
Imagen CC0 H. Heyerlein
La historia reciente recuerda que los tres Reyes Magos aparecieron en el portal de Belén con un pequeño séquito de camellos y ayudantes, habiendo recorrido el desierto desde Oriente, para celebrar el nacimiento de Jesús. Le dieron, según esta versión moderna del relato, oro, incienso y mirra. En este portal ‒o pesebre‒ hay varias figuras: José, la Virgen María, Jesús, un buey y una mula.
Pero ‒y aquí comienzan una serie de peros que definirán este artículo‒ el primer pesebre, allá por la navidad de 1223, y organizado por San Francisco de Asís, no contenía nada más que un buey, una mula y el pesebre propiamente dicho: un pequeño cajón donde se le echa comida a los animales para que coman. Del niño Jesús no se sabe nada, debe ser que San Francisco debió pensar que de ese modo se podría representar el nacimiento de un modo más fácil, ya que en todos los pueblos había bueyes y mulas, pero a ver quién era el guapo que prestaba a su bebé para dejarlo toda una noche entre los dos animales, por aquel entonces, y con lo caros que estaban los niños… Estos dos animales mencionados (mula y buey) ya estaban en pinturas del siglo IV.

Un pesebre de madera de 1700, sin duda un lugar poco confortable para echarse la primera siesta | Imagen: FolkWayNotebook
Resulta que San Francisco de Asís también era un poco político, y le gustaba montar tinglados para que la gente lo mirase. De hecho no era sacerdote y oficiaba misas. Y llegó a celebrar una usando un pesebre como altar en alguna ocasión. San Francisco se reiría del marketing moderno. Y Francisco ofició la misa con toda la humildad con la que nació Jesucristo: junto a los animales en el frío invierno. O lo hubiese sido si Jesucristo hubiese nacido en invierno. El Nacimiento moderno se celebra el 25 de diciembre, pero esta fecha es consecuencia de un traspiés al cambiar del calendario juliano al gregoriano, porque de haber hecho bien la conversión del calendario la fecha del nacimiento de Jesús estaría fijada en el 7 de enero (fecha en la que la iglesia ortodoxa lo celebran actualmente).
Semana arriba, semana abajo, habiendo pasado 2.000 años casi no importa, pero es que eso del 25 de diciembre fun fun fun tampoco es que fuese muy fiable en un principio (antes del cambio de calendario). El 25 de diciembre fue un día escogido a dedo durante el Primer Concilio de Nicea (primer concilio ecuménico, en el 325 d.C.), en el que el emperador Constantino I (que fue un cristiano converso) marcó el día 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesús. Si nos ponemos a escarbar podemos sacar dos datos curiosos. El primero tiene que ver con la religión que profesaba Constantino, la adoración del Dios Sol. Dentro de esta religión de adoración al Sol había una festividad muy conocida, natalis invicti Solis (el solsticio de invierno), que por aquel entonces se daba el día 25 de diciembre. Y aquí el segundo dato curioso: Constantino eligió una celebración pagana para el nacimiento de Jesucristo. Resulta que el cristianismo era una religión nueva y necesitaba de apoyo, de modo que decidió “abrir la discoteca” el mismo día, por si acaso alguno sin querer se cambiaba.
Pero si Jesús no nació el 25 de diciembre, ¿cuándo nació? Pues no se sabe. Existen registros egipcios que lo marcan el 20 de mayo (25 pashons copto del vigésimo año de Augusto), y otras más antiguas [Lucas 2:8] relatan que Jesús debió nacer en verano o a principios del otoño. En el periódico Vaticano L´Osservatore Romano apareció en una ocasión la frase «Históricamente, la verdadera fecha del nacimiento de Jesús permanece bajo un velo de incertidumbre que no han podido levantar ni la historia romana, ni el censo imperial de aquella época, ni la investigación de siglos posteriores». Vamos, que no tenemos ni idea.
Pero lo importante es que los Reyes Magos llegaron, y sin GPS, al portal de Belén. Pero (otro pero) no llegaron de Oriente. Al menos no todos. Si los tomamos en número de tres tenemos que pudieron venir de Europa, Asia y África, tal y como fueron identificados por sus rasgos faciales característicos por el monje benedictino Beda el Venerable, quien pensaba que el blanco, amarillo y negro se debía además a su descendencia de los hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet); o bien de Huelva, Cádiz y Sevilla (como aparece escrito en La infancia de Jesús, libro de Benedicto XVI). Aunque podemos opinar, se sabe tan a ciencia cierta como si habrá vida o no en el universo: no tenemos ni idea (de nuevo). Es más, los Reyes Magos no eran reyes. Lo único que aparece sobre estos tipos (en el evangelio de Mateo) es que llegaron de Oriente, que sería la dirección de la loma por la que aparecieron, y que ofrecieron oro, incienso y mirra. La primera referencia al nombre actual nació en el siglo VI en un friso de la iglesia de San Apolinar Nuovo, en la ciudad de Rávena (Italia). Antes de eso ni eran reyes ni eran magos.
Ahora los simbolizamos con camellos, ayudantes y siervos, en una caravana hacia Belén. Los camellos y los siervos fueron una adición varios siglos después de ser llamados Reyes por primera vez, porque, ¿qué rey no tenía camellos para andar el desierto o siervos que los atendiesen? Es decir, que de un error de transcripción (por no decir que fue intencionado) surgen más personajes acompañando a nuestros protagonistas. La familia crece.
Magos se sabe que no fueron. Primero porque no existen salvo en las geniales historias de ficción, y segundo porque de haber existido les hubiesen quemado en la hoguera. Recordemos que eran tiempos más “divertidos” que los de ahora, y por jugar con dos o tres pociones te metían fuego en las plazas.

Friso de los Reyes Magos en San Apolinar Nuevo (Rávena, Italia). Los nombres aparecen sobre ellos. | Imagen | MosaicoRavena.it
En otro orden de cosas, casi seguro que tampoco eran tres. Tres viene del número de los regalos que aparecen en la biblia, pero nadie dice que fuesen tres. Tres lo eligió (también a dedo) el Papa León I, llamado el Magno, que estableció el número de tres visitantes al pesebre para toda la cristiandad en el siglo V. Al Papa León I no le gustaba la indecisión o la falta de datos, y “corrigió” (en base a lo que a él le dio la gana) cientos de referencias bíblicas y de otros textos para ir redondeando un poquito y rellenando los huecos. E igual por eso en San Apolinar Nuovo (Rávena) se inventaron los nombres junto con el friso mencionado, porque es la primera vez que Melchor (Melchior), Gaspar (Gaspar) y Baltasar (Balthassar, que por cierto no era negro) aparecen por algún lado.
Pero esto es según la Biblia, porque si nos vamos a leer textos armenios podemos encontrar hasta 12 Reyes Magos, historia que a mí me parece más divertida porque imagínate hacerte un viaje largo solo con otros dos y sin revistas que leer. Los armenios tienen aún más creatividad (o fuentes) y tienen sus doce nombres originales, ninguno de ellos ni remótamente cerca de los que conocemos.
Lo que es seguro es que estos tipos (los Tres Reyes Magos, y lo pongo en cursiva porque a estas alturas no hay por dónde coger ni un solo dato de su nombre) es que eran gente eficiente. Tan eficiente que llegaron a Belén cinco siglos antes de que naciese Jesús. Se ve que eran gente preparada y que ya tenían listo el equipaje. Resulta que durante el reinado de un tal Darío el Medo (521‒486 a. C.) unos cuantos miembros de la casta sacerdotal medo‒persa hicieron ese viaje (a la ciudad de Belén, o cerca) para llevar algo. No se sabe muy bien qué llevaron, pero llevaban algo. Cuando se escribieron los evangelios consideraron que la historia del viaje era muy bonita y empezaron a liar toda esta historia, integrando el viaje de estos sacerdotes cultos en su nueva religión. Yo me imagino, durante la confección del texto “sagrado” a unos cuantos preguntando a sus familiares si tienen historias curiosas, porque les estaba saliendo una Biblia finita y eso 20 siglos después no iba a venderse nada bien. Así que se liaron a tomar declaraciones bajo el nombre de Evangelios a todos los del pueblo que se prestasen.
Como la metida de pata con los Reyes Magos les supo a poco, acabaron metiendo el báculo de Poseidón como tridente del diablo. Todo valía para la campaña de publicidad de esta nueva religión.
Esto es lo que pasa si se juega al teléfono escacharrado durante veinte siglos. Entre las licencias del principio, cambios de calendario, decisiones papales basadas en porque sí, fallos de traducción, errores al copiar, etc, lo más probable es que si metemos unicornios y ovnis en la historia del cristianismo nos estemos acercando más aún a la realidad. Al final ni eran reyes, ni eran magos, probablemente no fueron tres, ni acudieron cuando se supone. Pero podemos afirmar que es muy probable que sí que existiesen (o si no ellos, unos que se les parecían).
Espero no haber ofendido a nadie con esta búsqueda de información.
—Evangelios apócrifos (París, Peeters, 1914)
—Evangelios canónicos (versión Reina-Valera 1960)
—La infancia de Jesús (2012, Benedicto XVI)
—Lecturas bíblicas de Isaías
—Legende de Santi Francisci (San Buenaventura)
Primera publicación en La Piedra de Sísifo bajo licencia CC BY-NC-SA 3.0 ES
😀 me causo bastante curiosidad.
Me encanta el artículo, tanto por el tema y la documentación como por el tratamiento, porque me has puesto la sonrisa mientras te leía.
Desconocía lo que cuentas sobre San Francisco de Asís, aunque no me sorprende. Parte de lo que escribes más adelante sobre las fechas de las navidades y la verdad o mito de los reyes magos, sí lo había leído antes. Ha sido muy curiosa la forma de fijar los detalles de la religión cristiana y elegir lo canónico de las escrituras (por decirlo de una manera eufónica).
Gracias por este buen momento.
Marcos, tratar de desentrañar la verdad de un asunto cualquiera con investigación y lógica no puede ser una ofensa para la generalidad, excepto para los que tienen intereses involucrados en la trama.
Lo que está fuera de toda duda es el éxito empresarial alcanzado por los líderes religiosos-políticos a partir de una fábula con dos mil años de antigüedad. Sin que importe su verdadero significado, se ha logrado levantar un imperio en base a su celebración «pagana», en el que logran mayor beneficio aquellos a los que para nada les importará el hecho histórico. San Francisco se reiría o asombraría del espíritu de consumismo compulsivo que afecta a la mayoría de creyentes que se atiborran de cosas que él consideraría superficiales. O quizá se enojaría…
Sin embargo y considerando que Occidente ha tomado como suyos los relatos más convenientes del Manual de Comportamiento Inducido, no cabe en un futuro cercano la posibilidad general de revisarlos seriamente y llegar a una conclusión. Mientras rindan dividendos de cualquier especie serán defendidos hasta el extremo.
Todas las tradiciones se van modificando con el paso del tiempo hasta que se hace una última y muy conveniente edición, después de haber sido corregidas y aumentadas casi sin control, lo que en verdad puede significar que fueron muy bien planeadas para lograr su inserción definitiva en el colectivo.
A propósito, llevas el nombre del único evangelista que no menciona el nacimiento en Belén y la adoración de los reyes magos en su recopilación.
Saludos.
Muchas gracias a todos por la lectura y los comentarios. Gracias a vosotros, en especial a Zazou por ilusionarme, estoy motivado para seguir escribiendo estos artículos para vosotros.
¡Un saludo!
Hasta cierto punto es normal que los rituales se basen en otros ritos paganos anteriores. Casi nada se construye completamente desde cero. Pero creo que muchos cristianos deberían ser más conscientes de esto, para evitar los fundamentalismos que hay muchas veces en torno a la religión. Todo tiene una explicación desde un punto de vista antropológico. Al fin y al cabo somos cultura. Muy influida por la religión, eso sí, pero cultura al fin y al cabo. Y muchas veces caemos en el etnocentrismo de considerar lo propio como lo único o lo mejor.
A mi me causa temor las posturas radicales habidas pruebas verificables de que no son ciertas. Pánico y un poco de vergüenza al pertenecer a una raza tan crédula. Futuras especies nos verán como los dodos.
La religión (todas y, en particular, la católica) mi gran caballo de batalla… (Me crié entre fanáticos.) Estoy de acuerdo con todos los comentarios vertidos más arriba y me ha gustado cómo lo has redactado. En cuanto a los hechos que relatas —creo que los textos escogidos al respecto son acertados— no debieran asustar ni molestar a nadie que tenga un mínimo de cultura… Es muy exagerado pensar que nos verían como a dodos…(además, nada garantiza que futuras especies serán tan inteligentes como la nuestra, por más que la sobrevivan…) Gracias. Un saludo.
Me alegra animarte a seguir con estos artículos porque me encantará seguir leyéndolos. Con la Historia en general y los mitos en particular, me tendrás agarrada por la neurona ;.)
Un beso.
Buenos días Marcos
Totalmente de acuerdo contigo. Lo único, decir que a Constantino lo pusieron entre la espada y la pared ya que la secta cristiana venía pegando muy fuerte por lo que tuvo que decantarse por ella por la fuerza. Lo interesante fue lo que vino después con Juliano el «Apóstata» , si hubiese logrado vencer y volver a los antiguos Dioses, que hubiese pasado hoy en día? Hubiese sido interesante verlo, no crees?
Un saludo y muy buen texto.
Bruno.
Si te interesa saber, tengo 2 blogs pero uno lo tengo abandonado. Si te interesa me puedes leer en BUENASNOCHESPORVENIR, publicidad subliminal que te meto
Pues lo cierto es que sería un mundo bastante cambiado, quizá enfocado a la multideidad como ocurre en las últimas series del universo Battlestar, donde se observa que se adora a diferentes dioses similares a nuestros grecorromanos. Supongo que de tener un mundo así nos cuestionaríamos cómo sería un mundo donde los dioses fuesen solo uno (como ocurre ahora, cada religión mayoritaria solo tiene un Dios).
Con respecto a la publicidad, yo tengo dos blogs, uno sobre el PensamientoLateral.org y otro sobre tenerdinero.es
Claro, que el último solo es para gente que desee tener dinero. Ahí te lo dejo jejeje
Muchas gracias por pasarte, y vuelve cuando quieras.