Leyendo la biografía del billonario inversor Richard Branson encontré que su proyecto soñado se había hecho realidad con Virgin Galactic. Como no podía ser de otra manera, el magnate quiere ser pionero en abrir nuevos mercados, y esta vez ha ido lejos, tanto, que se ha salido de la estratosfera ‒y más allá‒. Se trata de dirigir la primera empresa que ofrezca vuelos turísticos al espacio por el módico precio de 250.000€ el pasaje. Algunos me diréis que habíais escuchado algo parecido hace años y que os resulta una noticia vaga que nunca va a despegar, pero la verdad es que Branson ya ha asegurado que él va a encabezar el primer viaje de su compañía este mismo año. Obviamente, no será el primer «turista», ya que muchos otros han pagado con anterioridad hasta 20 millones de dólares ‒Dennis Tito‒ para poder tener ese privilegio.
Puede pareceros ajeno, ¿quién de vosotros tiene un cuarto de millón de euros para darse un paseo por el espacio? Incluso si fueran 100.000€… ¿os los gastaríais para un viaje fuera de órbita? Supongo que no, pero pensad una cosa: hace años hubo gente que pagó sumas equiparables para hacer lo propio en el primer viaje turístico en la línea Londres ‒ Nueva York. Sí, la misma que a día de hoy muchos podemos costearnos, aunque sea ahorrando un poco para ello. De hecho, actualmente se encuentran ofertas para volar en avión por unos pocos euros, algo imposible cuando ese medio de transporte empezó su andadura.
También estuve viendo un par de vídeos de la Fox sobre el tema y no podía estar más de acuerdo con que esa explosión de emoción del hombre llegando a la Luna en el 69 se diluyó hasta quedar en nada. Pocos podían ser astronautas, ¿para qué desear un viaje que nunca harían? Pero ahora eso está cambiando, empieza una nueva generación que sí disfrutará de la posibilidad de contemplar nuestro planeta desde las alturas, sean ricos señores empresarios como Branson o no.
Desde luego que no es la única empresa preparándose para privatizar el espacio de manera turística, pero sí me parece –gracias a la inversión con la que cuenta‒ la que va a conseguirlo antes que ninguna otra, aunque lleven casi 10 años desarrollando un modo seguro de llevarnos. Sino que se lo digan a Google, que ya le ha echado el ojo.
Al parecer se abre otra etapa en el mundo del turismo no convencional, pues de la millonada inicial de Dennis Tito, China ofrece vuelos suborbitales por «apenas» 95.000 dólares con la empresa Lynx Mark.
Virgin Galactic asegura que tiene más de 1.000 personas en lista de espera para vuelos de más de 100 kilómetros de altura y unos cuantos minutos en ingravidez total. Me atrevería a pensar que la mayoría no son científicos sino personas adineradas como cantantes, actores y deportistas. No me asombraría que se cuelen hasta algunos políticos. Y alguno que otro polizón…
Puede ser el inicio de la emigración de la raza humana hacia otros confines planetarios, pues como decía Carl Sagan «estamos hechos de material estelar». Pero el precio prohibitivo para viajar me dice que todavía prevalecerá en la mayoría el simple y sencillo material terrestre.
Y pensar que el sueño de mi vida ha sido conocer las Islas Galápagos. Otro mundo dentro de este mundo. Cuando lo haga me daré por satisfecho.
A mi me parece genial que la empresa privada sea quien «robe» el dinero a los ricos para mejorar la tecnología. Sí, ganará dinero con ello, pero dentro de 50 años realizaremos viajes Luna-Tierra (en el caso de tener algo allí) de un modo relativamente frecuente. Sin ir más lejos ha pasado con: el barco, el tren, el coche, el avión,…
Siempre se ha necesitado inversión privada de grandes magnates pioneros que aportan el capital para reducir el coste. Poco a poco irá disminuyendo a precios que puede que alcancen unos pocos euros. Es lo que ocurre con la tecnología. Y la energía de ahora para encender el horno habría sido motivo de disputa de reyes en la antigüedad por su valor.
Ringo, no es un sueño precisamente pequeño ese de ir a las Islas Galápagos, o al menos no si no se compara con viajar al espacio. Científicos no creo que vayan, más que nada por como se ha planteado este tipo de viajes, que van más en la línea del placer que del trabajo. No sé si conseguiremos emigrar, pero en los próximos años sí veremos a más de uno orbitar alrededor del planeta.
Marcos, me cuesta todavía vernos en la Luna como si nada. Todo puede ser, sobre todo a la velocidad con que avanza la ciencia. Desde luego, lo del capital privado me parece fundamental. Otra cosa es de dónde provenga ese capital privado. Y otra cosa es pensar si no habría cosas mejores en las que gastarlo. Pero al fin y al cabo es privado.