Dicen que nunca alcanzaremos una utopía, pero que hemos vivido muchas distopías. Yo digo que pueden llegar a ser lo mismo, a la vez, y coincidir en el tiempo para según quien. Imaginad una nueva Edad Media futura. Enfermedades, pobreza, labrar la tierra y un montón de puntos que aparecerían claramente en la lista de «cosas en contra». Pero, ¿qué apuntaría el rey sobre este sistema en su lista? ¿Y los altos poderes clericales? ¿Y los ricos?
Para las personas con poder la Edad Media es claramente una utopía: tienen dinero, tienen poder, mandan sobre otros, tienen mejor posición social, y, en definitiva, hacen lo que quieren. También podemos definirles como gente que puede gastarse el dinero en aquello que desea. Es decir, tienen poder adquisitivo para realizar sus sueños. El resto, el pueblo llano, son más bien lo contrario: no tienen recursos económicos, no pueden hacer realidad sus sueños, no tienen buena salud, etc. Doscientos años antes ‒o dentro de doscientos a partir de ahora, si la Edad Media se repite‒ pensamos en ese sistema social como distopía: no lo deseamos.
Curiosamente quinientos años antes, en la primera ‒y hasta la fecha única‒ Edad Media, los ciudadanos de a pie soñaban con vivir en una utopía calefactada, con sanidad universal y con la capacidad económica como para ver la playa, la nieve, ir al teatro, ver mundo, no labrar la tierra,…Y aquí estamos, viviendo la utopía de entonces en nuestro presente. Si hubieses preguntado hace quinientos años te hubiesen dicho que era imposible que todos viviésemos como los reyes de entonces ‒e incluso mejor, por cierto‒.
Oigo continuamente el uso de utopía y distopía y me pregunto si las personas se han dado cuenta de lo que hemos conseguido, y de lo que está por llegar. Vivimos en la utopía de todos nuestros antepasados, y toda distopía futura o imaginaria tendrá sus partidarios, para los que tu distopía será su visión particular del paraíso terrenal, y no se imaginarán nada más grande.
Para poner un ejemplo por todos conocidos: el alzamiento del nazismo en la Europa de mediados del siglo XIX. Un siglo antes nadie hubiese dicho que algo así ocurriría. Se trataba, sin duda, de una distopía: un régimen indeseable en sí mismo, y lo contrario al modelo utópico del mundo por aquél entonces ‒el que es ahora nuestro presente, o al menos la línea por la que vamos‒. No obstante durante el alzamiento había gente que no solo vivía bien, sino que vivía muy bien. No solo grandes generales, sino mandos intermedios en una cadena humana cuyo trabajo era hacer sufrir a un colectivo social. A cambio de ese trabajo ellos estaban en la orilla buena de aquél presente tan extraño, y disfrutaban de comodidades que en la otra orilla ni se imaginaban. Por supuesto no lo fomento, pero sí que miro a través de su prisma e intento imaginar cómo debían sentirse al haber alcanzado su utopía ‒o al menos intentarlo, que lo intentaron, vaya que sí‒.
Quizá hemos de cambiar ligeramente las respectivas definiciones de ambos términos. Hablando sobre los comentarios de mi artículo «La colmena humana», mi utopía sería la distopía de una parte de los comentaristas, y estoy seguro que hemos recibido una educación más o menos similar y nos hemos movido ‒como coetáneos‒ en esferas bastante parecidas. Entonces, ¿por qué para mí la idea de una super‒conciencia‒humanidad es utópico y para otra persona incita al pánico y a la protesta en el caso de que nos encaminemos hacia ello? Lo que para uno es el límite imaginable del avance social para otro es la esclavitud absoluta. Distopía utópica debiera ser el término para distopía o utopía, porque nunca será solo una de ellas para todos.
Pues entonces habrá que llegar a un acuerdo para definir los conceptos de «utopía» y «distopía». Ya que se aplican a sociedades enteras, lo más lógico es pensar que esas sociedades serán utópicas o distópicas en función de lo que opine la mayoría. Pero incluso así me parece que no queda claro. Estoy pensando, por ejemplo, en Un mundo feliz. Tiene toda la apariencia de una utopía pero en realidad se trata de una distopía. Quizá no haya que partir de la base de que la utopía consiste en vivir feliz. Una sociedad en la que todos los ciudadanos están obligados a ser felices debe ser por fuerza distópica. Tal vez, si partimos de la noción de libertad podamos llegar a un consenso. Y digo tal vez, porque ni aún así estoy seguro.
Buenas tardes. Me ha gustado tu artículo, pero no se me ocurre nada que aporte algo al mismo. Tal vez debería haberlo dejado en blanco, pero quería dejar constancia de que lo he leído y de que el tema que tratas me parece importante y muy interesante. Gracias. Un saludo.
Interesante reflexión. Como tantos conceptos, parecen requerir una definición objetiva y externa a toda valoración que implique una valoración personal. Es demasiado fácil caer en juicios que dependen de la perspectiva de cada uno, de sus creencias. Pero ese pensamiento que admite la diversidad de interpretaciones de los términos quizá está falto de equilibrio. Es como decir que lo bueno y lo malo lo son sólo en función de la visión personal y no términos absolutos que describen un comportamiento o la consecuencia de una acción (maniqueos, sí, pero claramente definidos). Claro que los términos absolutos tienen más de abstractos que de reales, porque la vida real está llena de los puntos intermedios. Y, sí, al final todo depende de nuestro punto de vista… y volvemos al inicio.
Gracias por el artículo. Da qué pensar.
@alejandro
El problema de la mayoría es que cuantos más seres humanos juntas, más tontas suelen ser sus decisiones (algún día pondré en mi blog un ejemplo que nos presentaron en 1º de carrera y que invalida en parte la democracia bastante gracioso…o de echarse a llorar, una de dos). El tema de la libertad es peliagudo. Para mi libertad es que me dejen en paz, abandonado a mi suerte en un cuarto con luz para mi ordenador y una bici para andar por ahí. Para otros es que no ande por ahí con mi bici.
@rachael
Gracias por el comentario, pienso anotarlo para mis estadísticas (sí, estoy enfermo) aunque no haya aporte en demasía (que aporte hay)
@Zazou
Lo objetivo es muy difícil cuando es el ser humano el que define algo. Espero ver un mundo donde una IA imparcial coja un diccionario y lo de un par de vueltas. Será interesante leerlo de algo imparcial, sin política, ideales, religiones,…
Gracias a todos por los comentarios.
Rachael, siempre hay cosas nuevas que aportar 😉
Buena reflexión, pero como todo se rige en función de la mayoría (lo que está mal para la mayoría, está mal para todos), no creo que se haya pensado ni tan siquiera en cambiar la definición de ambas.
Quizá no se redefinan, pero desde luego está claro que no es tan evidente el significado de ambos conceptos.
[…] la impresión de que estamos ante una utopía distópica, o un cambio radical en nuestra concepción de la sociedad, y que en el futuro nuestra percepción […]