Gatos con forma humana

Gatos con forma humana

   Una de las características por excelencia del ser humano es la de humanizar cuanto le rodea, quizá como una forma de comprender la realidad, o tal vez para crear empatía con un mundo que en ocasiones le es hostil. Es algo que viene haciendo desde los orígenes de la literatura. Los primeros ejemplos los tenemos en tablillas mesopotámicas que nos hablan de zorros astutos o pájaros presuntuosos, aunque oficialmente se suele considerar que la primera fábula la escribe Hesíodo en Los trabajos y los días en el siglo VII a.C. Y si hablamos de literatura infantil casi no se puede concebir una historia que no contenga algún animal con rasgos humanos, desde el gato con botas, el patito feo o el lobo feroz hasta los tres cerditos o la ratita presumida.

   Pues bien, según un reciente estudio realizado de forma conjunta por la Universidad de Toronto, la Universidad de Boston y la Universidad Internacional de la Florida este tipo de personajes humanizados pueden llegar a confundir a los niños, afectando a su comprensión del mundo natural y de los animales. Son conclusiones a las que se han llegado después de examinar una muestra de 75 niños de entre tres y cinco años de edad. Tras dividirlos en dos grupos, a uno de ellos se le leyeron historias que mostraban una visión realista de los animales y al otro relatos donde estos presentaban rasgos humanos. A continuación se les hizo una serie de preguntas y se comprobó que los niños que habían oído la versión con animales humanizados eran más propensos a dar respuestas incorrectas.

   Según Patricia Ganea, una de las principales responsables del estudio, «los resultados indican que los libros con animales humanizados pueden no solo conllevar un menor aprendizaje, sino también influir en el conocimiento conceptual de los niños sobre los animales». Como consecuencia, si lo que se pretende es que los niños conozcan características de los animales es preferible utilizar libros realistas.

   El estudio fue interpretado por algunos medios como un ataque contra la literatura de ficción y contra la imaginación en general. Es por eso que Ganea, en una entrevista a National Geographic, reconoció la importancia de la fantasía para el desarrollo de los niños y advirtió que lo que demuestra el estudio «no es que debamos restringir el acceso de los niños a los libros fantásticos, sino que se debe aumentar su acceso a una amplia gama de libros sobre el mundo natural». Es decir, que junto a los típicos libros infantiles al estilo de Winnie the Pooh hay que procurar que los niños también conozcan libros que reflejen el mundo natural con precisión.

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