La colmena humana

La colmena humana

   Existe una serie que tuvo más de dieciocho temporadas en varios spin-off más unas cuantas películas llamada Stargate en la que aparece un pueblo de determinado planeta que comparte una característica bastante poco usual entre nosotros: el consenso absoluto. Para un taldor ‒gentilicio inventado‏‒ cualquier situación sería descrita del mismo modo que para cualquier otro taldor, y opinarían del mismo modo.

   Esta idea sacada obtenida en la ciencia ficción puede estar más cerca de lo que imaginamos y no ser tan ajena a nuestro mundo como pensamos actualmente.

   Imaginadlo del siguiente modo: las hormigas. Las hormigas montan sociedades de millones de seres en las que cada uno no es capaz de asumir una identidad propia, sino que forma parte de un todo que la define. Una hormiga que va en busca de comida no tiene ni idea de si es de las primeras o de las la últimas de la fila. Pero sabe que «debe buscar comida siguiendo a la de delante» gracias a un código químico. Todas las hormigas de la cola dirán exactamente lo mismo, y es porque comparten una determinada información.

   Ahora extrapolemos esto con ayuda de otra serie de ficción llamada Ghost in the Shell. Si algo tienen de bueno estas series es que nos permiten extrapolar modelos que no existen actualmente ‒y que puede que nunca existan‏‒. En esta segunda serie aparece un tipo de ser llamado tachikoma, y que es un robot bastante avanzado capaz de ejecutar casi todas las funciones relacionales humanas y alguna más que a nosotros se nos escapa.

   Los tachikoma son iguales a los taldor salvo por el hecho de ser máquinas. Pero tanto una como otra cultura comparten lo mismo: todos opinan del mismo modo. ¿Cómo lo hacen? La explicación que se da es la de la compartición microsegundo a microsegundo de toda la información entre todos los tachikomas.

   Tratad de pensar en el siguiente modelo: cinco desconocidos entrando a unas instalaciones donde son capaces ‒y obligados‏‒ a compartir cada una de las vivencias pasadas y todos y cada uno de sus pensamientos en una especie de foro común. No pasaría demasiado tiempo para que surgiese de ellos una conciencia colectiva y de que los rastros de personalidad quedasen totalmente suprimidos por un todo consciente. Y ahora extrapoladlo a la humanidad entera.

   ¿Cuánto tiempo haría falta para que se normalizasen todas las consciencias? Y, lo más increíble: ¿Qué modelo neuronal reinaría, uno basado en la fe o en el raciocinio? Lo que queda claro tras hipótesis como esta es que la humanidad avanzaría de un modo más unido, probablemente rehusaríamos destrozar el planeta o seguir aumentando la población, se acabarían las guerras y la investigación científica acabaría disparada.

   Y tú, ¿qué opinas de mundos así?

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