Es muy probable que la palabra xylothek te suene rara. Es un término que proviene de la unión de las palabras griegas xylon ‒árbol‒ y theke ‒almacenamiento‒, utilizado para designar tanto a los libros hechos de madera como a aquellos que contienen muestras de madera. Los xylotheks comenzaron a aparecer a finales del siglo XVII en los gabinetes de curiosidades y se hicieron tremendamente populares, sobre todo en la Alemania de finales del XVIII y principios del XIX. Con el tiempo algunas colecciones fueron incorporando ejemplares hasta llegar a reunir cientos de volúmenes, verdaderas xylothekas.
Cada xylothek estaba hecho con un tipo de madera distinto, con el lomo recubierto de corteza e incluso con algunos adornos de musgo. Al abrirlos, encontramos un hueco en el que se almacenaban muestras de hojas secas, flores, plantas, raíces o ramas, y un compartimento especial en el que guardaba una descripción de la muestra. Hoy en día los xylotheks siguen siendo consultados por multitud de expertos de los más diversos campos, desde botánicos, biólogos o arqueólogos a restauradores de arte. Incluso ha servido de inspiración para artistas, como es el caso de Mark Dion, que en 2012 diseñó la exposición permanente para la Xilotheka Schildbach en el Museo de Historia Natural de Kassel, en Alemania, una colección única de 530 libros hechos a partir de muestras tomadas de 441 árboles por Carl Schildbach entre 1771 y 1799. Dion diseñó cámaras hexagonales con madera de roble e incluso incorporó seis nuevos xylotheks a la colección.
Otras interesantes colecciones de xylotheks, según documenta Atlas Obscura, se encuentran en el departamento de Colecciones Especiales de la biblioteca de la Universidad Sueca de Ciencias en Alnarp ‒Suecia‒, en el Monasterio de Strahov en Praga o en el Museo Botánico de Berlín. Xylothekas similares se encuentran también en otros países europeos, aunque a veces designan colecciones de muestras de madera sin que haya ningún libro, como la de Samuel James Record, de la Escuela de Montes de la Universidad de Yale, que contiene unas 60.000 muestras.
Buenas tardes…
No he podido evitar, al llegar al primer enlace, seguir los subsiguientes: los inventarios imaginarios…, el «catálogo Fortsas» (¡qué interesantes!, gracias por enlazarlos). De regreso a este artículo, tengo que decir que me ha fascinado sobre todo el sumo cuidado con que se han elaborado las colecciones de «xylotheks» que muestras. Todas son impresionantes, pero las de la Xilotheka Schildbach y la de la abadía austriaca son extraordinarias. Pensar que cada «xylothek» ha sido elaborado con un tipo de madera distinto, la rugosidad de la corteza que se aprecia en las imágenes, las hojas y ramas guardados… Qué maravilloso artículo (yo quiero un libro así, ya me crearé uno, aunque no quede igual…) Gracias. Un saludo.
Obedeciendo al refrán, cada día me acuesto sabiendo una cosa más. Así da gusto aprender.
Además, me gusta cómo suena la palabra. Xylotheks.
Gracias.