La amistad entre Washington Irving y Charles Dickens comenzó en 1840, justo después de que Dickens publicara La tienda de antigüedades. Irving escribió una carta al autor inglés felicitándolo por la novela y este le mandó de vuelta una nota de agradecimiento que dio lugar a una fructífera relación epistolar. En enero de 1842 Dickens visitó los Estados Unidos y ambos escritores tuvieron la ocasión de conocerse en persona. En una fiesta que tuvo lugar en Nueva York en honor a Dickens este pronunció el siguiente discurso: «En esta ciudad hay un caballero que, tras la publicación de uno de mis libros ‒La tienda de antigüedades‒, me envió a Inglaterra una carta tan generosa y cariñosa que si hubiera escrito el libro estando decepcionado y desanimado en lugar de todo lo contrario, su carta hubiera sido mi mejor y más feliz recompensa. Yo le contesté, él me respondió, y seguimos escribiéndonos como si no hubiera un océano entre nosotros. He venido a esta ciudad con ganas de verlo, y se sienta aquí. No necesito decir lo feliz que estoy de verlo aquí esta noche».
Durante los siguientes meses ambos autores siguieron reuniéndose como dos buenos amigos, hasta que Irving fue nombrado embajador en España y tuvo que abandonar definitivamente Estados Unidos. Sobre la despedida escribió Dickens: «Irving estaba conmigo en Washington ayer y lloró de todo corazón al despedirse. Es un buen hombre». Más adelante Dickens le enviaría una carta bastante afectiva a España pero no hay constancia de que Irving le mandara una respuesta. Lo siguiente que sabemos es que estando en Madrid Irving describió a Dickens como un hombre «escandalosamente vulgar» en sus costumbres y en su forma de vestir y de pensar.
¿Qué pasó entre Washington Irving y Charles Dickens para que la amistad se rompiera de repente? Durante los meses en que Dickens estuvo en Estados Unidos había estado viajando por el país para conocer más a fondo el estilo de vida norteamericano y lo que iba viendo no le gustaba nada. En su diario de viajes Notas de América Dickens se mostró bastante crítico con la prensa estadounidense, a la que acusaba de querer enriquecerse con sus obras, y con las condiciones sanitarias de muchas de las ciudades. También escribió parodias sin piedad sobre todo tipo de costumbres y vicios, como por ejemplo el hábito de escupir tabaco en público. Posteriormente Dickens utilizará parte de esos materiales como base de alguno de los episodios de su novela .
Parece que las mordaces críticas de Dickens pudieron ofender a algunas de sus amistades estadounidenses, entre ellas Washington Irving. Está claro que tanto Notas de América como Martin Chuzzlewit llegaron a las manos de Irving y en esta ocasión no despertaron el entusiasmo que ocasionara La tienda de antigüedades. El autor de Cuentos de la Alhambra se limitó a dar la callada por respuesta y puso punto y final a la amistad.
He visitado varias veces «Sunnyside,» la casa de Irving en Sleepy Hollow (que queda no muy lejos de donde vivo). Su biblioteca está todavía preservada; la próxima vez que visite tendré que averiguar cuantas obras de Dickens hay. Nunca sabía esta historia de su amistad.
Para que digan que son las mujeres quienes se interponen entre los amigos 😉 Esta historia dice bastante del carácter de ambos. Como siempre, un placer poder por aquí.
Un beso.
A Irving le gustó mucho la visión que Dickens le mostró de Inglaterra en su «Tienda de Antigüedades», pero no tanto su visión particular de las ciudades y costumbres estadounidenses… Igualmente Dickens, agasajado por su colega, pensó que hallaría en su viaje a América a gentes que encajarían más o menos en el perfil de Irving. No fue así. Ambos escritores me gustan mucho, y también su carácter. Yo creo que precisamente fueron sus fuertes caracteres los que les condujeron a la discordia. Ninguno era de los que guardaban silencio a la hora de describir lo que pensaban y veían… (y, la verdad, me alegro, porque esa diferencia de pareceres y de juicios es lo que los caracterizaba, y aunque ello diera por terminada su amistad, también nos ofreció a sus lectores las magníficas impresiones, sinceras, de sus viajes). Me ha encantado el artículo. Gracias. Un saludo.
Chris, me alegra haberte descubierto un aspecto nuevo de un autor tan cercano 🙂
Muchas gracias por tu visita Zazou, dos buenas piezas, sobre todo Dickens, que tenía un carácter de mil demonios.
Rachael, para Dickens, acostumbrado a Inglaterra, fue impactante visitar Estados Unidos, un país, lleno de contrastes, muy interesante culturalmente, pero que al mismo tiempo deja mucho que desear en muchos sentidos. Y Dickens desde luego no tenía pelos en la lengua. No tuvo ningún problema en criticar cuanto veía. Muchas gracias por tu comentario.
[…] colección de relatos. Para la edición americana le había mandado una carta a Washington Irving ‒a quien por cierto Dickens también conoció durante su viaje‒ pidiéndole que respaldara su publicación y le escribiera un […]
[…] El escritor era además consciente de que corría el riesgo de adentrarse en un territorio hostil. En 1842 visitó por primera vez los Estados Unidos y lo que vio mientras viajaba por el país no le gustó nada. En su diario de viajes Notas de América Dickens se mostró bastante crítico con la prensa estadounidense, a la que acusaba de querer enriquecerse con sus obras, y con las condiciones sanitarias de muchas de las ciudades. También escribió parodias sin piedad sobre todo tipo de costumbres y vicios, como por ejemplo el hábito de escupir tabaco en público. Estas críticas le valieron, entre otras cosas, la ruptura de su amistad con Washington Irving. […]