Desde la segunda mitad del siglo XX el ser humano ha condicionado a todo tipo de animales para explorar la relación de estos con el arte. Uno de los trabajos más importantes en esta línea es el que llevó a cabo Desmond Morris, sobre todo con chimpancés, dentro de su programa Zoo time. Algunos años después, en 1964, el periodista Åke «Dacke» Axelsson presentaba a una exposición de pintura que se celebraba en Gotemburgo, Suecia, una serie de cuadros realizados por un chimpancé de cuatro años llamado Pedro. La identidad del artista permaneció oculta bajo el seudónimo de Pierre Brassau y su obra recibió generosos elogios de la crítica.
Diez años más tarde la anécdota volvió a repetirse, aunque esta vez el protagonista no era un mono sino un perro. Alexis Boyar, un galgo afgano de seis años de edad, se hizo nada más y nada menos que con los 50 dólares del primer premio del certamen anual organizado por el Museo de Arte de Davenport. Entre las bases del certamen no se indicaba específicamente que los participantes debieran ser humanos, por lo que Elliott y Julie McDonald aprovecharon para presentar una obra realizada por su mascota ocultándole al tribunal el detalle de que el artista era un perro. La obra, titulada «La danza de Anitra», estaba compuesta por un montón de hilos de distintos tamaños, colores y texturas. Según explicó Julie después de recibir el premio, originariamente era un viejo guante que Alexis encontró durante una caminata por el parque. Lo mordió dándole una forma tan llamativa que los dueños del perro pensaron que sería interesante ver qué pasaría si se presentaba a un certamen de arte.
Por supuesto, la concesión del premio causó controversia entre algunos de los participantes, que lo consideraron una broma de mal gusto. El matrimonio McDonald devolvió los 50 dólares del premio y añadió que preferían darle a Alexis un premio que fuera más de su agrado, un sofá que pudiera mordisquear cuanto quisiera.
Sin embargo, la victoria de Alexis inspiró a una empresa de adiestramiento canino llamada Quad Cities Dog Obedience Club para organizar al año siguiente un certamen de arte exclusivamente dirigido a artistas caninos. Se propusieron las siguientes categorías: «Tejidos», «Caucho y plástico», «Madera», «Metal» y «Objetos encontrados». Alexis, que no participaba, actuó como juez honorario y su guante masticado se exhibió durante toda la muestra. La categoría donde se concentraron mayor número de obras fue la de «Tejidos», en la que un caniche negro llamado Kelly se llevó el primer premio por una colcha masticada. Los organizadores del certamen admitieron que estaban preocupados ante la idea de que se presentara algún trabajo hecho por un ser humano.
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