Idiomas inventados en la literatura

Idiomas inventados en la literatura

   La literatura nos ha regalado muchas cosas a lo largo de su historia y estoy seguro de que muchos no dudaremos de que una de las más particulares y fantásticas que nos ha dejado son los idiomas inventados. Inventarse lenguas es un clásico dentro de la literatura fantástica, pero también lo encontramos, por ejemplo, dentro de la ciencia ficción. Hoy me gustaría hacer un repaso de las más llamativas e ingeniosas, para tener siempre en cuenta y no olvidarnos de dónde han salido.

   Hablar de idiomas inventados en libros y no nombrar a J. R. R. Tolkien es casi un pecado, así que empezaremos por él. Quizá uno de los casos más conocidos en esto de lenguas ficticias. Tolkien, que fue un gran escritor y filólogo británico, llegó a inventar más de quince ideolenguas —que así se llaman estas lenguas construídas a partir de lenguas naturales— cada una con diferentes grados de detalles. Las más reconocidas y mejor trabajadas fueron la Quenya y la Sindarin, ambas lo suficientemente logradas como para escribir textos largos o tener una conversación fluida. Y también ambas se escriben en el tipo de escritura Tengwar —que ya habréis visto en las famosas películas de El Señor de los Anillos. Estas lenguas eran usadas en el mundo de Tolkien, la Tierra Media, principalmente por elfos. De hecho la Quenya también es conocida como la lengua de los altos elfos, y la Sindarin puede ser denomidada como élfico gris, la más hablada en la Tierra Media. Estos dos idiomas inventados por Tolkien estuvieron inspirados en el filandés y en el galés respectivamente. Llegaron a ser tan famosas que actualmente una profesora de Birmingham imparte clases de Sindarin en un colegio.

Modo de escritura Tengwar de Tolkien

Modo de escritura Tengwar de Tolkien

   Tolkien fue un maestro en esto de lenguas inventadas, pero no solo él tuvo el valor de crear idiomas para sus mundos. Si nos alejamos incluso de la fantasía, encontramos en relatos de ciencia ficción como 1984, de George Orwell, nuevos idiomas como la Neolengua. Las palabras de este idioma inventado por el escritor británico están inspiradas en el inglés, pero con la particularidad de estar sometidas a una censura constante. Esto es así para evitar las expresiones consideradas negativas por el régimen del Gran Hermano en la novela. Las palabras por lo tanto están creadas mediante compuestos, prefijos y sufijos. En castellano algunos ejemplos serían: «individualismo», en lugar de: «vida-propia», o «castidad» en vez de: «buen-sexo».

Ejemplo de lengua Aklo

Ejemplo de lengua Aklo

   Nadsat es otra lengua inventada, en este caso para la novela La naranja mecánica, de Anthony Burgess. El idioma fue ampliamente popularizado en la película del mismo nombre de Kubrick, pero ya había sido inventado con anterioridad para la novela. Es una jerga juvenil que usan los protagonistas del libro y se basa en su concreción y su falta de profundidad. Toma como referencia el inglés, aunque está también combinada con expresiones eslavas, procedentes del ruso. Algunos ejemplos son «drugo» para decir «amigo», o «glaso» para «ojo».

   Volviendo a la fantasía, tenemos un ejemplo bastante reciente de ideolengua, y lo encontramos en la famosa saga de Harry Potter. El Pársel, conocido tan solo por Harry y Voldemort, es una especie de idioma nativo de las serpientes. Está mucho menos desarrollado que otras ideolenguas, ya que se basa en silbidos y susurros. Aunque en la propia saga también encontramos todo un compendio de palabras para hechizos y conjuros como: «Alohomora», «Accio», «Desmaius», etcétera… Y reciente es también el caso del Siaru, lengua inventada por Patrick Rothfuss para su trilogía de fantasía épica Crónica del asesino de reyes, que ya hemos podido ver en las obras: El nombre del viento y El temor de un hombre sabio.

   Otro caso curioso de ideolengua, es la de 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne. Una especie de lenguaje musical del que, sin embargo, solo aparecen unas pocas palabras en la novela pronunciadas por dos tripulantes del Nautilus: «Nautron respoc lorni virch». Moonspeak, es el idioma que se usa en la Luna según el escritor inglés Francis Godwin. Esta lengua apareció en la primera novela de ciencia ficción británica: «El hombre en la luna», y lo más curioso es que este también es un lenguaje musical como el de Julio Verne, ya que se escribe en pentagramas.

   Y por último, otro de los grandes idiomas inventados en la literatura que no podía dejar sin mencionar es el Aklo. Inventado por el escritor galés Arthur Machen para su cuento de terror «El pueblo blanco», en el que dos personajes discuten acerca de la naturaleza del mal, mientras consultan un diario escrito en Aklo de una adolescente. Esta lengua cautivó incluso a H. P. Lovecraft, que llegó a tomarlo prestado para uno de sus cuentos más reconocidos, «El horror de Dunwich». También el Aklo aparece en la trilogía de los Illuminati de Robert Anton Wilson, asociado a misas negras y a los propios Illuminati.

   Seguramente estas no sean las únicas ideolenguas creadas en el mundo de la literatura, quién sabe cuántas más deben de existir, o a saber cuáles faltan por descubrir y crear. Una cosa está clara: estas lenguas son capaces de trasladar su singularidad a la propia historia de la que forman parte, haciendo que todo sea más especial si cabe. Las ideolenguas están dentro del mundo literario, e incluso del mundo del cine o del arte… Está claro que el ser humano sabe aprovechar uno de sus mayores dones, exprimiendo el lenguaje en todas sus facetas.

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