El nuevo juicio de Sócrates

El nuevo juicio de Sócrates

   En el 399 a.C. tuvo lugar en Grecia el célebre juicio de Sócrates, acusado de no reconocer a los dioses de la polis y de corromper a la juventud ‒además de conspirar con sus enemigos, los espartanos, para inspirar un levantamiento violento de los Treinta Tiranos‒. El filósofo se defendió a sí mismo frente a un jurado compuesto por 500 ciudadanos atenienses. Después de escuchar los discursos del acusado y de los acusadores, el jurado votó a favor de condenarlo por 280 votos contra 220. Según cuenta Platón en la Apología que hizo de su maestro este habría podido eludir la muerte exiliándose de la ciudad, pero este prefirió ser coherente con su filosofía de obediencia a las leyes y acató la sentencia. El propio Sócrates aplicó la condena envenenándose con una pequeña dosis de cicuta, tal y como describió Platón en su diálogo Fedón. Tenía entonces 70 años de edad y pasaría a la historia como un mártir intelectual.

   Dice el refrán popular que nunca es tarde si la dicha es buena, ni siquiera para un sabio muerto en el 399 a.C. El 25 de mayo de 2012 la Fundación Alexander S. Onassis volvió a celebrar el juicio de Sócrates en Atenas, la ciudad donde fue condenado. A pesar de ser un proceso ficticio, no era una recreación sino proceso moderno, basado en el marco jurídico actual. En él participaban diez reconocidos juristas procedentes de Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Suiza y Grecia. Tanto fiscales como abogados examinaron en profundidad los asuntos sociales y políticos que subyacían a los cargos interpuestos contra Sócrates proyectándolo en todo momento hacia el presente. A continuación los juristas declararon su veredicto: cinco de ellos se pronunciaron a favor de Sócrates y otros cinco en contra.

   Por su parte, los 866 espectadores que estaban presentes también tuvieron voz y voto. Esta vez, sin embargo, el veredicto fue el contrario al original: 584 personas se manifestaron a favor de la inocencia de Sócrates frente a 282 personas que lo hicieron en contra. El resultado del juicio, 2400 años después de la muerte del filósofo, decretó que Sócrates era inocente.

   Tal vez pueda parecer que un proceso como este no lleva a ninguna parte, pero lo que en realidad se pretendía debatir eran cuestiones esenciales. Según la acusación, la democracia se había restablecido en Atenas cuatro años antes del juicio de Sócrates y el filósofo podía ponerla en peligro. Si Atenas juzgo a Sócrates como lo hizo fue para salvaguardar su sistema democrático. La defensa, en cambio, señaló que la expresión de la opinión personal, que era de lo que se acusaba a Sócrates, no podía considerarse como delito bajo ningún concepto. Es verdad que Sócrates no confiaba en la democracia, pero tampoco estaba a favor de la oligarquía. En palabras de François Terré, que votó a favor de la inocencia del sabio griego, «Sócrates era un filósofo y los filósofo son un blanco fácil. Sin embargo, él nos dio el regalo más grande del mundo: el derecho a la duda».

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