Miner on the Moon

Miner on the Moon

   Desde hace algunos años el arte basado en instalaciones tiende hacia una grandilocuencia que no siempre conecta con el espectador. Tal vez haya sobrecogimiento frente a lo inmenso, pero no hay empatía. Al estar este tipo de obras en espacios públicos para el artista británico Alex Chinneck tienen una responsabilidad para con el público ‒valga la redundancia‒ que muchas veces suele olvidarse. Es por eso que su obra, libre de elitismo intelectual, está al alcance de cualquiera. Tan sencillo como ir paseando por la calle y encontrarse un edificio al revés. Sus intervenciones en el espacio urbano son capaces de conseguir sorprendentes efectos en los edificios, que en cierto modo recuerdan al Bâtiment (Edificio) de Leandro Erlich, aunque en la obra del argentino el producto final se conseguía más al fotografiar la obra que al natural.

   En From the Knees of My Nose Chinneck utiliza un efecto surrealista a la manera de Magritte para conseguir un efecto impresionante: la fachada del edificio parece haber dado de sí y estar deslizándose hacia el suelo como si se despegara. Así mismo, la obra sirvió para revelar el lamentable estado en el que se encontraba el interior del edificio, abandonado durante más de una década.

   La última obra de Chinneck es Miner on the Moon y en ella ha invertido las fachadas de dos edificios contiguos de Londres. En realidad, lo que ha hecho ha sido construir un andamio que ha pegado a la fachada original y sobre el que ha trabajado la nueva estructura de dos fachadas. Para ello ha utilizado materiales reciclados y de deshecho, procurando en todo momento que el resultado recreara la pared de los edificios cercanos más antiguos. Hasta el más mínimo detalle ha sido cuidado en las nuevas fachadas: desde las puertas y ventanas hasta los colores y los adornos ‒como la tubería de color verde‒. También reproduce un negocio, una empresa local fundada en 1876.

   Tan conseguida está la fachada invertida que casi consigue un efecto camaleónico con el entorno. Si vas distraído puedes incluso pasar junto a ella y no darte cuenta de que está ahí. Ese es precisamente uno de los objetivos que perseguía Chinneck. «Mediante el uso de un material y de un lenguaje arquitectónico propio del barrio, la obra tiene la capacidad de desaparecer en su entorno sin dominarlo», dice el artista.

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