Si alguien retrocede hacia atrás cada lunes en este blog, un seguimiento de mi perfil parecerá no solo focalizado hacia temas de liberalización cultural, riñas de arte-estado o formatos de salida de arte, sino, además, orientado a una rebelión de los modelos de compartir esa cultura y de poner en jaque a las estructuras presentes.

   Nada más lejos de todo ello, si por algo me caracterizo en los artículos que envío a este blog es en estornudar aquello que me pica en la nariz, sin rumbo y sin ningún tipo de pauta preestablecida. No obstante, parece que, en lo caótico de las huellas en la nieve 2.0, llevo un patrón. Probablemente el patrón de mis pesquisas.

¿Puedo?

¿Puedo?

   Coincidiendo con la entrada del nuevo año, qué menos que echar un vistazo atrás para saber a dónde puñetas vamos. Suponiendo, por supuesto, que estemos yendo en alguna dirección.

   Turing, captchas y libros, en la que analizo cómo Google usa el identificador de humanos para transcribir libros antiguos y regalárnoslos después.

   Compra la Mona Lisa con objeto de triturarla. Abordo la duda de si el arte nos pertenece al haber pagado por él o si, por el contrario, aunque sea nuestro es de todos.

   Radio Pirata 2.0, una cronología básica de qué es lo que ha hecho la piratería por nosotros, y su diferencia con la injusticia o la maldad. Como escritor defensor de la piratería, soy un caso extraño.

   ¿Qué hace un libro como tú en un lugar como este? ¿Y si regalo mi libro? Me preguntaba hace un mes si regalando mi libro vendería más y si el lector pagaría menos. Un mes después, y quince copias regaladas después, confirmo que la idea de marketing y justicia autor-lector es magnífica, y me pregunto cómo es que a nadie se le ha ocurrido esta idea.

   El tamaño del papel. ¿Sabes por qué el folio mide exactamente lo que mide? Yo no lo sabía, y haciéndolo, lo discuto. Porque existen tamaños y formas de papel mucho mejores para el lector y el medioambiente.

   All you can eat, un recordatorio de lo que las empresas intermediarias acaban quitando tanto a desarrolladores como a consumidores, dejando al autor con un 3% de la recaudación en, por ejemplo, el cine.

   Hoy, en enero de 2015, sigo mi andadura en el tri-filo del arte, los derechos y el dinero. Porque, aunque como ingeniero importan mucho más la integridad física de un edificio o el descubrimiento del mejor material donde guardar una vacuna, el arte es un importante acontecimiento social que nos educa y entretiene. Qué menos que dedicarle toda mi vida.

   Hace un par de semanas, alguien contactó conmigo para escribir La mejor guía de publicación en Amazon en español. Por supuesto le dije que sí al instante, quién iba a ser yo para negarme a un proyecto tan ambicioso, ¿verdad?

   Y, aunque aún no saldrá hasta dentro de unas semanas, sí que puedo adelantar algunos detalles. Detalles como la investigación sobre el derecho de autor, las tasas a pagar, el IVA, el IRPF, los contratos con los autores, etc. Información que, por otra parte, es de dominio público, pero se encuentra sesgada bajo aburrida normativa estatal. Este país parece pretender que no podamos enterarnos, como autores o consumidores, de lo que se lleva cada parte.

   Y, aunque siempre me he considerado una persona estatal y comunista, no puedo sino repudiar la mala prensa que se está llevando el gobierno cada vez que habla. Hablo del gobierno en general, sin colores, porque ambos sueltan perlas cuando abren sus mentirosas. La última reforma sobre la Propiedad Intelectual, contra la que estoy en desacuerdo por convertir el enlace en un objeto criminal, traía bajo la falta algunos cambios de fiscalidad para algunos negocios, entre ellos los del eBook. Por supuesto, aquí debo mencionar a Amazon.

   Hasta el 31 de diciembre de 2014, Amazon España tenía su sede fiscal en Luxemburgo, y los usuarios compraban los libros con los tributos de allí. A saber, un 4%. Esto fomentaba la cultura, la expresión, la compra masiva de libros electrónicos y, en esencia, el crecimiento de la lectura electrónica. Pero, no contento con un 4% del pastel, Papá Estado cambió a día 1 de enero de 2015 ‒hace unos días‒ del 4% luxemburgués a un castizo 21%. ‒Y sin anestesia‒.

   Es importante destacar que en ese cuatro por ciento no iba incluido el IRPF que los autores pagábamos después a Hacienda, eso era un pago aparte. Que el Estado penalice un sector en auge para llenar las arcas nunca ha supuesto para mí un problema. Digamos que de un 4% hubiese pasado a un 5, 6 o 7%. Bueno, normal, ¿no? Se trata de un sector en auge, pero cultural, y de ahí un IVA equilibrado en un ni para ti ni para mí. Tras la reforma fiscal el lector tiene que pagar un 17% más que antes por el mismo producto. A esto se le llama incentivar el consumo de cultura.

   Hace un mes, y debido al anuncio del abusivo precio de la cultura, un par de autores y yo nos preguntamos si no había alguna alternativa viable a que el cliente tuviese que pagar un dineral y que a nosotros no nos llegase apenas nada. Una idea que, además, ahorrase papel, eliminase intermediarios y pusiese en común a autores y escritores. Se nos pasó por alto la idea de vender libros como obras de arte, incluyendo taras o firmas en los libros, convirtiéndolos en piezas únicas en el mercado. En ese caso el cliente solo tendría que pagar un 10% si nos lo compra en mano, pero estaba el problema de tener que hacerse autónomo.

   Al final, la solución pasó por, directamente, publicitarnos regalando libros, dándoselos a los lectores y que fuesen ellos quienes decidiesen cuánto donar o si comprar un libro electrónico antes de volver a regalárselo a alguien. Una cadena de valoraciones totalmente subjetiva, y que el lector pague y apoye al artista según sus propias limitaciones económicas y su gusto. Es Regala Tu Libro, una iniciativa que pretende todo lo mencionado antes y, además, informar sobre la fiscalidad de los libros, ayudar a los autores y darles una plataforma de marketing gratis.

   Cierro, no para desanimaros ni para echar para atrás a nadie, con una representación que lancé hace unos días en twitter sobre cómo se reparte el pastel de un libro comprado en Amazon en España. Sin duda, aclara mucho quién miente y quién sale ganando siempre. La banca siempre gana, me comentó un amigo. Y tiene razón. Así que ya sabéis, autores, si queréis ganar mucho dinero vendiendo libros, cread un estado.

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