Antes de Newton nadie se preguntaba por qué nadie se caía de la Tierra hacia el espacio. Obviamente era porque todos los objetos caían por gracia divina hacia el suelo, y el que dijese lo contrario ya podía ir soltándose la corbata para hacer sitio a la soga o ir a por algo de leña para la pira.

La gravedad de la teoría de la Ley Universal de la Gravedad

La gravedad de la teoría de la Ley Universal de la Gravedad

   Tras él todo el mundo quedó de acuerdo con algo: los objetos caen porque tienen masa. Es decir, porque son. Y como son, caen. Todo lo que es materialmente cae. Eso sí, ni jota de por qué. El caso es que cuanto más grande es el objeto, más caen todos los demás hacia él. El Universo es un sitio curioso. Newton, que era un tipo muy listo pero que igualmente un día aparentemente porque sí se perforó un ojo con una aguja de coser se dio cuenta de que se podía indicar con qué fuerza atraía un objeto a otro y viceversa. Y así nació lo que él mismo llamó «Ley de gravitación universal» que, como veis, casi no tiene pretensiones de grandeza.

   Curiosamente no se trataba de una Ley sino de una Teoría, que de hecho con Einstein quedaría limitada a un espectro muy pequeñito de soles, planetas, planetoides y clips de escritorio. La Ley de Gravitación Universal no funciona en las cercanías de agujeros negros ni a escala microscópica ‒donde los electrones hacen lo que les da la gana‒. Además tampoco es Universal. Para demostrar una Ley Universal sobre la gravedad deberíamos comprobar que todos los cuerpos se rigen por ella, y a ver quién es el guapo que lanza hacia arriba todos los objetos del universo para medir cómo caen.

   Vamos, que Newton como mucho se puede quedar con un «de Gravedad», porque sobre eso sí que iba su teoría. Y, aunque es cierto que nos condujo por el camino correcto en cuanto a movimientos interplanetarios y que gracias a él hemos conseguido lanzamientos increíbles como las sondas Votager ni de coña podemos decir que se trata de una Ley de Gravitación Universal.

   Lo único que hemos hecho es darnos cuenta de que los objetos no tienden a comportarse como les dé por ahí, sino que parecen seguir un camino definido por una serie de ecuaciones físicas. Y, hasta ahora, no hemos descubierto masa que no se comporte de este modo salvo las excepciones mencionadas anteriormente. Pero eso no significa que a millones de años luz de distancia el universo tenga las mismas propiedades. Vete tú a saber, igual existe una luna que salió disparada de su planeta en vez de girar a su alrededor. De lo único que tiene mérito esta teoría es de haber comprobado que parece funcionar siempre y extrapolarlo a todo el universo. Algo que, según mi modesta opinión, no se puede hacer tan a la ligera. Que sepamos ocupamos mucho menos de una diezmillonésima parte del universo conocido ‒mucho mucho menos‒. Si nos ponemos a extrapolar en el planeta más cercano similar a la Tierra el apellido «Smith» también se usa bastante.

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