Ejecución pública de Eugen Weidmann

Ejecución pública de Eugen Weidmann

   Imagina la siguiente escena: nos encontramos en mitad de una plaza, frente a una guillotina, rodeados de un concurrido público, mientras el reo es escoltado hasta el patíbulo donde será ejecutado. Es muy posible que estés pensando en la Revolución Francesa, sin embargo, lo cierto es que la decapitación por guillotina fue un método para aplicar la pena de muerte en delitos civiles que estuvo vigente en Francia casi doscientos años, desde 1791 hasta 1981 ‒las ejecuciones militares tenían lugar con un pelotón de fusilamiento‒.

Eugen Weidmann

Eugen Weidmann

   La última ejecución pública se produjo el 17 de junio de 1939. El condenado fue Eugen Weidmann, un ciudadano alemán que se inició en el mundo delictivo siendo muy joven. Después de pasar varios años en prisión en Alemania, se trasladó a Francia, en concreto a Saint-Cloud , cerca de París, con el propósito de secuestrar y robar a turistas ricos. Después de un intento de secuestro fallido, Weidmann asesina a la joven bailarina Jean De Koven, que se se había enamorado de él, para robarle el dinero. A partir de ese momento comienza una serie de asesinatos a sangre fría hasta que finalmente es arrestado y sentenciado a la pena de muerte por guillotina. La sentencia tuvo lugar fuera de la prisión de Saint-Pierre, en Versalles, y fue filmada desde la ventana de un apartamento cercano sin permiso de las autoridades. Como curiosidad, decir que el actor Christopher Lee, que en ese momento tenía 17 años, formaba parte del público. La histeria causada por la ejecución entre los espectadores fue tal que el presidente francés, Albert Lebrun, prohibió todas las futuras ejecuciones públicas a partir de ese momento.

Djandoubi siendo escoltado a su juicio

Djandoubi siendo escoltado a su juicio

  Y digo públicas porque las ejecuciones por guillotina continuaron en privado, nada más y nada menos que hasta el año 1977, hace solo unas decenas de años. La última persona ejecutada por guillotina fue Hamida Djandoubi, un inmigrante de origen tunecino que había torturado y asesinado a su ex novia. Djandoubi fue detenido al cabo de unos meses y, tras confesar el crimen, fue condenado a muerte el 25 de febrero de 1977 por un tribunal de Aix-en-Provence. La madrugada del 10 de septiembre, a las 4:40 am, Djandoubi era ejecutado en la prisión de Baumettes en Marsella, a manos de Marcel Chevalier, el último verdugo profesional en activo de Europa Occidental. Chevalier llevó a uno de sus hijos a la ejecución para prepararlo de modo que pudiera sucederle en el trabajo, algo que era muy habitual en ese oficio.

   Aunque no fue pública, la ejecución de Djandoubi reabrió el debate en Francia sobre la eficacia y la legitimidad moral de la pena de muerte. Tantas fueron las voces que se levantaron contra este castigo que cuatro años después de la ejecución de Djandoubi, el entonces presidente François Mitterrand prohibió la pena capital, poniendo fin a casi 200 años de uso guillotina en Francia.

   Por cierto, Francia no fue el único país que adoptó la guillotina como mecanismo para ejecutar la pena capital. Algunos de los países europeos que también la utilizaron fueron abandándola a lo largo del siglo XX. En Suecia, la guillotina dejo se ser utilizada en 1910, en Bélgica en 1918, en Alemania Federal en 1949, y en la antigua República Democrática de Alemania en 1969. Unas fechas que nos hacen dejar de pensar en la guillotina como un aparato exclusivamente de la Revolución Francesa.

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