Si la idea de Steve Hoefer de Grathio Labs de convertir un viejo libro en una lámpara resulta ingeniosa, la artista coreana Airan Kang ha querido ir un paso más allá iluminando librerías enteras. Desde 1999 Kang trabaja dentro de su Proyecto Libro Digital con vistosas esculturas en forma de sobrecubiertas, hechas con resina sintética transparente, iluminadas por LED y programadas para ir variando continuamente el brillo, el color y la intensidad de la luz. Kang no suele trabajar con libros sueltos: viaja por todo el mundo visitando y fotografiando diferentes librerías, bibliotecas y salas de lectura famosas para recrear en versión digitalizada entornos completos.
Con esa estética tan visual Kang pretende llamar la atención sobre la moderna sociedad de consumo y su atracción por los diseños llamativos y coloridos ‒que es en muchas ocasiones la forma en la que los productos se destacan de los de la competencia‒, algo que en principio parece ser ajeno al mundo de los libros. Precisamente esa mezcla tan insólita es lo que mueve al espectador a la reflexión.
En el 2010 organizó en la Bryce Wolkowitz Gallery de Nueva York una exposición titulada Luz de lectura, en la que recreó las portadas de obras clásicas de la literatura ‒Nathaniel Hawthorne, William Blake o Lord Byron, entre otros‒ y libros de arte ‒de Edward Hopper o Pablo Picasso, por ejemplo‒. En total, 109 libros que cambian de color. Para disfrutar tanto en fotografías como en vídeo.
Es verdad, nos estamos acostumbrando a la espectacularidad de los nuevos diseños y con la tecnología digital, que permite formatos cada vez más extraordinarios, nos dejamos fascinar, arrastrar (¿sólo a veces?) por todo lo que nos acerque a mundos fantásticos… No es que yo sea proclive a consumir por la apariencia de las cosas, pero no niego que ocurre así de vez en cuando. Los nuevos soportes te permiten recrear visualmente muchos de los mundos fabulosos que se esconden tras las páginas de tus libros favoritos y, en cierta manera, estas bibliotecas luminosas, coloristas y dinámicas crean una atmósfera mágica (bastante psicodélica) que, ciertamente, invita a reflexionar acerca de nuestro modo de leer, de comprar, de sumergirnos en una realidad cada vez más digital… Me recuerda a los niños que miran las sirenas de un coche de bomberos y tiran de la manga de la chaqueta a su madre, señalando con los ojos desorbitados, como si una nave espacial pretendiese a aterrizar junto a ellos… Es fácil dejarse deslumbrar por las nuevas tecnologías… Gracias. Un saludo.
Creo que proyectos como este sobre todo tratan de abrir la reflexión sobre el modo de leer, de comprar libros y de cómo estos se conectan con el mundo digital. Como puedes ver, a mí particularmente sí me deslumbran esas conexiones. Me encanta todo lo que nazca de la unión entre libros y tecnologías, como voy recogiendo a menudo en el blog. Un saludo.