El booktrailer se ha puesto de moda. Cada vez es más difícil encontrar algún libro que no lo tenga. Encapsular la trama de un libro en misiles de menos de tres minutos de duración y lanzarlos a través de las redes sociales esperando que se viralice y que llegue a miles de personas a primera vista parece una estrategia de marketing para aumentar la visibilidad que tiene el éxito asegurado. Sin embargo, ¿de verdad es tan efectivo comercialmente hablando hacer un trailer de un libro? Esa misma pregunta se la ha hecho Robert Bruce en un artículo de su blog 101 books. Me gustaría detenerme en algunos de sus razonamientos.
Bruce se refiere al cine, que tiene el mismo lenguaje que los trailers y que lleva usándolos unos cien años más que los libros. Un buen trailer puede conseguir que Steven Seagal parezca merecedor de un Premio Bafta. Pero eso es engañar. La inmensa mayoría de los trailers que veo caen en este fallo. Son pequeñas obras de ingeniería milimétricamente calculadas que venden expectativas que la película completa no cumple. Con los libros ocurre esto con más razón, porque estamos mezclando dos lenguajes artísticos completamente distintos. De alguna manera estamos matando la magia de la literatura, estamos poniendo cortapisas a la imaginación del lector, encauzándola por una secuencia de imágenes predeterminada. Con el trailer prácticamente me estás diciendo lo que tengo que imaginarme cuando me lea el libro, estás coartando mi libertad.
Esto no es un rechazo absoluto del booktrailer, pero tampoco hay que obsesionarse con tenerlo a toda costa. Repito: la literatura y los trailers usan lenguajes distintos, lo que significa que un buen escritor no tiene necesariamente por qué saber hacer buenos trailers. Si tienes el respaldo de una gran editorial probablemente haya detrás un presupuesto y un equipo de profesionales que sepan y puedan hacer un trabajo atractivo. En ese caso se obtendrán resultados como el de Isaac Rosa y su novela La habitación oscura o, yendo aún más lejos, el de Maurice Gee y su Going West.
Ahora bien, si no cuentas con un mínimo de presupuesto, los conocimientos técnicos y las herramientas necesarias te recomiendo que te abstengas de hacer un booktrailer. Si estás pensando en utilizar secuencias de películas conocidas o hacer una especie de presentación con fotografías y frases del libro deberías replanteártelo. Piensa que un trailer es la carta de presentación de tu libro y que si el trabajo denota falta de profesionalidad los posibles lectores de tu obra no se van a llevar una buena primera impresión. Si alguien te ha dicho que los trailers son absolutamente necesarios para vender libros te ha mentido.
Yo, particularmente, detesto los booktrailers por definición. Reconozco que son manías (no puedo juzgarlos, porque ni siquiera los visiono), pero me parece mezclar churras con merinas. Para poner el valor la literatura, ¿tenemos que recurrir a las imágenes…? Un poco absurdo.
¡Saludos!
Habrá que ver si es moda pasajera o ha venido para quedarse, pero en cierto modo da la medida de la publicidad y la cultura hoy en día. Un reclamo visual, rápido, con el mayor gancho posible. ¿Y dónde dejamos el poder de la seducción lenta? De momento, yo quiero mantener vivas la imaginación y la capacidad de sorpresa en el momento de abrir un libro.
No me gustan los booktrailers y no creo que sean el mejor modo de publicitar una novela, pero se han convertido en una moda (o en una plaga, según se mire) porque vivimos en un mundo donde la cultura visual es la predominante. La gente en internet es perezosa, no lee, mira las letras en diagonal, quiere hacer el mínimo de clicks posibles. Y eso nos lleva a las imágenes y los videos, que permiten transmitir una idea mucho más rápido.
Pero para vender precisamente un libro, a gente que se supone le gusta leer… Pues no le acabo de encontrar el sentido. Y menos teniendo en cuenta que la mayoría de booktrailers que he visto (que no son muchos, lo admito) eran un espanto.
No veo necesario los booktrailers y no suelo verlos. Creo que son sensaciones distintas, y ya son muchos años escogiendo los libros con otras claves. Cierto que ahora son otros tiempos, nuevas tecnologías y todo eso, peeeeero no quiero renunciar al gustillo ese de que un libro en mis manos pase a mi mochila por los recorridos habituales.
Muchas gracias por vuestros comentarios, veo que hay consenso en cuanto a lo poco que gustan los booktrailers. Por una parte me quedo con lo que dice Laura, que son lenguajes distintos, que se supone que para leer se usa algo que no fomenta precisamente la lectura (ni la imaginación). Y por otra parte, la mayoría de ellos sí son espantosos. Por lo menos parece que ahora estamos en plena moda, ¿pasajera? Puede ser. Pero me hace gracia porque hay muchos escritores que acaban de estrenarse y que creen que están en la obligación de hacer uno para ser más visibles. Yo se lo desaconsejaría. Tampoco los rechazo completamente y en todos los casos, pero para hacer un producto de baja calidad es preferible no hacer nada. Muchas gracias de nuevo a las cuatro. Un saludo.
Pues no me lo había planteado de esta manera. Hay veces que he visto booktrailers por mera curiosidad, sin más. No hacen que quiera leer un libro o que deje de querer leerlo. Yo creo que son innecesarios, y ahora que lo dices, sí que coartan la imaginación del lector. Yo creo que con la sinopsis basta para saber más o menos de que va la historia (aunque, al igual que pasa con los trailers de las películas, pueden llevar a engaño y prometer algo que no es).