La inevitable necesidad de la esfera de Dyson

La inevitable necesidad de la esfera de Dyson

   Antes de comenzar este artículo me gustaría poneros en situación con un pequeño experimento mental: voy a poneros en el nivel mental de un incrédulo, de un hombre del siglo XIV que no podía imaginar entonces los logros que hemos conseguido en la actualidad.

   Imaginaos que habéis nacido hace 500 años. Labráis la tierra día a día bajo el sol al igual que ha hecho tu padre y hacen los hermanos que aún tienes vivos. El elemento más tecnológico que conoces es el martillo de la herrería, y el mecanismo más complejo el método para moler harina usando la fuerza del río y un molino de agua. Sabes que los ríos y el mar tienen mucha energía, casi ilimitada. Pero también sabes que para explotarla toda harían falta miles de millones de molinos de madera, y han hecho falta años para construir uno que funcione bien en el pueblo. En un alarde de imaginación podrías pensar en crear un sistema automático de siembra usando la fuerza del río para mover los diferentes elementos, unidos por cuerdas y palancas. Pero sabes en tu fuero interno que es imposible. La fuerza del río no se puede explotar en su totalidad, y sigues arando.

   Ahora imagina que a tu lado aparece una persona transportada desde nuestro presente. Esa persona argumenta que se han construido enormes barreras que han acumulado el agua, y que miles de molinos de agua mejorados trabajan día y noche para producir energía para todo el planeta. Por supuesto no creerías a este fantoche. Primero: es imposible realizar una obra ‒presas‒ de esas dimensiones y encerrar un valle para que el río se transforme en lago. Y segundo, es imposible construir molinos de agua dentro de esa construcción que a su vez transmitan la energía hacia todo el mundo. ¿Cómo iba a salir la energía? ¿Con poleas hacia todas direcciones? ¡El coste sería imposible! Sin duda este hombre no viene del futuro. Simplemente está loco.

   En 1960 un hombre llamado Freeman Dyson predijo que sería imposible para una civilización de Tipo 2 sobrevivir sin construir lo que él mismo llamaba la Esfera de Dyson. Una civilización de Tipo 2 es aquella que ha colapsado los combustibles de su planeta y se ha tenido que extender por todo su sistema solar para sobrevivir como especie. Esta esfera era en realidad la creación de cientos mundos artificiales orbitando alrededor del Sol que los humanos habremos de construir a su alrededor. Pero para construir mundos es necesario material. De modo que, ¿de dónde sacamos material para construir cientos de Tierras? Por supuestos estos mundos no necesitan ser del tamaño de la Tierra, pero para que la atmósfera sea estable es aconsejable un diámetro y densidad similares.

   La respuesta de «¿De dónde sacamos escombros para montar todo esto?» es Júpiter. Dyson propuso que desmontásemos el planeta gigante para construir durante cientos de años un sistema para aprovechar al máximo toda la energía del Sol, así para construir nuevo espacio habitable. Hay que recordar que hace 10.000 años había 8.000.000 de humanos, y que ahora hay casi mil veces esa cantidad en un crecimiento cada vez más acelerado. Por supuesto es imposible adivinar cuándo será posible construir «nuestra presa esférica» alrededor del Sol, pero ya en 1960 se sabía que era una necesidad a futuro. Es decir, que si no lo hacemos probablemente colapsemos el sistema solar antes de poder salir de él, con las consecuencias obvias para la Tierra y todos sus habitantes. La energía, por mucho que nos guste pensar, no es inagotable. En cada conjunto cerrado ‒país, continente, planeta, sistema solar, galaxia,…‒ hay un número limitado de julios esperando a ser explotados por alguien. Pero no son eternos. Probablemente nos encontremos cerca de haber colapsado casi todos los combustibles fósiles en menos de cien años, y en otros tantos ya no habrá uranio suficiente.

   El Sol es la única salida obvia, pero antes probablemente estableceremos colonias permanentes y civilizaciones en Marte para extraer de él lo que podamos, así como de las lunas de Saturno, antes de lanzarnos a desmontar el planeta más grande del sistema solar o de extraer sus lunas para acercarlas al Sol y ganar terreno y energía extra. Lo que es seguro es que si queremos sobrevivir como especie y seguir con un sistema tecnológico actual o superior no nos queda otra. Estamos condenados a cubrir poco a poco todas y cada una de las luces del universo.

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