Grabado del disturbio del Astor Opera House

Grabado del disturbio del Astor Opera House

   Hoy en día el teatro se suele asociar normalmente a un cierto tipo de público y a unas determinadas normas de etiqueta, pero no siempre ha sido así. Hasta por lo menos el siglo XIX este entretenimiento era un verdadero fenómeno de masas. Algunos actores llegaron a alcanzar tanta fama como las modernas estrellas del cine, la música o los deportes. Shakespeare, el escritor que consiguió inmortalizar las pasiones humanas como ninguno, era, como es lógico, el autor teatral que más pasiones levantaba entre el público, por lo que es lógico pensar que los actores que conseguían especializarse en el escritor inglés lograban convertirse en las más grandes celebridades.

   El teatro norteamericano de mediados del siglo XIX estaba dominado sobre todo por actores británicos, por lo que Edwin Forrest, el primer gran actor estadounidense especializado en Shakespeare, no tuvo demasiados problemas para convertirse en icono nacional, sobre todo a raíz de que interpretara a Otelo en Nueva York en 1826. La facción opuesta, la de los actores británicos, estaba encabezada por William Charles Macready, un actor que había debutado en 1810 y que consiguió bastante fama gracias a sus papeles de Ricardo III, Hamlet, el Rey Lear Macbeth y, por supuesto, Otelo, entre otros. Macready no solo era considerado como el mejor actor de su generación sino que además contribuyó a la creación del teatro moderno inglés, recurriendo, por ejemplo, a los textos originales de Shakespeare y no a adaptaciones.

   El terreno estaba abonado para que entre ambos actores surgiera un enfrentamiento con un componente más social y político que teatral. Shakespeare llegó a convertirse en uno de los puntos fundamentales de la discordia entre Inglaterra y Estados Unidos. Además, Macready se convirtió en el representante de la clase adinerada y Forrest en el del proletariado. La prensa de ambos países echó más leña al fuego, con innumerable cantidad de columnas, artículos y críticas en las que se valoraba cuál de los dos actores era mejor.

Daguerrotipo de Edwin Forrest obra de Mathew Brady

Daguerrotipo de Edwin Forrest obra de Mathew Brady

   La rivalidad entre ambos actores empezó a volverse insostenible en la segunda visita de Macready a Estados Unidos. Forrest se propuso perseguirlo en su gira por todo el país representando sus mismos papeles para desafiarlo ‒con los consiguientes elogios de la prensa patria‒. Las tensiones fueron en aumento. En una actuación en Londres Forrest recibió silbidos mientras interpretaba el papel de Macbeth ‒que, según se decía, era poco apropiado para su físico‒, algo que el actor atribuyó a su rival, así que una semana más tarde cuando Macready interpretaba a Hamlet en Edimburgo el propio Forrest fue al teatro a silbarle. A tal punto llegó el enfrentamiento que en una ocasión lanzaron desde el público una oveja muerta a Macready en plena representación.

   Toda la tensión acabó explotando el 10 de mayo de 1849 en un episodio que será siempre recordando como uno de los más oscuros de la historia del teatro. Durante varios días Macready iba a representar Macbeth en el Astor Opera House, justo al mismo tiempo que Forrest representaba ese mismo papel en el cercano Teatro Broadway. El 7 de mayo los partidarios de Forrest compraron cientos de entradas para la obra de Macready y se pertrecharon con toda clase de objetos arrojadizos ‒huevos podridos, patatas, manzanas, limones, zapatos, botellas‒. Mientras que Macready y su compañía trataban de representar la obra con un público que les gritaba, silbaba y arrojaba de todo, Forrest representaba el mismo papel entre ovaciones y aplausos. Al acabar la representación Macready anunció que abandonaría Estados Unidos y regresaría a Inglaterra, pero fue persuadido por varios ciudadanos norteamericanos influyentes para que se quedara ‒entre ellos Herman Melville y Washington Irving‒.

William Macready como Virginio

William Macready como Virginio

   El 10 de mayo Macready volvió a subir al escenario como Macbeth, pero esta vez las autoridades habían preparado a un ejército de más de 500 hombres para que no volviera a repetirse el episodio. Unas 10.000 personas, entre las cuales había muchos alborotadores, llenaron las calles alrededor del teatro. La batalla campal no tardó en empezar. Los partidarios de Forrest se enfrentaron con la policía, bombardearon el teatro con piedras e incluso trataron de prenderle fuego. Ante el temor de haber perdido el control las autoridades recurrieron al ejército, que no dudaron en abrir fuego, primero al aire y después a la multitud. Como resultado de los disturbios, unas 30 personas, entre los que había varios inocentes, murieron y más de 100 resultaron heridas. Macready consiguió escabullirse entre la multitud disfrazado de Macbeth.

   Después de este negro episodio Shakespeare se fue apartando poco a poco de la cultura popular y cada vez más se le fue considerando como un entretenimiento intelectual de cierto nivel. El Astor Opera House no consiguió superarlo y solo sobrevivió una temporada más. La reputación de Forrest se vio muy deteriorada y Macready regresó a Inglaterra y se retiró de la escena un par de años después. El dramaturgo neoyorkino Richard R. Nelson escribió una pieza teatral sobre lo que se ha conocido como el disturbio del Astor Opera House.

Otro grabado del disturbio del Astor Opera House

Otro grabado del disturbio del Astor Opera House

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