Desde que estudiaba en el Massachusetts College of Art de Boston la fotógrafa Cheryl Sorg demostró ser una apasionada de los libros, no tanto como ávida lectora, que también, sino como amante de los libros como objetos. Sus primeras instalaciones, hace quince años, ya tenían a los libros como protagonistas. Se estrenó con una gigantesca espiral de once metros de diámetro que empezaba con el célebre «Llamadme Ismael» en el centro y a partir de ahí, hacia el exterior, desarrollaba toda la novela Moby Dick completa. A esta le siguieron otras instalaciones, siempre con dos características en común: usar el libro como materia prima y tema principal y tener grandes dimensiones. Con la Odisea de Homero y las Metamorfosis de Ovidio hizo enormes espirales, cortando a veces palabra a palabra o sílaba a sílaba. Y con el Corán ha empezado a trabajar con la tercera dimensión, creando una gran esfera con cada una de sus líneas.
Hace un par de años Cheryl decidió empezar a trabajar con obras más pequeñas ‒pero no por eso menos laboriosas‒. La artista estaba enfrascada en una obra ‒también gigante‒ en la que convertía Crónica del pájaro que da cuerda al mundo de Murakami en una serie de espirales cuando se le ocurrió que la forma que iba tomando la novela se parecía mucho a la de las huellas digitales. Así que decidió entintar sus propios dedos y crear a partir de ellos una obra utilizando fragmentos de poemas, citas, títulos y pasajes de libros.
Tanto éxito ha tenido la idea de Cheryl que desde que hizo esa primera huella ha recibido decenas de encargos que le piden huellas no solo relacionadas con la literatura, sino construidas a partir de películas o canciones preferidas, lugares, comidas, citas, animales, nombres de seres queridos, pasiones y aficiones o incluso información del signo de zodiaco. Eso sí, lo que la artista ofrece en su tienda de Etsy es el póster de la huella digital creada a partir de los títulos de tus cincuenta o sesenta libros preferidos ‒por un precio de unos 300 euros‒.
Para cada huella digital Cheryl invierte aproximadamente unas quince horas. Primero busca las imágenes con las que va a construir la huella ‒de 300 a 400, normalmente portadas de libros‒, a continuación ajusta el tamaño, corta tiras finísimas de texto y las va colocando sobre el mapa gigante de la huella digital. Además, dependiendo de la información extra que se aporte Cheryl toma decisiones sobre la composición y el color de la obra. El resultado final puede comprobarse en las imágenes.
Buenas tardes… Me encanta cómo ha combinado los colores a la hora de crear las huellas. No queda para nada estridente, tiene mucho gusto. Es alegre pero, a la vez, refleja armonía. Me ha gustado mucho el artículo. No conocía a Cheryl Sorg. Gracias por descubrírnosla (al menos a mí). Un saludo.
Los resultados son visualmente muy atractivos. Perfectos para decorar las paredes del salón (o de la biblioteca) de un lector. Aunque creo que se nos acumulan los cuadros 😉
[…] Libros que dejan huella (digital) (La piedra de Sísifo) […]
Me parece una idea genial: es expresar, dar testimonio gráfico de aquellas cosas que provocan en nosotros sentimientos, emociones y que si no es escribiéndolos o pintándolos no sabríamos trasmitirlos, pero que forman ya parte de nuestro código genético, de nuestra ser más íntimo, y nada más personal y revelador que nuestra huella digital. Me ha gustado muchísimo!!!
Me gustó eso de que ya forman parte de nuestro código genético. No lo había pensado, pero creo que es una imagen muy acertada.