que dar otro salto, esta vez de cuarenta años, a los escritos de Ludwig Boltzmann ‒un tipo lo suficientemente alegre como para suicidarse‒ donde se decía, en términos físicos, que la entropía siempre iba a más. Es decir, que no había modo de ordenar algo desordenado sin desordenar todo lo demás a su alrededor.
Es el problema de las huellas en la arena: imagina que hay una huella en la arena a unos pasos de donde te encuentras. Todo el desierto está liso salvo por esa pequeña huella. De modo que caminas hacia ella para alisarla, dejando un rastro entero de huellas a su vez. No contento con el resultado llamas a amigos y familiares que ayuden a borrar las huellas del desierto. Es una tarea inútil: aunque consigas enfriar un vaso de agua en un frigorífico, siempre estarás calentando la atmósfera y haciendo más difícil dar la vuelta al proceso.
Y ahora el problema mental que supone: cuando la entropía desordena, ordena. Me explico: imagina un sistema formado por dos frascos de líquido, cada uno de un color. Si echamos ambos en una bañera ésta se llenará de un líquido de un color intermedio. Y nos será imposible separar esos fluidos de nuevo. Ahora bien, aunque el estado es de mayor desorden, es más homogéneo. Y por eso, cuando la entropía desordena, ordena.
Soy una fan de vuestros artículos en este blog y acostumbro a compartir vuestros escritos sobre libros porque nosotros trabajamos las dificultades de lectura. Este no va de lectura, pero está tan bien explicado, las ideas están tan bien «ordendas», que habéis convertido el caos sobre la entropía en una pequeña pieza literaria. Comparto!!
Hay quien afirma que el origen del mundo no está en una explosión de energía sino de máxima entropía que vamos perdiendo, cuando ya no quede ninguna y todo sea homogéneo, será la muerte del universo.
Gracias de nuevo por compartir, Monserrat 🙂
Me encanta esa idea, Palimp. Desde un punto de vista científico me cuesta entender lo que eso supone, pero desde un punto de vista filosófico o incluso estético me parece una idea muy interesante.
Hola, tienes un pequeño error. Ya desde Lord Kelvin se tenían formulas matemáticas para la entropia y se sabia que la segunda ley de la termodinámica implicaba que la entropia de un sistema aislado nunca era decreciente. Lo que hizo Blotzman fue darle una base microscopia en cierto sentido de «primeros principios» a lo que era una descripción puramente fenomenologia y macroscopica.
Por otro lado el termino «desorden» es tan intangible en física que yo recomendaría evitar su uso a toda costa.
Buenas, Andrés,
tienes toda la razón, la formulación moderna es posterior a una previa un poco más ruda y sin diferenciales.
Gracias por la aportación.
[…] mucha ficción y fantasía distópicas y pocas que se planteen una entropía: «el desorden inherente a un sistema» como orden social. Pensando un poco, en el mundo de las […]
Si , la entropia en un sistema irreversible y cerrado no puede ser decreciente . Al buscar el inexorable equilibrio final la entropia alcanza su maximo potencial y luego muere el sistema .Creo que en el cuerpo humano este equilibrio es cuando algun organo vital deja de funcionar , ya que la energia que pudiese absorber se convierteb totalmente en entropia ,es decir energia que no produce ningun trabajo ,que se ha atrofiado ).
La física cuántica apunta hacia una entropía que conlleva a un universo en desorden infinito. La humanidad controla pequeñas cantidades de entropía para producir energía transformada en trabajo, y a su vez que produce mas entropía equivalente a la controlada inicialmente.