Oak Ridge, también conocida como la «Ciudad Atómica» o la «Ciudad Secreta»

Oak Ridge, también conocida como la «Ciudad Atómica» o la «Ciudad Secreta»

   En 1942 el gobierno de Estados Unidos eligió una zona en el estado de Tennessee, al oeste de Knoxville, poco habitada y bien comunicada por carretera y ferrocarril, para desarrollar en secreto el Proyecto Manhattan. Debido al carácter confidencial del proyecto, a la enorme cantidad de mano de obra que hacía falta y a la necesidad de que los trabajadores vivieran cerca de las instalaciones, el ejército se vio obligado a construir una ciudad entera para los obreros y sus familias. Así fue como nació Oak Ridge, también conocida como la «Ciudad Atómica» o la «Ciudad Secreta», una pequeña población que llegó a consumir más electricidad que toda Nueva York entera.

   A una velocidad insólita, la firma de arquitectos Skidmore, Owings y Merrill, bajo la dirección de John O. Merrill, construyó en el más absoluto de los secretos una ciudad que contaba con 480 kilómetros de carreteras, 89 kilómetros de vías férreas, 10 escuelas, 7 salas de cine, 17 restaurantes y cafeterías y 13 supermercados, además de diversas instalaciones deportivas, una biblioteca y otras zonas de ocio. Todo ello para albergar a 75.000 habitantes. Eso sí, aunque en teoría el acceso a Oak Ridge era libre, estaba restringido por el ejército, que vigilaba toda la ciudad y registraba cualquier vehículo que accediera a sus proximidades.

   Las casas de los trabajadores eran módulos prefabricados con materiales baratos, lo que explica la velocidad con que se construyeron. Las viviendas fueron diseñadas por categorías, de la A ‒que era la más pequeña y contaba con dos dormitorios y un baño‒ a la F ‒que tenía dos plantas y cuatro dormitorios‒. Los empleados fueron repartidos por el gobierno dependiendo del tamaño de sus familias y de la importancia del trabajo que desempeñaban. Si un matrimonio se divorciaba se le degradaba en vivienda y se le adjudicaba una de menor categoría, así como podía incluso llegar a perderla si era despedido. Este tipo de comunidad dio pie a la teoría de que Oak Ridge era en realidad un prototipo de comunidad socialista ideada por Eleanor Roosevelt como parte de su plan para convertir a Estados Unidos al comunismo.

   Lo curioso es que más allá de sus tareas específicas la mayoría de residentes de Oak Ridge no tenían ni idea de que estaban ayudando a construir la primera bomba atómica. Si alguno de los residentes o de los trabajadores empezaba a hacer demasiadas preguntas las autoridades le hacían una advertencia y si aún así persistía en su curiosidad eran despedidos y expulsados de la ciudad. Además, dentro de la misma Oak Ridge se les prohibía utilizar ciertas palabras, como «helio», o mencionar los nombres de los miembros del equipo con quienes trabajaban. Así, se llegaba a situaciones tan absurdas como que el operario encargado de buscar escapes en los tubos de conducción no supiera de dónde venían, a dónde iban ni qué es lo que había dentro de ellos. O que la encargada de la lavandería pasara por los uniformes recién limpios un aparato para detectar radiación ‒sin saber para qué servía‒ con la orden de que si pitara debía volver a lavar el uniforme.

   Para elevar la moral de los trabajadores se les repetía constantemente que su trabajo era muy importante y que ayudaría a poner fin a la guerra. Además, se llenó la ciudad con carteles de propaganda y se propició una sociedad fuertemente afianzada en los valores americanos, en la que los ciudadanos contaban con todo tipo de entretenimientos ‒tiendas, teatros, centros deportivos, pistas de patinaje, boleras, etc.‒.

   Hasta que la primera bomba atómica no fue lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 los habitantes de Oak Ridge no descubrieron en qué habían estado trabajando. Dos años después de que terminara la Segunda Guerra Mundial el ejército se retiró de la ciudad y se instauró un gobierno civil. La histórica planta de enriquecimiento de uranio K-25 no ha sido desmantelada en mayo de este año, pero otras de las instalaciones del complejo siguen en pie y funcionando hoy en día.

   La vida en Oak Ridge está profusamente documentada por Ed Westcott, que era el único fotógrafo autorizado. Como la mayor parte de las labores relacionadas con el Proyecto Manhattan se desarrollan en el interior de instalaciones nucleares, el Oak Ridge que muestran las fotografías de Westcott tiene un aspecto muy parecido al de cualquier ciudad norteamericana de la década de los 40. Aunque algo tienen en esas imágenes que les da un halo entre siniestro y atractivo.

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